Thursday, March 26, 2015

Cuba y el veto a la democracia

Cuba y el veto a la democracia
La democracia presupone la igualdad de todos los individuos, sin embargo
la oposición interna no tiene reconocidos sus derechos políticos e
incluso en la mayoría de los casos ni siquiera la posibilidad de
trabajar; por lo que es hostigada, golpeada y llevada a prisión solo por
pensar diferente
jueves, marzo 26, 2015 | Martha Beatriz Roque Cabello

LA HABANA, Cuba. -Uno de los ocho aspectos que se tratará en el Foro de
la Sociedad Civil, en la VII Cumbre de las Américas, es la
gobernabilidad democrática. Allí estarán los representantes del régimen
cubano, que dicen ser miembros de Organizaciones No Gubernamentales,
exponiendo los "logros" de Cuba en esta materia.

El concepto de gobernabilidad democrática es muy amplio y a la vez
interpretativo, aunque hay que reconocer que crece –de manera constante-
el número de países que se esfuerzan por establecer la gobernabilidad en
un contexto democrático, lo que constituye un verdadero desafío.

Los países encaminados en estas ideas, deben mejorar y fortalecer sus
sistemas electorales y legislativos, el acceso a la justicia y la
administración pública y aumentar su capacidad para que los necesitados
puedan acceder a los servicios básicos.

En el mundo no existe un sistema democrático perfecto y menos alguno que
sea capaz de proporcionar satisfacción social y política plena.

Es por eso que la Cumbre se ocupa de que sus participantes puedan
intercambiar y enriquecer las experiencias democráticas, a partir de un
proceso internacional de consolidación histórica, que se ha venido
desarrollando durante muchos años, por lo que ya se ha convertido en
algo con trascendencia y perspectiva intergeneracional.

Entonces se puede afirmar que la esencia de la gobernabilidad
democrática supone la participación del pueblo en el nombramiento de sus
representantes, con el fin que cumplan con las facultades y funciones
primordiales del Estado, que están vinculadas con el ejercicio de los
poderes ejecutivo, legislativo y judicial.

Basados en estas definiciones se puede aseverar que en Cuba no existe
gobernabilidad democrática.

En primer lugar, desde el punto de vista constitucional, ya está vetada
la democracia; pues se prohíbe la existencia de cualquier otro partido
que no sea el Partido Comunista, el que se encuentra por encima del
Estado y del Gobierno.

El parlamento, nombrado Asamblea Nacional del Poder Popular, es renovado
cada cuatro años, pero sin elección unos 600 escaños son nominados, y si
bien se plantea que se "vota", es como si fuera una ficción, porque que
el individuo que se designe como candidato para ser "elegido" de hecho
ya lo está.

A nivel municipal, se hacen elecciones dos veces al año, en este caso
–al menos- en las asambleas de barrio se proponen los candidatos, aunque
se sabe que todo está preparado para presentar como tal a aquellos que
tienen la plena confianza del régimen y que de antemano han aceptado
ocupar el cargo.

Y como si fuera poco, la Ley Electoral vigente establece que el
Presidente es escogido de entre los miembros de la nomenclatura de la
Asamblea Nacional, una vez que queda constituida, lo que permite
ratificar que el pueblo no elige a sus mandatarios.

Se plantea que los candidatos no pueden hacer propaganda electoral, pero
el régimen la hace por todos, con pancartas y otros medios llamando a
participar en las "elecciones". De igual forma nada se sabe de los
candidatos, que no sea su biografía manipulada, porque no se permite
tener contactos con ellos.

Aunque los miembros del gobierno son -al menos en principio-
responsables de su gestión de los asuntos públicos ante el electorado,
no tienen ningún poder y mucho menos los representa. En el caso
particular de los delegados del barrio, su única solución es transmitir
las preocupaciones que se plantean en las asambleas, que se realizan
durante los períodos de mandato. El pueblo conoce que en la mayoría de
los casos, los superiores no les dan ni respuesta. Esto hace que los
representantes a ese nivel, se ridiculicen ante el electorado y pierdan
credibilidad.

De igual forma no conocen, ni comunican al pueblo, el presupuesto del
Estado asignado para resolver los problemas de sus respectivas
comunidades. En la época "pre-revolucionaria" (antes de 1959) un alcalde
municipal -de esos a los que se le atribuye la frase "tiburón que se
baña y salpica"- no permitía que las calles y las aceras estuvieran en
las condiciones actuales e incluso -aunque fuera amañado- daba cuenta
del presupuesto y de los gastos que se realizaban contra el mismo.

Es muy difícil conociendo esta pequeña parte de lo que sucede en la
isla, que se pueda defender que existe gobernabilidad democrática, que
solo es posible como resultado de diferentes acciones tomadas por los
que dirigen el país, tales como: el fortalecimiento de la sociedad
civil; una evolución de la cultura política; un sistema económico
correctamente orientado y que permita un crecimiento estable, que se
sienta en los bolsillos de la población; y la posibilidad de que nuevos
sectores sociales puedan integrarse al sistema productivo, para que con
la diversidad se alcance una mayor eficiencia.

Además se puede decir que de la gobernabilidad democrática depende el
poder del Estado para: mantener el orden público y el estado de derecho,
poder regular el comercio y nutrir el presupuesto de la recaudación de
impuestos, entre otros desafíos.

Durante más de medio siglo, el régimen se ha dedicado a sobrecargar las
expectativas de la sociedad, la que es sometida al poder estatal. Al no
existir competencia entre partidos, pluralismo de asociaciones y medios
de comunicación de masas libres; se les facilita soslayar las
obligaciones y responsabilidades contraídas con el pueblo; y se mantiene
el aumento desproporcionado de poder sobre la sociedad y de minimización
de la participación democrática, politizando de forma exagerada los
temas en conflicto, para poder estabilizar la codicia del poder.

Se puede constatar por todos, a cualquier nivel, la insuficiencia de
poder de intervención y la cada vez menor capacidad de dirección del
aparato estatal, lo cual conlleva a que el Estado no sea capaz de
responder eficazmente a las expectativas que siembra y a las exigencias
materiales de la sociedad. Lo que se manifiesta, incrementando la falta
de garantías de las libertades económicas y políticas.

Y aunque la democracia presupone la igualdad de todos los individuos,
sin embargo la oposición interna no tiene reconocidos sus derechos
políticos e incluso en la mayoría de los casos ni siquiera la
posibilidad de trabajar; por lo que es hostigada, golpeada y llevada a
prisión solo por pensar diferente; lo que justifican con peyorativos
como: mercenarios, terroristas, vende patrias, cipayos, etc.

Entonces, se incumplen también las principales características de la
gobernabilidad democrática: primero que todo la libertad individual, que
proporciona a los ciudadanos el derecho a decidir y la responsabilidad
de determinar sus propias trayectorias y dirigir sus propios asuntos; la
igualdad ante la ley y el sufragio universal y la educación, de todos
conocidos que solo es para los "revolucionarios".

Es precisamente la Declaración Universal de Derechos Humanos, aprobada
por la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU)
en diciembre de 1948, de la que Cuba es firmante, que recoge los
derechos civiles y políticos fundamentales que son violados por el
régimen cubano tales como: los derechos de reunión, asociación, huelga y
autodeterminación entre otros.

Ni el régimen cubano, ni las Organizaciones No Gubernamentales que están
dirigidas por el propio sistema, a las que se les quiere llamar sociedad
civil, ni los jóvenes que son cantera del Partido Comunista de Cuba,
pueden en la VII Cumbre de las Américas hablar de gobernabilidad
democrática, porque es algo que no existe en el país y que no se
practica ante el pueblo.

Source: Cuba y el veto a la democracia | Cubanet -
http://www.cubanet.org/opiniones/cuba-y-el-veto-a-la-democracia/

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