Saturday, November 15, 2014

Los mercaderes sin templo

PEDRO CORZO: Los mercaderes sin templo
11/13/2014 2:00 PM 11/13/2014 7:00 PM

Afirman los conocedores de las Escrituras que en la única ocasión en que
Jesús recurrió a la violencia fue para expulsar a los mercaderes del
templo. Se dice que los acusó de usar la casa de Dios para hacer
negocios fraudulentos, faltando a los principios y valores del lugar
donde realizaban sus gestiones.

De aquellos hechos a la fecha han transcurrido más de dos mil años,
tiempo que al parecer ha favorecido el surgimiento de otros mercaderes
que no negocian en templos, pero que por tal de obtener beneficios,
obvian las prácticas violatorias a la dignidad humana, en las que
sistemáticamente incurren aquellos con quienes están dispuestos a hacer
negocios.

En esta hornada de mercaderes del siglo XXI hay un número importante de
cubanos que paradójicamente se diferencian de sus ancestros en el sector.

Los comerciantes del templo buscaban asegurar su dinero, garantizar las
ganancias, pero inexplicablemente a estos isleños que aspiran a
establecer con la dictadura cubana una relación de mutuos beneficios, no
les preocupan, al parecer, los riesgos que corren de perderlo todo y
hasta de ser encarcelados cuando se hace negocios con el castrismo.

Por ejemplo, Cy Tokmajian, empresario canadiense, fue condenado a 15
años de cárcel y confiscados los millones de dólares de activos de su
empresa. Otro caso de una extensa lista es el de Max Marambio, un
antiguo guerrillero chileno aliado del régimen de La Habana y convertido
en empresario por la gracia de los Castro.

Marambio no fue a prisión, escapó a tiempo, no obstante sus bienes
fueron confiscados y un asociado suyo, Roberto Baudrand, también
chileno, murió en circunstancias que nunca han sido debidamente
esclarecidas.

José Fernández González, inversionista español, hizo público su
desencanto. Señala que en la Marina Hemingway estableció La Tasca
española, la que le fue decomisada por una orden de Abraham Maciques,
mediante una resolución del ministro de Comercio Exterior, previa a lo
que califica de farsa judicial.

Dice Fernández que en Cuba el inversionista siempre está a la merced de
que un funcionario de alto rango decida la expropiación forzosa sin
derecho a reclamar ante los tribunales.

Agrega que las transacciones y los negocios no se hacen en una atmósfera
de empresarios reales, sino en un oscuro universo de policías y espías.
Añade que los negocios no son con economistas, contadores o expertos en
mercadeo, sino con coroneles o generales.

Para algunas personas el hecho de que en Cuba no haya elecciones libres,
plurales y secretas no es impedimento para hacer negocios. Tampoco de
que no exista libertad de prensa y se violen los derechos humanos.

Siempre se ha dicho que la mayor preocupación de un inversionista son
las garantías que ofrece el receptor del capital. Pero en la isla no hay
estado de derecho y en consecuencia no existen garantías jurídicas, una
realidad que aparentemente no afecta los planes de estos individuos.

Otro factor importante son los antecedentes de cumplimientos en asuntos
de negocios de la contraparte, no obstante las repetidas violaciones a
los acuerdos con otros inversionistas en los que ha incurrido el régimen
de La Habana, no parecen serles relevantes.

El esfuerzo de estas personas está orientado a demandar del gobierno de
Estados Unidos el fin de las restricciones de negocios con Cuba, sin
reclamar al gobierno de la isla garantías de que sus inversiones y
posibles ganancias están exoneradas de una acción confiscatoria.

En definitiva, en cualquier caso, el castrismo queda una vez más como
víctima de Washington.

Por eso, más allá de cualquier consideración política, es difícil
comprender como individuos exitosos en diferentes actividades
productivas, que han llegado a hacer millones de dólares con su trabajo
y talento, promuevan negocios con un país que se caracteriza por no
honrar sus compromisos económicos.

Quién no ha escuchado la frase, "lo más cobarde es un millón de
dólares". Y es por qué supuestamente las personas capaces de haber
ganado ese dinero demandan condiciones de seguridad extrema para
reinvertirlo, ya que no quieren perder lo que con tantos esfuerzos han
logrado. Sin embargo, estos notables del mundo de los negocios parecen
romper las reglas con lo que podría ser una especie de protagonismo de
alto riesgo, un altruismo sin precedentes, o motivados por la cándida
confianza de que van a recuperar los bienes que les fueron confiscados
ilegalmente y que ellos mismos reconocen están devaluados.

No hay dudas que hay visionarios en todas las actividades humanas.
Personas capaces de descodificar todas las señales y hasta las ausencias
de éstas, pero para aquellos que no saben de negocios o inversiones es
difícil comprender cómo los que manejan grandes capitales pueden
considerar negociar con tránsfugas, aun peor, con aquellos que han
destruido la nación donde nacieron sus padres y posiblemente ellos.

Periodista de Radio Martí.

Source: PEDRO CORZO: Los mercaderes sin templo | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article3849223.html

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