Thursday, October 9, 2014

Izquierda y derecha en Cuba - discursos y realidades

Izquierda y derecha en Cuba: discursos y realidades
PEDRO CAMPOS | La Habana | 8 Oct 2014 - 8:16 pm.

Una izquierda diversa demanda la democratización y la liberación de la
economía de los controles monopólicos estatales, a fin de que se
respeten los derechos humanos, civiles, políticos, económicos, sociales
y culturales de todos los cubanos.

Los conceptos izquierda y derecha aparecieron específicamente en la
votación realizada por la Asamblea Nacional Constituyente, surgida de la
Revolución Francesa en 1789, cuando se discutía si se incluía en la
Constitución el veto del rey a las leyes aprobadas por la futura
Asamblea Legislativa.

Los diputados que estaban a favor del veto —de hecho, el mantenimiento
del poder absoluto del monarca— se situaron a la derecha del presidente
de la Asamblea. Los que estaban en contra, y por tanto a favor de la
soberanía de la Asamblea sobre la autoridad real, se situaron a la
izquierda.

Así, tales nociones quedaron asociadas a las luchas a favor o en contra
de los derechos civiles y políticos de las mayorías, de la igualdad ante
la ley, de la democracia, de la soberanía popular o la centralización
del poder.

Por eso, el término derecha ha sido apropiado para calificar a los
gobiernos dictatoriales que han suprimido el Estado de derecho, los
derechos ciudadanos, las elecciones y procesos democráticos, las
constituciones democráticas, los parlamentos y han gobernado por leyes
impuestas sin aprobación popular.

En la actualidad, en la mayoría de los países, más y menos
desarrollados, la distinción entre izquierda y derecha se hace
transparente por las grandes diferencias sociales y económicas y por el
control del poder político por las minorías de los grandes intereses
capitalistas.

Cada cual puede acomodar esos criterios tradicionales a la situación en
Cuba, como bien le parezca, para identificar dónde están la izquierda y
la derecha.

Desde mi punto de vista, en nuestro país las diferencias tienden a
nublarse por el discurso revolucionario y antimperialista del poder y el
hecho real de que la Constitución vigente fue aprobada por una amplia
mayoría del pueblo. Pero habría que recordar que eso fue hace casi 40
años y en otras condiciones nacionales e internacionales.

Además, la aplicación práctica de esa Constitución ha resultado en una
alta concentración del poder político y económico en manos de una elite
tradicional, sin alternancia, resistente a cambios verdaderamente
democráticos en el sistema político cubano.

Echada a un lado la fraseología del poder y sus medios, al trasladar
aquellos conceptos a la realidad cubana de hoy día, encontraríamos la
izquierda en los que luchan a favor de la descentralización, la
democratización y socialización del poder político y económico, y porque
se respeten los derechos políticos, civiles, económicos y sociales de
todos los cubanos.

En fin, por cambios que favorezcan a las mayorías marginadas o
limitadas en su participación en la política y la economía, por el alto
nivel de centralización y monopolización de las mismas.

Hoy, en Cuba, la derecha, en términos políticos heredados de la
Revolución Francesa, estaría claramente representada en quienes se
aferran al poder político y económico centralizado y monopolizado por la
elite que se considera ella misma única heredera de la revolución
popular y democrática de 1959.

Una minoría que excluye de las decisiones de todo tipo a las grandes
mayorías del pueblo cubano, en nombre de un "socialismo" que ha
encubierto un capitalismo monopolista de Estado administrado por esa
elite y del "marxismo-leninismo", reconocido disfraz del neoestalinismo.

Si a eso le agregamos las políticas económicas de corte neoliberal
aplicadas por el Gobierno como el cierre de empresas y fábricas, la
racionalización de miles de empleos, el estímulo a la explotación
asalariada por privados y la apertura amplia al capital internacional,
en quien cifra las esperanzas para salir de la crisis, marginando y
limitando las posibilidades de las fuerzas productivas de los propios
cubanos, entonces ya no quedarían dudas.

Pero, para evitar confusiones, habría que hablar de una Nueva Derecha
Cubana en el poder y no confundirla con la vieja derecha desplazada del
control de la nación, por la revolución política de 1959, asentada desde
entonces en EEUU que, tampoco, representaba ni defendía ayer, ni hoy
representa ni defiende, los intereses de las mayorías excluidas de
participar en el poder político y económico, interesada solo en
recuperarlo para sí.

De manera que cuando se habla de la Nueva Derecha Cubana en el poder, se
está haciendo honor a aquella noción política de la Revolución Francesa,
pues al final de cuentas no es el discurso lo que califica si una
perspectiva política es de izquierda o derecha, sino la posición
respecto a los derechos políticos y civiles de las mayorías, a la
soberanía popular.

Hoy en Cuba una izquierda, diversa —que iría desde anarquistas y
socialistas de distintas corrientes, hasta demócratas y liberales—,
demanda la democratización del poder político y económico y la
liberación de la economía de los controles monopólicos estatales, a fin
de que se respeten los derechos humanos, civiles, políticos, económicos,
sociales y culturales de todos los cubanos y puedan florecer las
llamadas —por los estatalistas— formas "no estatales" de producción.

Se trata de un lenguaje revolucionario en sus esencias, sin la
fraseología "izquierdista" de la Nueva Derecha en el poder que, por
mucho camuflaje, se identifica con la elite minoritaria que todo decide,
poseedora del poder político y económico, el cual no está dispuesto a
compartir con las mayorías.

Y, aunque parezca paradójico, encontramos defendiendo posiciones de
izquierda, como son los derechos civiles y políticos de las mayorías
desposeídas y explotadas, a grupos que el Gobierno "socialista" califica
de "contrarrevolucionarios al servicio del imperialismo"

Es la dialéctica de la historia, de la lucha que se desata cuando
sectores minoritarios se apropian del poder y tratan de excluir a otros,
mayoritarios o no.

Para solucionar las contradicciones sociales sin grandes conflictos, el
poder político y económico debe estar compartido entre todos los
ciudadanos, quienes deben decidir en referendos y procesos renovados las
leyes que a todos atañen, elegir democráticamente por el voto directo y
secreto los cargos públicos en alternancia, aprobar y controlar los
presupuestos participativos y administrar directamente sus negocios en
forma individual o colectiva, lo cual debe quedar claramente establecido
en la ley de leyes, la Constitución.

A fin de promover el diálogo inclusivo de todos los cubanos que nos
ayude a salir del actual laberinto y encontrar ese camino, esa Amplia
Izquierda Cubana debería echar a un lado sus otras diferencias y tratar
de coordinar sus proyectos y acciones pacíficas y democráticas.

Source: Izquierda y derecha en Cuba: discursos y realidades | Diario de
Cuba - http://www.diariodecuba.com/cuba/1412792215_278.html

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