Monday, March 16, 2015

Por un Parlamento sin Comisión de Candidatura

Por un Parlamento sin Comisión de Candidatura
REINALDO ESCOBAR, La Habana | Marzo 16, 2015

La Asamblea Nacional del Poder Popular, o lo que los periodistas
extranjeros simplifican como el Parlamento cubano, se compone de unos
612 diputados. Ninguno de ellos ejecutó acción alguna para alcanzar su
sitial; todos fueron tomados por sorpresa cuando la Comisión de
Candidatura anunció que su nombre estaría en la lista de los propuestos.
Los electores que votaron por ellos tampoco se vieron precisados a
elegir entre uno u otro, sino que todos fueron aprobados en un bloque de
612 candidatos. Uno por cada puesto existente.

Cerca de la mitad de estos candidatos fueron seleccionados por la
Comisión de Candidatura de una lista de casi 15 mil delegados de
circunscripción en todo el país. El resto fueron "tomados" por esta
Comisión entre otras personalidades que, sin ser delegados en la base,
se destacaron por su labor artística, científica, deportiva o por
acumular ciertos méritos históricos, políticos o militares.

La Comisión tiene el cuidado de que se mantenga una adecuada proporción
entre jóvenes y viejos, hombres y mujeres, blancos, negros y mestizos;
obreros, campesinos e intelectuales y, desde luego, atendiendo a que las
quince provincias figuren equitativamente. Nadie puede negar que el
Parlamento es un abanico representativo de nuestro sociedad, al menos
desde los puntos de vista etario, de género, racial, de perfil
ocupacional y regional.

A donde no llega la vocación pluralista es al campo de las opiniones
políticas. De hecho, los electores desconocen la tendencia de los
candidatos y solo suponen que han de ser "revolucionarios" porque la
comisión los seleccionó.

¿Cambiará esa manera de interpretar la diversidad cuando se promulgue la
anunciada nueva Ley Electoral?

En primer lugar, habría que eliminar la Comisión de Candidatura. El
artículo 68 de la ley electoral vigente establece que:

Las Comisiones de Candidaturas se integran por representantes de la
Central de Trabajadores de Cuba, de los Comités de Defensa de la
Revolución, de la Federación de Mujeres Cubanas, de la Asociación
Nacional de Agricultores Pequeños, de la Federación Estudiantil
Universitaria y de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media,
designados por las direcciones nacionales, provinciales y municipales
respectivas, a solicitud de las Comisiones Electorales Nacional,
Provinciales y Municipales.

Esta composición de la Comisión es lo que permite a los propagandistas
oficiales afirmar que el Partido Comunista no es quien propone
candidatos. Lo que no explican es que la mayor parte de los más altos
dirigentes de estas organizaciones (que designan a sus representantes en
la Comisión) son al menos miembros del Comité Central del Partido y que
en los estatutos de cada una de estas entidades hay una cláusula que
impone la fidelidad al máximo órgano político.

En los casi 40 años que existe la Asamblea Nacional del Poder Popular no
hay rastro de una sola votación adversa a una ley o a una medida
propuesta por el Gobierno, nadie tiene registrada alguna polémica
significativa; no es posible identificar tendencias, alas, sectores ni
cosa parecida. En las votaciones la unanimidad es la regla, los votos en
contra, escasas excepciones.

Si la nueva Ley modificara entre otros ese detalle, si entrara al
Parlamento el que tiene algo suyo que proponer; si llegara a diputado el
que es incitado hasta ese lugar por los que piensan igual para que alce
allí su voz y levante la mano a favor de una idea nueva, si cantaran
otros gallos en este corral...

En una nación donde casi todo el mundo tiene su propio punto de vista,
pero donde pocos logran acumular el coraje de expresarlo públicamente,
especialmente si se discrepa de la línea oficial; en una nación que
lleva 63 años sin libertades cívicas, donde ya hay al menos tres
generaciones domesticadas bajo una férrea tutela ideológica, en una
nación así, no se alcanzará la experiencia democrática de un Parlamento
real porque se promulgue una nueva ley electoral.

Sin embargo, en ese castillo de naipes, el más leve movimiento de una
baraja puede tener consecuencias inesperadas en un país donde tanta
gente sueña con cambios profundos.

Source: Por un Parlamento sin Comisión de Candidatura -
http://www.14ymedio.com/opinion/elige-parlamentario-Cuba_0_1743425642.html

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