Friday, March 20, 2015

Esperando a la embajada

Esperando a la embajada
LUZ ESCOBAR Y VÍCTOR ARIEL GONZÁLEZ, La Habana | Marzo 18, 2015

Solo hay un lugar en La Habana tan custodiado como Punto Cero donde
reside Fidel Castro. Se trata de un edificio cercano al Malecón, de
cristales verdes y fuerte operativo policial, bajo custodia diplomática
de Suiza, en el que radica la Sección de Intereses de Estados Unidos
(SINA). Por estos días se discute su transformación en embajada, aunque
el cambio será más formal que funcional.

Para la mayoría de los miles de cubanos que cada semana pasan por la
SINA, ya sea a solicitar una visa, conectarse a Internet o recibir un
curso, muy poco cambiará cuando ésta adquiera la condición de embajada
estadounidense. La más importante diferencia la experimentarán los
diplomáticos que laboran en ella, quienes gozarán de mayor movilidad por
la isla, reconocimiento oficial y quedarán acogidos a lo establecido en
la Convención de Viena sobre Relaciones Diplomáticas, aprobada en abril
de 1961.

Aún no hay fecha para que quede abierta la sede diplomática de Estados
Unidos en Cuba y la bandera de franjas y estrellas pueda izarse en su
puerta, pero muchos especulan sobre cuán diferente será. "Ya esto
funciona como una embajada, no me imagino cuando deje de ser oficina de
intereses qué pueda cambiar", se pregunta Omar, el padre de un niño de
ocho años a quien acaban de negarle el visado estadounidense para
visitar la Florida. El hombre dice sentirse escéptico ante la
reanudación de las relaciones diplomáticas entre Cuba y EE UU, anunciada
el 17 de diciembre pasado.

Heidi, una muchacha de 26 años que hace la cola para actualizar su
pasaporte en la oficina de carné de identidad de Centro Habana, tampoco
cree que la apertura de una embajada norteamericana cambie mucho las
condiciones actuales. "Los cubanos seguiremos siendo posibles emigrantes
y casi ningún país nos da visas o nos permite entrar libremente", se
queja. "Yo no viajo a EE UU, ojalá pudiera, no te voy a mentir; pero
quizás los que sí van o están en el proceso vean alguna mejoría".

Mónica, en cambio, se muestra más positiva. Tiene una pequeña tienda de
regalos en la céntrica calle L, en el Vedado. El negocio ha ido
mejorando y espera que con la apertura de la embajada vengan más
turistas a comprar. "Aunque la mayoría de mis clientes son cubanos, pero
¿quién sabe?, siempre hay que tener esperanza en que todo va a mejorar,
¿no?"

Para la periodista independiente Miriam Celaya, la apertura de una
embajada estadounidense debería permitir una mayor interacción entre las
autoridades y el pueblo de EE UU con los cubanos. "Una mayor fluidez en
los vínculos culturales, económicos y de otra índole", señala. Además,
"se supone que eso implica el fin de la demonización de la sociedad
civil independiente que va a la Sección de Intereses, porque dejaríamos
de ser 'asalariados del imperio' para ser sencillamente cubanos que
visitan esa embajada como cualquier otra".

Eyleen Sánchez, licenciada en lenguas extranjeras, asume que, con la
normalización de las relaciones entre los dos países, podrían abrirse
además consulados en varias provincias "para así agilizar los trámites
migratorios de la gente que vive en el campo y tiene que darse tremendos
viajes hasta La Habana".

Por su parte el ingeniero y líder de Somos +, Eliécer Ávila, opina que
"la futura embajada debe convertirse en un referente de los valores y de
la cultura de la sociedad americana en Cuba y propiciar los intercambios
entre ambos pueblos, que tienen mucho más en común que lo que se ha
querido reconocer".

Source: Esperando a la embajada -
http://www.14ymedio.com/nacional/Embajada_0_1744625531.html

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