Saturday, March 7, 2015

Por una política humanista en Cuba

Por una política humanista en Cuba
ARIEL HIDALGO
03/05/2015 1:00 PM 03/05/2015 11:00 PM

La dirigencia histórica de Cuba deberá, en los muy pocos años que por
razones biológicas le quedan, tomar urgentes medidas para evitar que su
despedida sea un tsunami social de incalculables consecuencias.

El proceso de acercamiento entre Cuba y los Estados Unidos, amplía la
brecha entre quienes reciben sostén económico de familiares residentes
en el exterior del país, en su mayoría de raza blanca, y los que carecen
de esas ayudas, gran parte de ellos, de raza negra. Un reciente artículo
del New York Times pone de relieve lo que ya economistas de la Isla han
señalado: que los blancos tienen 2.5 veces más posibilidades que los
negros de recibir remesas. Ahora que Obama ha aumentado la cantidad de
dinero que cada persona puede enviar anualmente a sus familiares en
Cuba: de $2,000 a $8,000 por año, se profundizarán esas diferencias. Un
amplio sector que no tiene acceso a dólares o pesos convertibles, con un
valor 20 veces más que el peso cubano que recibe por su trabajo, no sólo
no puede crear su propio negocio sino que ni siquiera puede consumir en
las tiendas de dólar ni en los restaurantes domésticos (paladares), pues
su salario medio es un equivalente de $15 a $20 al mes. No puede viajar
al extranjero ni participar en compra-ventas de bienes raíces por vivir
agregados o en casas muy pequeñas o destartaladas, o sin derecho alguno
porque muchos son refugiados en su propio país por haberse mudado sin
permiso desde otras provincias.

Todos ellos disfrutaron de los servicios supuestamente gratuitos de la
educación y la atención médica que el Partido-Estado proclamaba para
apuntalar su imagen de Estado socialista a favor de los trabajadores y
del pueblo, pero siguieron siendo pobres, con una alimentación muy
deficiente y hacinados en pequeños espacios en solares, barrios
marginales o edificios derruidos. Hoy, con aquellos servicios sociales
cada vez más deficientes, las ventajas del acercamiento con los Estados
Unidos no son para ellos si no para una clase media que ha ido surgiendo
poco a poco de las remesas y del mercado negro.

La retórica oficial es que las utilidades que se obtengan de las
inversiones y negocios con corporaciones norteamericanas serán para
apuntalar esos servicios sociales en bancarrota y para aliviar la
miseria del sector menos favorecido. Pero si en más de 50 años, habiendo
disfrutado de los altos precios del azúcar y en especial de los precios
preferenciales del CAME mientras se derrochaba dinero a manos llena en
guerras en otros continentes, esa dirigencia no resolvió los problemas
de la alimentación y la vivienda, ¿cómo esperar que esta vez sí atienda
estos reclamos?

La frustración, la desesperación y la ira, son malos consejeros y de
esta mala siembra lo mismo pueden cosecharse revueltas que crímenes. Y
por otro lado, el acceso de los más favorecidos con la telecomunicación,
la información, las relaciones con visitantes estadounidenses o
cubanoamericanos, y los viajes al exterior, irán generando una
expectativa de cambios políticos y sociales mucho más allá de lo que esa
dirigencia está hoy dispuesta a aceptar. Se trata, así, de una
combinación explosiva. Sin embargo, esa dirigencia sólo tiene que
cumplir con los ideales de justicia social que proclamó desde un inicio,
retrasada supuestamente por la amenaza imperialista que imponía un clima
de plaza sitiada.

Pero olviden las ideologías. De lo que se trata ahora es de la urgencia
de una política humanista a favor de los más necesitados, de legalizar
la residencia de los "palestinos" (refugiados de otras provincias), de
dar participación a los empleados de empresas estatales en las
utilidades y dirección de sus respectivos centros; de permitir ayuda
humanitaria y financiera de los programas de microcréditos de organismos
internacionales; de cooperativizar los pequeños centros estatales sin
exigir pagos de arriendos que nunca debieron pagar porque las
propiedades, constitucionalmente, no eran del Estado sino del pueblo; de
conceder incentivos fiscales a las microempresas que de estas
concesiones surjan; y consagrar, en todas las instancias, el derecho de
los ciudadanos a las postulaciones para cargos públicos sin
interferencias partidistas o burocráticas.

Si Obama tuvo la gloria de empezar el desmantelamiento del bloqueo
externo en su último período presidencial, tenga ahora Raúl, en sus años
finales de gobierno, la gloria de eliminar el bloqueo interno.

Infoburo@aol.com

Source: ARIEL HIDALGO: Por una política humanista en Cuba | El Nuevo
Herald El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/article12613049.html

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