Tuesday, December 16, 2014

A dónde van los impuestos del trabajo privado en Cuba?

¿A dónde van los impuestos del trabajo privado en Cuba?
LA HABANA.- El Gobierno cubano se abroga el derecho de no explicarle al
contribuyente qué hace con el dinero recaudado, que en gran cantidad va
a la represión
REFORMAS ECONÓMICAS | 16 de Diciembre de 2014

LA HABANA.- IVÁN GARCÍA
Especial

No es verdad que la educación o la cobertura de salud universal son
gratuitas en Cuba. Como en cualquier nación del mundo, la enseñanza
pública y la medicina son dos leones hambrientos que devoran un
porciento elevado del PIB local.

El Estado no produce dinero. Sólo gastos. En el caso de la isla, debido
al abultado aparato burocrático, descomunales fuerzas armadas y una
plantilla gigantesca de oficiales de inteligencia destinados a la
represión y el control social, se necesita abundantes recursos técnicos
y capital.

Desde que Fidel Castro conquistó el poder a punta de carabina en enero
de 1959 y se alió al comunismo soviético, los salarios deprimidos y el
impuesto de circulación a cigarros, tabacos, bebidas y otros artículos
considerados suntuarios, fueron los que ayudaban a sufragar los
servicios sociales.

Desde luego, el peso principal para sostener el despilfarro y el
desbarajuste económico, un absurdo ejército con un millón de hombres en
armas, 270 aviones Migs, cuatro submarinos que consumían diésel y un
cuerpo de contraespionaje del primer mundo, lo costeaba el cheque en
blanco girado desde el Kremlin.

La URSS no cayó por la presión de la disidencia política. Fue su
raquítica economía incapaz de producir de manera rentable y el lastre de
sus colonias el que provocó el derrumbe.

No pudo seguirle el paso a la carrera armamentista de la robusta
economía estadounidense. El telón de acero se abrió debido a sus
desatinadas teorías económicas y el exceso de burocratismo.

El suicido

Después de 23 años de la desaparición de la URSS, piedra filosofal del
disparate marxista, en Cuba las estructuras del Estado y la economía
todavía apuestan por seguir ese camino trillado que no conduce a ninguna
parte. O sí, al precipicio.

Al no recibir préstamos foráneos necesarios para mantener un Estado
Benefactor -la economía no genera recursos para sostenerla-, entre otras
vías, el régimen optó por utilizar el impuesto personal.

Hasta 1993, el impuesto personal en Cuba era invisible. El Estado se
apropiaba, y se apropia, de un porciento elevado del salario para
sufragar la canasta básica, la seguridad social y la educación.

Es el sistema

Pero no es suficiente. Los sistemas de estructuras comunistas son un
saco sin fondo. No es por maldad que los hermanos Castro no tienen los
mercados repletos de comida, las ciudades remozadas y servicios
eficientes de ómnibus urbanos e interprovinciales.

Es el sistema, con sus praxis irracionales y colosal cantidad de
funcionarios y burócratas que cumplen órdenes del ejecutivo, el que
frena el desarrollo. Eso lo sabe hasta un niño de kindergarten.

Pero las naciones basadas en el control social y la falta de libertades
políticas garantizan un poder efectivo e ilimitado. Ninguna dictadura se
ha caído por una huelga o el desempeño coherente de la oposición.

O ellos provocan el cambio (casos de Chile, Argentina y Brasil), o le
dan libertad a sus satélites para que gobiernen a su manera, como
sucedió en la Europa del Este cuando Gorbachov se desentendió de esa
carga pesada que era el bloque de países socialistas del CAME (Consejo
de Ayuda Mutua Económica).

Cambios insuficientes

En Cuba sucederá igual. Las falencias económicas traerán el cambio real.
No el actual paliativo, para ganar tiempo. De momento, la falta de
futuro incita a la gente a tirarse al mar o tramar una aventura
migratoria por naciones centroamericanas intentando llegar a Estados Unidos.

El General Raúl Castro busca frenar lo irreversible con una tímida
apertura económica de bajo calado y leyes de inversiones atrayentes para
capitalizar moneda dura.

Ya el Estado Benefactor va en retirada. "La gente se acostumbró a vivir
del Estado", sentenció de forma desvergonzada a los medios oficiales el
tenebroso ministro sin cartera Ramiro Valdés.

Ahora, la gente debe apañársela como pueda. Es una carrera desordenada
para sobrevivir. Los que menos tienen, montan un chiringuito y reparan
paraguas, forran botones o le pronostican a los turistas el futuro
tirándole las cartas o leyéndoles las manos.

Los aupados por el régimen, lavan el dinero en restaurantes gourmets y
bares de tapas. Los otrora 'desafectos' o 'gusanos' son una pieza
fundamental. Su dinero es la clave para mantener el circo.

Sin explicaciones

Con el trabajo por cuenta propia se han logrado dos cosas: que medio
millón de personas vivan sin apoyo del Estado -aunque se sabe que no van
a prosperar mucho pues las reglas de juego están diseñadas como freno-,
y con los impuestos el Gobierno sufraga el colosal aparato burocrático y
represivo.

Cada año entran a las arcas del Estado miles de millones de pesos por
concepto de impuestos personales, provenientes de los trabajadores
privados. Como en cualquier otra nación.

Pero en Cuba ese dinero no se invierte en reparar calles, viviendas y
escuelas o mejorar la infraestructura productiva. El Gobierno se abroga
el derecho de no explicarle al contribuyente qué hace con su dinero.

¿En qué, por ejemplo, se gastan los 8.000 millones de dólares que
reciben de beneficio neto por los servicios médicos en el exterior? ¿En
qué se invierten las ganancias de hasta un 400% que obtienen con la
plusvalía de las tiendas en divisas que controla el aparato militar?

En Cuba el Gobierno no se debe a sus gobernados. Todo lo contrario. Por
eso no se toman la molestia de rendir cuentas.

Source: ¿A dónde van los impuestos del trabajo privado en Cuba? ::
Diario las Americas :: Cuba -
http://www.diariolasamericas.com/4847_cuba/2842210_a-donde-van-los-impuestos-del-trabajo-privado-en-cuba.html

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