Sunday, March 22, 2015

El 'gobierno' de Raúl Castro

El 'gobierno' de Raúl Castro
HILDEBRANDO CHAVIANO MONTES | La Habana | 22 Mar 2015 - 9:17 am.

Un país debe ser dirigido de acuerdo a valores y principios universales,
entre ellos el de la responsabilidad individual del gobernante.

Un país debe ser dirigido de acuerdo a ciertos valores y principios
universales, entre ellos el de l responsabilidad individual del
gobernante. Como gobernante de todos los cubanos, Raúl Castro debería
mostrarse más responsable; digo esto no solo porque se le pague un
salario al que debe responder, sino porque él no fue designado para
dirigir a unos cuantos miles de militantes del Partido Comunista, ni
siquiera a la mayor parte del pueblo cubano si así fuera; el dictador
fue designado para dirigir a la totalidad de la población del país,
comunistas y no comunistas, castristas y anticastristas, socialistas y
liberales.

Para cumplir esa encomienda, el General y sus lugartenientes deberían
dejar de perseguir y encarcelar a las personas que no les son afines y,
de paso, no utilizar los improperios, acusaciones y descalificaciones
que conforman su discurso cuando se refieren a opositores, disidentes, y
a quienes aun sin declararse en contra, alguna que otra vez dejan oír su
desacuerdo con la política oficial.

Un Gobierno que practica una política de exclusión no es un buen
gobierno. Si los microempresarios o cuentapropistas son acosados con
impuestos y prohibiciones al ser considerados pichones de capitalistas
que aspiran a cambiar el sistema económico, si las personas que visitan
la Sección de Intereses de los Estados Unidos para acceder al servicio
de internet o recibir cursos de computación o inglés son mercenarios,
quiere esto decir que el Gobierno no está seguro de sus propias fuerzas,
que no confía en el pueblo y por esa razón no le permite expresarse.

Sin embargo, la experiencia demuestra que los que más daño han hecho al
país han sido precisamente los fieles acatadores de las orientaciones
venidas de arriba, la gente de confianza del régimen, los
revolucionarios a carta cabal, antiimperialistas y fidelistas hasta la
muerte que nunca ponen objeción a una tarea del Partido, por absurda que
sea.

Cada vez que uno de esos "revolucionarios" participa en un mitin de
repudio, está votando por los maestros que venden los exámenes, por el
mal estado de los hospitales, por los mercados vacíos, por el transporte
público colapsado, la basura sin recoger y las adolescentes que ejercen
la prostitución. Cada marcha, desfile, concentración, movilización, acto
de reafirmación y otras actividades político-culturales, son una
negación al desarrollo del país, al bienestar de sus hijos y a la
seguridad de los ancianos. Cada voto unánime de los Diputados de la
Asamblea Nacional no es un voto por un sistema social enigmático y
utópico, es un voto por la doble moral, la corrupción y el inmovilismo.

Si al gobernante cubano le interesara, debería entender que los que más
lo aplauden hoy pueden ser los traidores de mañana. Pero mantener el
poder parece ser el objetivo único de Raúl Castro. Si es así, entonces
se justifica su total renuencia a reconocer y sostener conversaciones
serias con los opositores políticos y la sociedad civil independiente.
Que prefiera conversar con el Gobierno norteamericano como si se
tratara del salvavidas del socialismo en Cuba, es una muestra de
oportunismo político.

El pueblo cubano, todo, tiene derecho a ser oído, y así como el régimen
despótico reclama ser admitido por la comunidad internacional, en lo
interno a los cubanos de tendencias políticas diversas les corresponde
igual derecho, lo que implica su reconocimiento por las autoridades.

La exclusión de los diferentes es discriminatoria, humillante y
constituye una práctica genocida al condenarlos al aislamiento y la
demonización sin tener oportunidad de exponer sus razones como ciudadanos.

El comunismo, al igual que el nazi-fascismo, crea enemigos que les
sirven como justificación para reprimir y dominar, lo mismo da que sean
judíos o eslavos, demócratas o capitalistas, intelectuales u
homosexuales, el sistema los odia tanto como los necesita, la sociedad
comunista debe estar uniformada, unida alrededor de un líder y su
Partido, todos deben pensar igual, sentir igual y actuar como autómatas
obedientes a un centro de mando único.

Si lo anterior es el modelo de país que Raúl Castro quiere perpetuar, no
creo que dure mucho más. A estas alturas, el capítulo final de "la
revolución" no será siquiera un estallido social; más bien parecerá un
globo que se desinfla con una bochornosa trompetilla.

Source: El 'gobierno' de Raúl Castro | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/derechos-humanos/1425645424_13255.html

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