Wednesday, December 17, 2014

República Dominicana y Cuba - trayectorias contrastantes

República Dominicana y Cuba: trayectorias contrastantes
Dos países latino-americanos insulares: uno optó por la libertad y el
progreso, el otro fue sumido en la opresión y la miseria
Rolando Alum, Jr., Nueva Jersey | 16/12/2014 2:45 pm

Dedicado a Luis Smilovitz, húngaro-cubano, exiliado múltiple,
últimamente en Inglaterra, al cumplir sus primeros 95 años y con el
agradecimiento eterno del "clan" Alum-Linera
Este primero de enero el régimen de los hermanos Fidel y Raúl Castro
llega a su 56to aniversario con desfiles militares y bajo los elogios
—desde lejos— de admiradores extranjeros. Sin embargo, si se
"deconstruye" su historial (adoptando el glosario posestructuralista de
moda), se concluye que su principal logro ha sido mantenerse en el
gobierno, atormentando ya a varias generaciones cubanas.
Sugiero contrastar —si sucintamente— el itinerario de Cuba en el medio
siglo último con el de la República Dominicana (RD), país
hispano-caribeño vecino sobre el que he realizado investigaciones
socio-culturales por cuatro décadas. Ambas naciones padecieron
neo-colonialismo, inestabilidad y dictaduras. No obstante, para la
década de los 50 el estándar de vida cubano era superior (el reverso de
lo que es ahora).
En RD, la sanguinaria tiranía trujillista de 31 años concluyó con el
ajusticiamiento del déspota Rafael Trujillo en 1961. Previo a los
fraternos Castro, Trujillo no tuvo paralelo en las Américas como
arquetipo de autócrata absolutista; y cito meramente dos semejanzas
entre ambas dictaduras:
Cuando les convino, el poder titular se traspasó, en cada una, del
hermano mayor al menor, habiéndose convertido ambos suplentes en
"generales" de a dedo: Héctor Trujillo y Raúl Castro, respectivamente,
transformando los dos países sub-tropicales, de facto, en ridículos
semi-reinos dinásticos.
Ambas montaron un vasto andamiaje propagandístico internacional, cuyos
tentáculos llegaron a influenciar en universidades, medios informativos
y gobiernos extranjeros, creando legiones de apologistas —nativos y
foráneos— empeñados en "lavar" la imagen de los dictadores, a la vez que
intentando demonizar y desacreditar a los opositores exiliados.
Temprano durante mis investigaciones de campo entre dominicanos en los
años 70 —en RD y ultramar— conocí a admiradores del trujillismo, quienes
acreditaban al dictador de haber forjado "estabilidad política"
(parcialmente cierto, pero, ¿a qué precio humano?). En EEUU, a Trujillo
incluso le otorgaron un doctorado honoris causa en una prestigiosa
universidad poco después de alentar una horrible masacre en 1937 de
miles de haitianos inmigrantes a RD. Luego, el alcalde de Nueva York lo
recibió en "recepciones suntuosas", según reportara sin ningún
comentario editorial The New York Times (13/07/1939), el mismo rotativo
que tanto ha cabildeado por el dúo de los Castro.
Con respecto a Cuba —y más recientemente— mi colega antropóloga Mette
Berg, danesa-inglesa, repite clichés oficialistas obsoletos en su
reciente libro etnográfico sobre los cubanos refugiados en España; por
ej., que los Castro implementaron "igualdad socio-económica". Además,
Berg caricaturiza a los exiliados en forma poco académica, pintándolos
esencialmente como amargados, egoístas, inestables, neuróticos,
resentidos, vengativos, etc.; y que todavía ambicionan obsesivamente
"retornar… a sus privilegios" pre-revolucionarios (Diasporic
Generations; 2011).
Los períodos posbatistato y postrujillato: divergencias
Cuando Fulgencio Batista abandonó Cuba el 01/01/1959 —coincidentemente,
asilándose primero en Santo Domingo— dando fin a su dictadura
autoritaria (1952-59), los Castro llenaron el vacío de poder con gran
apoyo popular inicial. La rebelión antibatistiana había sido
eminentemente burguesa, liberal y civilista, cuyas metas democráticas
originales los Castro revertieron, convirtiendo a Cuba en una distopía
orwelliana, megamilitarizada, y permeada por una ineficiencia crónica
característica de las economías marxistas.
En RD, a la caída del Trujillato siguió un período de inestabilidad que
culminó en la fratricida guerra civil de 1965 y la intervención militar
estadounidense apoyada por la OEA. En las elecciones de 1966 resultó
electo presidente Joaquín Balaguer, un exprotégé de los Trujillo, quien,
no obstante, patrocinó una constitución liberal (influenciada por la
cubana de 1940) que sirvió de guía legal hasta que entró en vigor la del
2010.
Por los últimos 49 años, a pesar de innumerables contratiempos, RD ha
procedido (si buen poco a poco) por la senda de la sociedad abierta
popperiana, expandiendo los derechos individuales y estimulando el
sistema de libre empresa. Cuba, al contrario, fue maniobrada al polo
opuesto con el modelo soviético. Apenas rasgando la superficie —y
dejando a un lado por ahora el aspecto económico— examinemos algunos
contrastes:
1) La estructura gubernamental dominicana refleja la división tripartita
clásica, con los dos primeros poderes del estado —el ejecutivo y el
legislativo electos por el pueblo. (Por cierto, en dos ocasiones, han
sido electas mujeres a la vice-presidencia). El congreso, con amplia
representación de los partidos políticos principales, es bicameral. El
tercer poder, el judicial, es independiente.
2) El siguiente cuadro sinóptico permite apreciar el contraste RD/Cuba
en el orden político, como si fuera la puntuación en un deporte, y en
donde la desventaja cubana actual es obvia:
RD (desde 1961) Cuba (desde 1959)
Elecciones presidenciales 13 0
Presidentes electos 7 (dos fueron re-electos repetidamente;
ahora se prohíbe la re-elección
consecutiva) 0
Partidos políticos Pluripartidismo Monopartidismo
Principales partidos políticos 3 (alternándose en el poder)
P. de la Liberación Dominicana (PLD),
incumbente
P. Reformista Social Cristiano (PRSC)
P. Revolucionario Dominicano (PRD)
1
P. Comunista de Cuba

3) Otras disparidades RD/Cuba. Aparte de la frecuente renovación
política, en la RD:
A) Existe absoluta libertad de expresión, prensa, religión, movimiento,
organización sindical, acceso al Internet, etc.
B) Los Testigos de Jehová, los gays, los hippies, los practicantes de
religiones con raíces africanas, y otros grupos considerados
tradicionalmente marginados no han sido internados en campamentos de
trabajo forzado (estilo Nazi), ni ha sido política oficial el perseguirlos.
C) No hay censura, presos o exiliados políticos, torturados,
desaparecidos, paredones, ni comités de delatores (los infames "caliés",
en el argot del Trujillato).
D) No se controla la población con tarjetas de racionamiento; no hay
escaseces ni largas colas a la intemperie.
Todo esto, y muchísimo más, contrastan con la realidad tétrica de la
"Cuba Socialista".

4) Observaciones adicionales: irónicamente, entre los problemas más
apremiantes de RD, se encuentran:
a) Las riñas intra-partidistas, un fenómeno que Cuba no puede tener, ya
que solo se permite un partido único piramidal (el PCC).
b) La inmigración haitiana, que es una preocupación dominicana
hiper-sensitiva. Generalmente, las inmigraciones indocumentadas son
típicas de las sociedades abiertas (como EEUU y España), adonde los
ciudadanos de países menos libres y/o menos desarrollados ansían
emigrar. En la "Cuba Revolucionaria" se presenta el otro extremo: (i) la
huida en masa constante sin precedentes ("votando con los pies"), (ii) y
consecuentemente, la tasa de migración es negativa, por cierto, también
lo opuesto a la Cuba pre-1959.
Efectivamente, la Cuba republicana dio la bienvenida a cientos de miles
de inmigrantes, incluyendo a centenares de exiliados dominicanos
anti-trujillistas. Entre los más prominentes estaba el afamado escritor
Juan Bosch, quien fue un asesor del presidente Auténtico Carlos Prío.
Bosch luego devino en el primer presidente electo después del
Trujillato, aunque solo por ocho meses (feb.-sept./1963). Hace años, en
Santo Domingo, me confirmó que antes de ser derrocado por un golpe de
estado, había enviado aviones dominicanos para repatriar a sus
compatriotas varados en Cuba. Hoy día, apenas hay dominicanos en Cuba,
mientras que unos 8.000 cubanos residen en RD, "felices" —así me
relataron los que entrevisté— de vivir en libertad.
Es común entre los científicos sociales enarbolar la experiencia
poscomunista de la Europa Centro-Oriental como inspiradora para una Cuba
poscastrista. Pero hay un paradigma de transición democrática más
cercano y en el mismo idioma: el experimento posdictatorial dominicano,
del cual Cuba puede aprender también incontables lecciones.
Ciertamente, aún quedan múltiples retos sociales que resolver en RD;
pero su sistema democrático liberal es el que merece elogio al comenzar
el año 2015, y NO la auto-perpetuada gerontocracia nepotista cubana cuya
edad promedio sobrepasa los 80.
Se me queda mucho en el tintero (detalles para otros escritos); pero
agradecería críticas constructivas, abajo en los comentarios, y/o
directamente a: rolandnj@yahoo.com.[1]


[1] Para los interesados: Llevo décadas analizando temas comparativos
domínico-cubanos, por ej., en: World Encyclopedia of Political Systems
(1983), Wall St. Journal (13/04/1984), El Nuevo Herald (20/05/1988),
Congressional Record (01/05/1990), El Caribe (13/11//2009), Quisqueya
Internacional (16/05/2010), Miami Herald (29/05/2011), Sun Sentinel
(20/05/2012), etc.

Source: República Dominicana y Cuba: trayectorias contrastantes -
Artículos - Cuba - Cuba Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/republica-dominicana-y-cuba-trayectorias-contrastantes-321230

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