Wednesday, December 17, 2014

El viaje inverso

El viaje inverso
MICHAEL H. MIRANDA | College Station | 17 Dic 2014 - 8:27 am.

En Miami ha sido convocado un 'Premio Nacional de Literatura
Independiente' para escritores residentes en la Isla. ¿En qué consiste
esa independencia?

De vez en cuando todo retorna a su condición natural: el olvido. Así, la
literatura escrita en condición de exilios. Pero también de vez en
cuando algo la agita. La convocatoria a un premio, por ejemplo, un
premio que viaja en sentido inverso a las balsas y que mira hacia un
adentro que ya no reconocemos, hacia una terra que se nos ha vuelto
súbitamente incognita. Eso, que en cuestiones de literatura pura y dura
es nada, pero que seguimos produciendo como en ciclos para noticieros
imaginarios.

Ha sido noticia que se ha convocado desde Miami un "Premio Nacional de
Literatura Independiente" para escritores residentes en la Isla.
Pongámonos, de entrada, un tanto quisquillosos con eso de "literatura
independiente". Comencemos por recordar que cada vez que se le agrega
apellido a la palabra literatura, hay casi siempre más de lo segundo y
menos de lo primero.

No hay manera de verlo más claro: lo primero que dice la convocatoria es
que atenderán a la calidad literaria de los candidatos. Nada que
objetar, aunque tampoco se esperaba menos. Pero he aquí que aseguran que
cuidarán de premiar solo a aquellos que muestren su "independencia,
respecto a las instituciones oficialistas en Cuba [sic]" y que mirarán
los "últimos cinco años".

¿Hay modo de medir esa independencia? ¿En base a qué normas se
articulará un juicio en torno a lo "literario" y lo "independiente"? ¿Es
posible conocer la cantidad de escritores que ganan un premio oficial o
que publican un libro en la editorial Letras Cubanas o son miembros de
la UNEAC que no están de acuerdo con el sistema, que se guardan para sí
sus "independencias"? ¿Cuántos escritores y artistas fueron parametrados
y censurados a pesar de su membresía en la UNEAC o de publicar con las
editoriales del Instituto Cubano del Libro?

Y luego esa fecha de expiración: cinco años, como quien le pone
vencimiento a un modo de comportarse. Tienes un quinquenio para limpiar
tu currículum gris, parece sugerir.

Si lo que se desea es premiar a un escritor que destaca más por su
activismo político, no valen entonces pomposidades. Concédasele el
aporte de un reconocimiento en metálico organizado por una colectividad
que le apoya y estimula, es todo. Porque suponemos que no tendrán
ninguna dificultad en distinguir entre un activista político que apenas
produce un par de malos libros de versos y un escritor de la estatura de
Rafael Alcides o Ángel Santiesteban. Que por cierto, también hay que
decirlo, si hablamos de ellos es porque buena parte de su obra fue
legitimada por concursos o premios oficialistas, sea la Casa de las
Américas o la UNEAC, o antologías o membresías generacionales. ¿Pero de
qué nos va a servir todo eso en términos de jerarquizaciones
estrictamente literarias si se permiten juntar en una misma lista a Ena
Lucía Portela, dueña de una sólida narratividad, con la incipiente obra
de un autor emergente?

De la no tan precaria sociedad civil del exilio cubano no debería salir
la convocatoria de premios literarios pensados como institucionalidad
exiliada y menos como reacción ante —o en sustitución de— el conjunto de
instituciones estatales de las que hemos sido expulsados. Es asunto mal
enfocado, muestra de poca imaginación y que hace buena la aseveración
de que es la típica elección de un grupo o de algunos iluminados. Tienen
que aparecer mejores formas de perturbar el sueño del Estado.

El problema de esa sombra alargada llamada exilio es su pulsión Estado,
su deseo de competir con gestualidades propias de aquel: esa ansiedad de
totalidad que pertenece al Estado es reclamada por un conjunto de
personas y asociaciones fuera de él. Luego vendrán los debates en torno
a quiénes segregar, cómo desdeñar los otros exilios posibles, las cuotas
de activismo o anticomunismo que posee cada cual, sus vínculos con
cuáles movimientos o líderes opositores, si apoya el embargo o no, si
publica en tal editorial o revista.

Al final, los años han pasado y los escritores cubanos siguen a merced
de dos descampados: la voracidad totalitaria de aquel ancien Estado, y
la atomización de una sociedad civil que se muestra incapaz de ir más
allá de la producción de discursos. Aunque a la larga puede que su papel
no sea otro que ese.

Source: El viaje inverso | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cultura/1418759681_11854.html

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