Monday, March 16, 2015

Ernesto “Che” Guevara: Ni santo ni matarife

Ernesto "Che" Guevara: Ni santo ni matarife
marzo 15, 2015
Martín Guevara*

HAVANA TIMES — Hoy tuve un debate doméstico con un conocido del espacio
virtual, que me preguntó acerca de la condición de "matarife" de Ernesto
"Che" Guevara de La Serna. Abordé el tema más o menos diciendo que en
términos generales había que admitir que fue un ser excepcional, pero un
ser humano, no una estatua ecuestre.

Ni santo ni matarife.

Al mitificar a alguien, contra el primero que se atenta es contra el
mitificado. Se echa por tierra todo el esfuerzo y el sacrificio que le
costó, contar con cada una de las pretendidas virtudes.

Ernesto fue muchas cosas antes de ser un hombre que tomó el camino
"expeditivo", que le sugirió la ambición e insensibilidad de aquellos
años de los poderosos del mundo en contra de redistribuir un poco más
equitativa, solidaria, y hasta más democráticamente las riquezas del
planeta.

Fue un gran soñador, un romántico, un solitario, viajero incansable, un
intelectual, conocedor de la poesía francesa , española, latinoamericana
hasta niveles muy eruditos, un escritor refinado, un médico que aún
cuando nunca ejerció como profesional, curó a más gente "ad honoren" en
las selvas, en los leprosarios, en la Sierra Maestra, etc. que la
mayoría de médicos profesionales a lo largo de toda su vida.

Un persona que destaca de otros políticos por su característica más
sobresaliente a mi modo de ver: la coherencia. En líneas generales no
estoy de acuerdo con ninguna de sus ideas, no soy comunista, aborrezco
que se metan en mis asuntos, la libertad del Estado, como la de todo
ser, termina donde empiezan mis derechos, rechazo todo modo de
injerencia de los intereses de masa sobre los del individuo, y me opongo
de plano a toda forma de violencia, la de mi tío y por supuesto también
la de sus enemigos (convengamos que desde el año 1967 hasta hoy ha
habido un número de muertos por violencia política, guerras, bombardeos,
batallas, alzamientos, torturas, etc, mayor que los que mató el Che en
combates y en paredones de fusilamientos), no estoy de acuerdo con
ninguna de esas ideas, sin embargo echo de menos mucho en nuestros
tiempos a un político, que haga lo que dice, que piense lo que haga, y
que diga lo que hace. Coherente.

Abogaba por el trabajo voluntario, y era el primero en ir cada domingo,
Fidel no soportaba eso, porque lo obligaba a quedar mal, Fidel iba a un
trabajo voluntario para la foto, no se quedaba cuatro horas del domingo
sudando a destajo, excepto alguna vez, después de la muerte del Che, en
el fracaso rotundo de zafra de los 10 millones de arrobas de caña de
azúcar, del año '70, pero claro allí iba cuando vio peligrar su apuesta
y temía quedar en entredicho por su implicación directa en aquel
capricho catastrófico de la Historia contemporánea de Cuba.

Los demás ministros le tenían animadversión por eso, por burlón,
sobador, y porque era muy recto, poco amigo de los acomodados.

Pero puso la piel en lo que pensaba, luego murió junto a sus soldados,
viajaba casi sin guardaespaldas, se metía en los trenes como cuando fue
a visitar Hiroshima en la madrugada, o Montevideo en Uruguay, cuando
presumo que extrañaría un poco el aire del Río de la Plata, un bife de
chorizo, un mate y una charla en un banco de una plaza en tono
rioplatense, a menudo conducía sus automóviles siendo ministro.

Fidel viaja con quinientos guardaespaldas, se hizo llevar una eminencia
de España en medicina hepática, del hospital Gregorio Marañón, para no
morir, y de un plumazo se cargó toda su propaganda a la medicina cubana,
siempre ha hecho lo que sea para estar en la cima, y por supuesto: ¡para
no morir jamás!

Ernesto heredó una característica de su madre Celia, cuando empezaba
una tarea, la terminaba, con el toque romántico y transgresor de su
padre Ernesto. Decía la verdad aunque le costase, es el único político
que en Naciones Unidas, ha dicho algo del calibre de:

-Nosotros hemos fusilado, estamos fusilando y seguiremos fusilando- a
todas luces un espanto de declaración, sin dudas; pero también es cierto
que extraño todos esos discursos necesarios, que no se han pronunciado
del resto de gobernantes, incluido Fidel, afirmando con igual rotundidad:

– Nosotros encarcelamos, prohibimos, matamos, torturamos, bombardeamos,
liquidamos, desarrollamos armas de destrucción masiva, generamos
hambruna, miseria, dolor espanto y lo seguiremos haciendo.

Se han echado de menos sólo los discursos, ya que los hechos nos han
sobrepasado.

No era en absoluto proselitista, no engatusaba a la masa.

Esa es la mayor diferencia política con Fidel, quien a lo largo de su
vida ha sido capaz de convencer a una oveja que vaya a dormir
plácidamente a una cueva de lobos.

Fidel congregaba, mentía a diestra y siniestra, engañaba masas,
dirigentes, presidentes, empresarios, lo que conviniese a sus intereses
particulares.

¡No somos comunistas ni jamás lo seremos!-solía afirmar.

Aunque pensándolo bien, esa sea acaso, a la postre, una de las pocas
verdades que haya dicho. No fue nunca ni la chancleta de un verdadero
comunista.

El Che, en cambio, les decía a sus soldados: "lo más probable es que la
mayoría no salgamos vivos de aquí, el que quiera abandonar que abandone
ahora, esto es para hombres" y sus guerrillas empezaban con cien hombres
y terminaban con diez.

Fidel en cambio, empezaba con cien y terminaba con un millón. Eso sí, a
todo el millón los dejaba embarcados en el Titanic, nunca en el Arca de Noé.

El Che murió con sus soldados. Sí, fue ciertamente duro y sus enemigos
cuentan que hasta despiadado, pero también era un hombre de valores
humanitarios por las personas que no tienen ninguna esperanza en aquel
de entonces, y en este mundo.

Así como los dirigentes que una vez muerto lo encumbraron, y que cuando
estaba vivo lo detestaban en silencio; la gente humilde y trabajadora de
Cuba, lo quería de verdad, no era ese temor al omnipresente dios
devorador que le tenían a Fidel, vi auténtico cariño en rostros de gente
muy humilde que lo conocieron cuando me hablaban de él.

Los mismo les digo a los que sólo ven la cara de impoluto revolucionario
plagado de virtudes, imagen que interesadamente forjó de él Fidel en
Cuba, luego de abandonarlo cuando lo precisaba, que sí, que también
estuvo a cargo de los fusilamientos en La Cabaña, un no demasiado feliz
episodio histórico de la "Involución" cubana.

Toda moneda tiene dos caras. Todos somos una mezcla de valores, Ernesto
llevó al extremo los buenos y los nada buenos.

Source: Ernesto "Che" Guevara: Ni santo ni matarife - Havana Times en
español - http://www.havanatimes.org/sp/?p=104489

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