Friday, March 6, 2015

Los yumas nunca se fueron de Cuba

Los yumas nunca se fueron de Cuba
La Habana chapurreando spanglish en el 2015 y Matthews con Fidel en The
New York Times (1957) ), lo confirman
miércoles, marzo 4, 2015 | Víctor Manuel Domínguez

LA HABANA, Cuba –(Cuba Sindical) Desde la imagen de cowboy de Teddy
Roosevelt con los Rough Riders tras la captura de la loma de San Juan,
en la guerra Hispano-Cubana-Estadounidense (1898), hasta la sonsera de
Herbert Matthews contando para el New York Times a "cientos" de
barbudos que desfilaban ante sus ojos en un escenario diseñado en la
Sierra Maestra por Fidel, los americanos no se han ido de aquí.

Ya sea para bien o para mal, en la pasada o más reciente historia de
Cuba, los americanos viven en el imaginario popular. De nada valió la
Enmienda Platt, la intervención en 1906, la ocupación de la Base Naval
en Guantánamo, o la ruptura diplomática entre los gobiernos de Cuba y
Estados Unidos en 1961.

El mito del antinorteamericanismo basado en sus hábitos de consumo,
tradiciones culturales, afán por el dinero, las cosas materiales y el
confort, junto a otras costumbres demonizadas por la revolución, se
desinfla como un globo en nuestras calles y explota entre las manos
codiciosas del poder

"American Way Of Life"

Durante una reciente presentación en la calle de madera del Centro
Histórico de La Habana Vieja, un grupo de músicos aficionados
provenientes de California, a golpes de tubas, pífanos, flautas,
panderetas, oboes y trombones, hicieron más felices a los cubanos que un
siglo de enfrentamiento y rencor.

No quedó un vendedor de libros, tamales o maní, profesional de paso,
guías de museos, restauradores y ayudantes de la Oficina del Historiador
de la Ciudad; músicos, gastronómicos, paseantes ocasionales, vecinos y
pueblo en general, que no escucharan o departieran en aquella expresión
de aire puro y libertad.

Sin temor a ser acusados por "acoso al turismo", la multitud se fusionó
con los visitantes, y muchos intercambiaron no sólo banderitas,
direcciones y sonrisas, sino también sobre la realidad de ambos países,
la distancia, el clima, la música, el béisbol, la emigración, el futuro
y los parientes en el cercano allá.

Una socióloga, consultada sobre si los cubanos sienten rechazo por "lo
norteamericano", respondió que todo lo contrario. "Lo idealizan. Tratan
de imitar o reproducen como pueden el American Way Of Life desde la
precariedad. Por mucho, o quizás por tanto que le envenenaron esa visión".

"Sin temor a equivocarme, pero con miedo aún a que mi nombre o foto
aparezcan en cualquier lugar, le diré que pese a los falsos o reales
actos de agresión atribuidos por las autoridades cubanas a los Estados
Unidos, nunca el pueblo, aunque mostrara otra cosa, dejó de apreciar "lo
americano" como forma de vida superior. Más que un contrasentido; un
ejercicio de intuición".

Su acompañante expresó que la imagen del Capitolio Nacional, los cientos
de resucitados autos Ford, Pontiac o Chevrolet por la ciudad, la Coca
Cola, así como personalidades de la talla de Luther King, Hemingway,
Marilyn Monroe y Babe Ruth, entre otras, se convirtieron en referentes
de la nostalgia insular.

La invasión silenciosa

Por su parte, un señor que dijo ser maestro Makarenko, graduado (del
Instituto Pedagógico Antón Makarenko) en los primeros años de la
revolución y hoy jubilado, señaló sobre el rechazo a "lo americano": Ni
aun cuando creíamos en la justeza del comunismo, dejamos de creer en los
valores del pueblo americano, más allá de la politiquería nacional"

"Ni siquiera la prohibición de escribir a un familiar en Estados Unidos,
escuchar la música de allá, ondear su bandera, o rechazar calificativos
como gusanos, escorias, traidores a quienes se habían ido o pretendían
abandonar el país, dejamos de soñar con todo lo que habíamos perdido por
la revolución".

Según añadió, la llegada, al final de la década de los años 70, del
primer grupo de cubanos que había abandonado el país, fue como una caja
de Pandora para la revolución, que vio como las nuevas generaciones de
hombres nuevos residentes aquí, querían imitar la forma de vestir,
hablar, comer y vivir de allá.

Fue un caos. Expulsiones de centros de trabajo a militantes del partido
que recibían a los familiares gusanos llegados de allá. Detención de
jóvenes por usar pantalones apretados y coserles un pedazo de cuero con
la marca Lee o Levi's y otros símbolos norteamericanos, agregó.

En la actualidad, expresó una joven que dijo llamarse Rebeca, una
invasión silenciosa de símbolos norteamericanos recorre de un extremo a
otro la isla. Desde una paladar que se llama Up&Down, hasta restaurantes
"Fast Food", pasando por Snack Bars o carritos de Hot Dogs, en
sustitución de los nombres en español.

Mientras cubanos y norteamericanos dialogan como pueden en inglés,
español, espanglish o a como dé lugar, un tipo con aire de vigilante de
comité se me acerca y me dice con cierta frustración: "Esto que usted
ve, no será la tónica general. Debemos preservar del enemigo nuestra
identidad cultural"

Todo es retórica. Política barata. Ideología camuflajeando el interés.
Salsa agridulce de una guerra más fría que la pata de un muerto, con
música de fondo de una rumba jazzeada en Nueva Orleans, y un Ragtime con
ropaje de orishas oculto entre tambores en el Callejón de Hamel o
Atarés. Pura fusión.

vicmadomingues55@gmail.com

Source: Los yumas nunca se fueron de Cuba | Cubanet -
http://www.cubanet.org/destacados/los-yumas-nunca-se-han-ido-de-cuba/

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