Friday, October 24, 2014

Las mentiras sobre Granada

Las mentiras sobre Granada
La matanza no fue la anunciada. Los 25 muertos no sirvieron para
mártires. La vergonzante huída del coronel Tortoló
viernes, octubre 24, 2014 | Luis Cino Álvarez

LA HABANA, Cuba -A pesar de los 31 años transcurridos, recuerdo los
sucesos del 25 de octubre de 1983 como si hubiesen ocurrido la semana
pasada: la invasión norteamericana a Granada me echó a perder una noche
que prometía ser muy especial.

Cuando aquello, era novio de la que sería posteriormente la madre de mis
hijos. Esa noche, para reconciliarnos por una desavenencia, habíamos ido
a comer al Renacimiento, un restaurante en la esquina de las calles Juan
Delgado y Luis Estévez, en Santos Suárez, que no era una cosa del otro
mundo, pero no estaba mal para la época y tampoco para esta, ya que sus
precios que entonces nos parecían excesivos, hoy resultarían una ganga.

Al llegar a la casa, cuando nos besábamos frente al televisor y nos
disponíamos a amarnos con ganas, apareció en la pantalla un adusto y
bigotudo locutor que leyó con voz grave, un dramático comunicado oficial
en el que se anunciaba que los cubanos que estaban en Granada
enfrascados en la construcción del aeropuerto de Point Salines, en el
sur de la isla, se habían enfrentado a la 82 División Aerotransportada y
todos habían muerto. Aseguraba el locutor que "el último de ellos se
había inmolado abrazado a la bandera".

Mi novia lloraba a moco tendido. Se puso como una fiera cuando osé decir
que la culpa de esos cientos de muertos era de Fidel Castro, que había
ordenado a los cubanos, civiles en su mayoría, que pelearan y no se
rindieran a los norteamericanos. O sea, que se suicidaran en masa.

Tan apasionada como era entonces ella en su devoción revolucionaria, muy
poco faltó para que terminara nuestra relación. No se acabó, pero esa
noche no hicimos el amor. ¡Qué íbamos a hacerlo con aquellas noticias!
Mi novia prefirió que la llevara a su casa, para llorar a solas.

Fueron pocas las personas en Cuba que no se dejaron engañar por el
cuento de la masacre en Granada. Poco después nos enteraríamos del gran
papelazo que había hecho el régimen al dar por hecho lo que suponía el
Comandante que habría ocurrido a los cubanos en Granada si hubiesen
cumplido sus órdenes. Afortunadamente, no las cumplieron, y así los
muertos, en lugar de 700, fueron 25.

Los prisioneros fueron devueltos a Cuba. Los 25 muertos también. Hubo un
luto nacional riguroso de varios días. Parecíamos condenados por largo
tiempo a las banderas a media asta, los himnos revolucionarios, la
música sacra y las canciones de Sara González, pero eso fue hasta que en
noviembre vino el venezolano Oscar de León al festival de Varadero y
puso a bailar salsa a la mayoría de los cubanos, incluida mi novia, que
ya había empezado a creer menos en lo que decía "esta gente".

Hubo muchas mentiras y distorsiones en los medios oficiales cubanos
respecto a lo que ocurrió realmente en Granada.

En plena Guerra Fría, con los conflictos en Centroamérica y la guerra de
Angola en su apogeo, los gobiernos de Granada y Cuba aseguraban que el
estratégico aeropuerto, con una pista de más de 10 000 pies que
construían en Point Salines, sería destinado al turismo internacional,
pero el presidente Ronald Reagan insistía en que sería utilizado con
fines militares por la Unión Soviética y Cuba. De ahí que la invasión de
la 82 División Aerotransportada estuviese motivada, más que por la
seguridad de los norteamericanos que estudiaban medicina en la
Universidad de Saint George, por la posibilidad de que el aeropuerto se
convirtiera en una especie de portaviones soviético fondeado en el Caribe.

Pero la invasión norteamericana no derrocó al régimen de Maurice Bishop:
había sido depuesto el 19 de octubre de 1983, casi una semana antes de
la invasión, por elementos ultra-izquierdistas del Movimiento New Jewel,
dirigidos por Noel Coard y Hudson Austin, a quienes la prensa cubana de
aquellos días tildaba de "polpotistas".

Cuando las fuerzas norteamericanas invadieron Granada, hacía seis días
que Bishop, junto a su amante, la ministra de Educación Jacqueline
Creft, y otros 15 integrantes de su gabinete, habían sido ultimados por
los golpistas en Fort Rupert.

¿Por qué, por su seguridad, no fueron evacuados los cubanos luego del
derrocamiento y asesinato de Bishop? Probablemente porque el gobierno
cubano pensaba buscar acomodo con el nuevo régimen. Había muchos
intereses estratégicos en juego con el aeropuerto de Point Salines para
preocuparse por las vidas de los trabajadores de la UNECA y los asesores
militares cubanos. Pero la invasión norteamericana lo echó todo a
perder. Y la matanza, que no fue de la magnitud que se esperaba, no
sirvió para historias de combates y martirologios que fueron opacadas
por los chistes sobre la huída del luego degradado coronel Tortoló.

Hoy, los medios cubanos, cuando se refieren al derrocamiento y asesinato
de Maurice Bishop, crean una nebulosa, como si la culpa fuese de los
Estados Unidos y no de los golpistas del Consejo Revolucionario Militar
que se creían más leninistas que Lenin. Pero los que leíamos el
periódico Granma en aquella época, no hemos olvidado la versión del
golpe de estado "polpotista" que daba el órgano oficial del Comité
Central del Partido Comunista. Y tampoco aquello del último cubano que
"se inmoló abrazado a la bandera".

luicino2012@gmail.com

Source: Las mentiras sobre Granada | Cubanet -
http://www.cubanet.org/destacados/las-mentiras-sobre-granada/

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