Tuesday, December 16, 2014

Perros para asustar a los esclavos

Perros para asustar a los esclavos
Los usaron los nazis; los rancheadores contra los negros cimarrones. Hoy
las represivas Boinas Negras en La Habana
martes, diciembre 16, 2014 | José Hugo Fernández

LA HABANA, Cuba -"Esto es algo muy nazi", le oí exclamar a mi amigo
cuando caminábamos por la calle Prado. Se refería a un miembro de esas
tropas represivas que aquí llaman boinas negras. El tipo estaba parado
en la acera del Payret, junto a su perro policía sin bozal, exhibiendo
una de las poses amedrentadoras que les caracterizan.

Mi amigo, que había volado desde Madrid a La Habana para reportar las
incidencias del Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, no es lo que
podría calificarse como un crítico duro del régimen. Así que me resultó
curiosa su observación, y aún más lo que agregó acerca de que nuestra
dictadura siempre se está quejando de que los medios del "enemigo" le
hacen mala prensa, pero en realidad –dijo- con estampas como las del
boina negra y otras que se aprecian aquí en la vía pública, ellos, más
que nadie, hacen su propia mala prensa.

En verdad, debe ser muy difícil tropezar con una imagen semejante en
cualquier otra ciudad del mundo civilizado. El concurso de perros como
auxiliares para activos del ministerio del interior es una práctica
internacional, por lo demás muy valiosa, pero hasta dónde conozco, su
uso se ubica regularmente en las aduanas, para la detección de drogas o
de otros tráficos ilícitos. Asimismo resultan de gran ayuda para hallar
víctimas de los terremotos, para identificar huellas en los robos y
crímenes, o para salvar a la gente descarriada entre la nieve. Pero
utilizar perros especialmente entrenados para agredir a las personas, no
sólo es incivilizado, también es inhumano e indecente.

Incluso, se trata de una práctica que, según creo yo, debe ser repudiada
por las instituciones defensoras de los animales, puesto que violenta la
naturaleza de esos perros con la premeditada intención de servir al
poder político convertidos en sicarios y prestos a coser a colmillazos a
cualquier ciudadano ante una simple orden del otro animal que lo lleva
encadenado. El colmo es que en La Habana a esos perros los sacan a la
calle sin bozal, así que ni siquiera hará falta que les impartan la
orden. Basta que cualquier ciudadano inocente e indefenso se les acerque
entre el gentío para que esté expuesto a ser víctima de su ferocidad.

¿Necesita realmente el régimen valerse de una práctica tan primitiva y
bárbara para atemorizar al pueblo? ¿Es que no dispone de todos los
mecanismos y de una fuerza represiva que por, su número y su aparatoso
equipamiento, destaca entre los principales barriles sin fondo de
nuestra economía en crisis? ¿Acaso el pueblo no vivía ya suficientemente
atemorizado antes de estos perros sin bozal?

Mi amigo lo ha visto como algo muy nazi. Y claro que no le faltó tino a
su acotación. Sin embargo, antes que a los nazis, a mí el cuadro me
recuerda a los antiguos rancheadores de la época esclavista, quienes
disfrutaban atojando a sus fieros canes contra los esclavos que se
resistían a entrar en el aro. No en balde a los perros de los boinas
negras se les nota una especial predisposición contra los descendientes
de aquellos nobles, sufridos y valientes hijos de África.

Source: Perros para asustar a los esclavos | Cubanet -
http://www.cubanet.org/destacados/perros-para-asustar-a-los-esclavos/

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