Tuesday, November 18, 2014

Asombrosa ingenuidad

Asombrosa ingenuidad
[17-11-2014 22:37:47]
Alberto Medina Méndez

(www.miscelaneasdecuba.net).- Es increíble como alguna gente que parece
inteligente y que ha tenido acceso a una educación de cierta calidad,
puede caer en tan elemental trampa, esa que muestra una candidez serial
solo admisible en la niñez.
El éxito, en los negocios, en la vida personal, en la actividad política
o inclusive en las relaciones interpersonales, nunca es el producto de
meros golpes de suerte, sucesos impensados u ocasionales actos espasmódicos.

Ese camino jamás es lineal. Está repleto de obstáculos, de infinitos
desvíos y momentos especiales en los que se requiere detenerse y a veces
hasta retroceder para luego recién desde allí seguir avanzando.

Cuando se observa un efectivo cambio en el rumbo de las decisiones
políticas de un territorio que se encamina con mayor determinación hacia
un futuro mejor, eso no ha ocurrido por obra de la casualidad, de un
habilidoso truco de magia o de un guiño del destino.

La inmensa mayoría de las veces, esas transformaciones que tanto se
anhelan, son la consecuencia inevitable de una combinación de
situaciones particulares, de acciones prácticas y detonantes generados
por la coyuntura. Nada ocurre porque sí, por un simple accidente o por azar.

Es difícil comprender la conducta de algunos individuos que siendo
astutos, capaces y hasta exitosos en sus círculos profesionales, suponen
que en el campo de la política y de los espacios sociales, el progreso
puede alcanzarse de la mano del eterno voluntarismo.

Es incomprensible esa actitud de quienes tienen plena conciencia de lo
mucho que les ha costado estar allí donde están y llegar hasta ese
meritorio lugar que ocupan. Muchos de ellos le han dedicado miles de
horas a estudiar para conseguir cierto status académico. Otros han
trabajado en diferentes lugares, a veces en condiciones casi indignas,
con un ahínco desproporcionado y haciendo un enorme sacrificio para
desarrollarse.

Algunos llegaron aunque no todos. Sin embargo, todos aprendieron la
lección. Ahora saben que el recorrido es muy complejo y que la
perseverancia es vital para conseguir cualquier meta propuesta.

Bajo estas reglas y en ese contexto, es inadmisible que un ser humano
que sabe del valor del esmero y que conoce por experiencia propia, que
la constancia es un atributo esencial, pueda creer tan inocentemente que
en la vida ciudadana se pueden obtener evoluciones importantes solo con
ganas.

Si en lo personal, si en la existencia propia, eso se torna muy difícil,
a veces casi imposible, mucho más aun es lograr esas mejoras en una
sociedad. Es importante comprender la naturaleza del problema. Cuando
eso no se logra, sucede lo ya conocido, con individuos haciendo
demasiado sin conquistar los resultados esperados, dedicando energías a
lo inconducente.

Existe un agravante que preocupa también. Cada batalla perdida, cada
maniobra fallida, solo consigue instalar en el ambiente una gran
desazón, una frustración que carcome las fuerzas de cara al próximo
intento. Cuando triunfa la resignación sobreviene lo peor, el
acostumbramiento a la situación actual, el conformismo interminable y
con él, la más absoluta decadencia.

Cambiar la realidad no es un objetivo imposible, pero se requiere tomar
la iniciativa e imprimirle una impronta diferente. Para ganarle a la
mediocridad, resulta fundamental entender lo más básico de la partitura.

Es allí donde aparecen los mayores problemas. En la comprensión de este
fenómeno social. No se puede pretender caminar en el aire creyendo que
la ley de gravedad no hará su parte. Ningún esfuerzo puesto al servicio
de hacer lo inadecuado generará algún resultado favorable.

Comprender esta dinámica es solo una parte del asunto. La otra es
entender que para avanzar en positivo se precisan consensuar una nómina
de mínimos acuerdos con los otros, con los que piensan diferente.

La tarea es construir sobre aspectos comunes, encontrar esa masa crítica
para conseguir desde allí una fortaleza estructural que logre que esas
voces tengan trascendencia y se puedan multiplicar, aunque no
necesariamente sean la mayoría numérica, pero sí que tengan una
significación relevante.

Si realmente se quiere protagonizar el cambio, si se pretende lograr
transformaciones en el rumbo de los acontecimientos, primero habrá que
entender los mecanismos bajo los cuales funciona la sociedad. Desde esa
acabada comprensión de la dinámica, se puede iniciar una labor
ininterrumpida que tendrá un norte definido, pero no un plazo predecible.

En materia de comportamientos sociales no existen demasiadas certezas.
No se trata de una ciencia exacta. Pero no menos cierto es que haciendo
lo correcto, eligiendo las estrategias convenientes y utilizando las
tácticas oportunas con el debido criterio, se puede avanzar en el
sentido apropiado.

Si se quiere realmente cambiar el estado de situación habrá que hacer
mucho más que unos pocos esfuerzos aislados. Suponer que una
movilización ciudadana, una denuncia judicial o un ciclo televisivo de
carácter crítico, es suficiente para lograr un objetivo de real
transformación es no entender absolutamente nada y denota una asombrosa
ingenuidad.

Source: Asombrosa ingenuidad - Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/546a6aab3a682e19d0ba8017#.VGurHvnF9HE

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