Monday, October 6, 2014

Impunidad y Justicia

Impunidad y Justicia
[06-10-2014 13:33:50]
Pedro Corzo
Escritor, Periodista y Editor

(www.miscelaneasdecuba.net).- Los crímenes de sangre y el resto de
violaciones a los derechos humanos en las que incurren muchos
gobernantes, en particular las dictaduras, no deben quedar impunes, pero
se aprecia que hay una mayor inclinación entre los sectores
identificados con el marxismo o los asociados a la denominada izquierda
política, de procesar a quienes violentaron los derechos ciudadanos.
Antes de profundizar más en un asunto tan delicado, vale la pena
destacar que en la mayoría de los países del extinto bloque soviético,
sometidos a la dictadura del socialismo real que se caracterizó por
cometer millones de asesinatos, encarcelamientos masivos y violaciones
constantes y sistemáticas a los derechos humanos, los procesos
judiciales han sido pocos y los que concluyeron en condenas menos.

La muerte de Nicolás y Elena Ceasescu, fueron casos de excepción en las
ruinas del extinto bloque soviético. La mayoría de los jerarcas de esos
países y sus secuaces gozaron, y los que aún viven, continúan
disfrutando, de una absoluta impunidad y no pocos de los bienes que se
apropiaron cuando ejercieron el poder.

En los países de Europa Oriental el fin de los gobiernos no fue la labor
de una resistencia organizada, fue consecuencia del desgaste del modelo
que promovían sus gobernantes, paradójicamente en los países del cono
sur, en los que por varios años imperaron dictaduras militares, la
democracia no llegó por la victoria de quienes luchaban en contra, sino
también por consunción, las dictadura militares se agotaron en sí mismas
y no les quedó otra alternativa que procurar una salida a la situación
que enfrentaban como gobierno.

No obstante hay que mencionar que las dictaduras militares sudamericanas
enfrentaron una cruenta resistencia, como en sus primeros años la
resistieron el gobierno soviético y sus satélites.

Las fuerzas insurgentes -muchas de ellas no luchaban por el retorno de
la democracia, eran satélites de la dictadura totalitaria cubana y
buscaban implantar en sus países regímenes similares al de la isla- que
enfrentaron las dictaduras militares a pesar de sus esfuerzos y las
muchas bajas que sufrieron, nunca tuvieron la posibilidad de hacer
colapsar las autocracias que combatían aunque los mandos unipersonales o
colegiados, como la Junta Militar Argentina, Augusto Pinochet en Chile y
los regímenes de fuerza de Uruguay y Brasil, tampoco pudieron eliminar
por completo los focos de resistencia armada.

Hubo una excepción entre los grupos insurgentes. El Frente Sandinista de
Liberación Nacional de Nicaragua, aunque es conveniente aclarar que la
caída de Anastasio Somoza fue consecuencia del aislamiento de su
régimen, más que por el esfuerzo de los guerrilleros y en particular,
porque Estados Unidos le retiró su respaldo al dictador cuando le pidió
dejara el poder.

La realidad fue que las dictaduras militares fueron haciendo conciencia
de su impopularidad como consecuencia de los abusos en los que incurrían
y decidieron convocar a elecciones. Los resultados les fueron adversos,
pero para sorpresa, los respetaron.

Por otra parte, aunque se liberaron de regímenes de oprobio, es
interesante comparar la apatía de los ciudadanos de las repúblicas
populares europeas en promover procesos judiciales contra jerarcas y
sicarios en desgracia, con la dedicación infatigables que muestran
ciertos sectores en América Latina por procesar y condenar a los
militares que usurparon el poder en el hemisferio y que durante su
mandato cometieron numerosos crímenes.

Concluidas las dictaduras militares diferentes sectores que habían
padecido la opresión y que se estrenaban en democracia, consideraron la
necesidad de formar instituciones orientadas a depurar responsabilidades
por lo ocurrido en el país y si las circunstancias lo determinaban,
procesar a los culpables, una acción valida porque la impunidad y la
mala memoria son las simientes para repetir los errores del pasado.

Las organizaciones fueron desnaturalizadas porque las dirigieron a
denunciar exclusivamente los crímenes del oficialismo desplazado,
propiciar el enjuiciamiento de sus jerarcas y sicarios, a la vez que se
ignoraba conscientemente el terrorismo y las depredaciones cometidas por
la insurgencia durante el proceso insurreccional.

A estos sectores, en su mayoría independientes, se sumaron extremistas,
que más que justicia buscaban venganza. Entre ellos destacaban
dirigentes y militantes de los movimientos insurreccionales, que durante
la insurgencia cometieron atentados, secuestros, asesinatos y
practicaron una violencia extrema muy similar a la de los regímenes que
combatían.

En la búsqueda de la justicia debe primar la imparcialidad. No debe
haber crímenes que se puedan justificar porque la víctima fue en su
momento un victimario y tampoco se pueden obviar las víctimas inocentes
que puedan causar las acciones de los contrincantes, los resultados de
un suceso deben ser evaluados sin entrar en consideración las causas que
lo motivaron.

El abuso de poder o el uso de la fuerza, si va a ser enjuiciado y en
consecuencia sancionado, no debería responder a ideología o a la
voluntad de los vencedores, solo a la Justicia para así lograr el fin de
la impunidad que disfrutan los vencedores.

Source: Impunidad y Justicia - Misceláneas de Cuba -
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/Article/Index/54327e1e3a682e154cd6319b#.VDKEFPmSxHE

No comments:

Post a Comment