Monday, April 20, 2015

El voto de la inercia

El voto de la inercia
ELIÉCER ÁVILA, La Habana | Abril 19, 2015

"Él me maltrata, pero yo lo quiero..., son muchos años juntos, yo no lo
puedo dejar". Cuántas veces hemos oído esta frase en boca de mujeres que
sufren de abusos domésticos por parte de sus esposos. Y cuán difícil se
hace para familiares, amigos y especialistas de la psicología, convencer
a la persona abusada de que denuncie su situación, de que actúe por su
propio bien, de que se libere.

La víctima ha desarrollado un profundo complejo de inferioridad, se
siente dependiente y no concibe la posibilidad de una vida fuera de la
"protección" de su dueño. Aunque cuente con todas las capacidades para
estar mucho mejor sin él.

"El me lo da todo, es verdad que tiene ese carácter; no me deja salir,
si le digo lo que pienso me castiga, no me permite trabajar, dice que
con lo que él me da es suficiente. Si hablo con el vecino –el de la casa
grande y linda–, me mata a golpes y a gritos, ellos no se llevan sabe,
pero yo sé que él en el fondo me quiere, y lo hace para cuidarme..."

Los síntomas clásicos de la víctima de violencia doméstica se ven
también en la relación de los pueblos con sus Gobiernos cuando por más
de medio siglo éstos han sido los machos duros de la casa.

Todo el mundo se pasa la vida lamentándose de la "situación
insostenible", las calles, la basura, los salarios, el agua, el pan,
Internet, los precios, la burocracia, la censura.... Pero en el fondo,
nadie, o para ser justo, pocos se atreven a disgustar a papá.

Por eso se explica una y mil veces que un día como hoy la gente salga a
participar de un ejercicio absolutamente inútil, como son las
"elecciones parciales" en Cuba.

A veces no nos damos cuenta de cuánto se parecen las luchas por la
democracia a las que se libran por la igualdad de género o contra la
discriminación. En todas ellas, lo más difícil es lograr que las
víctimas cambien su actitud ante la vida, dejando de jugar un papel
pasivo para convertirse en protagonistas de su propia historia.

Pero eso no hará que nos cansemos de decirle a los pueblos, como le
seguimos diciendo a las mujeres abusadas: tú no dependes de nadie, todo
está en tu mente. Si tienes el valor de liberarte, no solo estarás
mejor, también descubrirás que con tu propio esfuerzo, puedes ser feliz.

Source: El voto de la inercia -
http://www.14ymedio.com/opinion/elecciones_municipales_0_1763823609.html

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