Sunday, March 22, 2015

Una noche en el Estadio Latinoamericano

Una noche en el Estadio Latinoamericano
No hay mucho público. Es posible que sea la consecuencia de lo mal que
anda Industriales, el equipo insignia de la capital
sábado, marzo 21, 2015 | Orlando Freire Santana

LA HABANA, Cuba. -La Serie Nacional de Béisbol está llegando a su final,
así que aprovecho para ir al estadio. Los equipos de Industriales y la
Isla de la Juventud discuten la última plaza disponible para los play
offs que comenzarán en breve, y de donde saldrá el campeón de la pelota
cubana.

A pesar de la importancia de este juego, no hay mucho público esta noche
en el Latino. Es posible que sea la consecuencia de lo mal que andan los
Industriales, el equipo insignia de la capital, que ha perdido muchos
juegos en sus últimas presentaciones. Sin embargo, un señor que tengo
cerca me aduce otro motivo: "Amigo, el problema es que, si se vive
lejos, no es fácil llegar hasta aquí. Mire, yo vivo en Marianao y
dependo del P-14 para trasladarme. Óigame, y a veces tarda más de 45
minutos en pasar. Me tengo que ir casi una hora antes de que se acabe el
juego, porque si no, no hay quien coja un guagua después".

Cerca de nosotros, un grupo de muchachos apenas se sientan para ver el
juego. Ellos tratan de coger las pelotas bateadas de foul y que van a
parar al público. A veces se arma una trifulca entre dos o más jóvenes
que se disputan una pelota, no obstante la gran cantidad de policías
ubicados en los pasillos de la instalación. Las autoridades siempre han
insistido en que las pelotas deben ser devueltas al terreno, aunque en
los últimos tiempos parecen haberse rendido ante la evidencia de que, al
menos aquí en La Habana, todo el que coge una pelota se queda con ella.

Otro aficionado de los alrededores comenta dicha situación: "Caballeros,
es que esa es la única manera que tienen esos muchachos de hacerse de
una pelota. Si van a comprarla en una tienda, está muy cara, y a lo
mejor la venden en dólares y no en pesos". Y a continuación pasa a otra
arista del problema, con lo que recibe la aprobación de las personas que
le rodean: "Yo creo que estas gentes se han dado cuenta de que, en el
fondo, conviene que esas pelotas vayan a manos del público. Porque ya
aquí casi no se juega béisbol en los barrios, ya que no hay implementos,
como bates, guantes, ni pelotas. Y el fútbol sigue ganando terreno, pues
solo hacen falta un balón y dos piedras como portería".

Y mientras me deleito con esos comentarios de grada, el juego sigue su
curso. Los Industriales amenazan con hacer carreras. Tienen varios
corredores en bases y batea Yusnier Díaz, un muchacho que apenas llega a
los 20 años, y es la gran revelación de la temporada. Batea más de 300
de average, corre bien las bases, tiene potente brazo, y no es segundo
de nadie patrullando el jardín derecho. Casi todos los cronistas
pronostican que será el novato del año.

"Pues mírenlo bien para que lo recuerden— interviene un señor ya entrado
en años—, ya que si sigue así, es probable que no dure mucho en Cuba. En
cuanto tome conciencia de su calidad, se va a jugar a las Grandes Ligas.
No ven lo que les ha pasado a los Industriales con los pitchers; cada
vez que sale uno bueno termina yéndose. Acuérdense de Odrisamer Despaigne…"

A la altura del quinto inning decido marcharme y ver la última parte del
juego por televisión. Uno de los tantos vendedores ambulantes que hay en
el estadio insiste en que probemos una de sus empanadas de queso, y un
joven que tengo cerca, al constatar la calidad del producto, se pregunta
si el hombre tendría licencia como cuentapropista. "Por supuesto,
muchacho. Si yo no tuviese licencia, con la cantidad de policías que hay
aquí, ya hubiese volado en pedazos".

Ciertamente, son muchos los policías. En la puerta del estadio se
mantiene la doble hilera de uniformados que cachean a los aficionados
que continúan llegando— principalmente a los hombres jóvenes y de piel
oscura—, con vistas a detectar armas blancas u otros objetos cortantes.
Cualquiera diría que se trata de pasajeros que se aprestan a tomar un
vuelo de Cubana de Aviación.

Después de todo, hice bien en irme temprano. Muchos policías en el
estadio, pero ninguno en las oscuras calles del Cerro. Y la cosa no está
como para transitar solo a altas horas de la noche.

Source: Una noche en el Estadio Latinoamericano | Cubanet -
http://www.cubanet.org/destacados/una-noche-en-el-estadio-latinoamericano/

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