El socialismo, donde todo es de nadie en particular

El socialismo, donde todo es de nadie en particular
octubre 26, 2014 6:49 pm·

Cuba actualidad, El Vedado, La Habana, (PD) El socialismo tiene sus
aspectos buenos. Lo malo que tiene esta corriente política es que muchas
veces las teorías se arrastran a casos extremos.

No hay que detenerse en las complicadas raíces del socialismo, no
citaremos a Max ni Lenin, y mucho menos, las intrincadas doctrinas que
desde el Kremlin se dictaron para muchos lugares de todo el mundo.

Hablemos del socialismo en Cuba, que a 55 años de su establecimiento,
aún sigue dejado una estela de destrucción y desesperanza a la que no se
le ve su fin. Y es que no se puede crear prosperidad desalentando la
iniciativa propia, no se puede fortalecer al frágil debilitando al
emprendedor, y no se puede ayudar a los pequeños aplastando a los grandes.

Hace algún tiempo leí un relato muy curioso. Acaeció en una reconocida
universidad europea y trata una discusión suscitada entre un profesor de
Economía y sus alumnos.

Los discípulos insistían en que el socialismo era bueno, que si
funcionaba bien era la mejor forma de gobierno, puesto que no hay
división de clases sociales, ni pobres ni ricos, ya que todos eran
iguales. Arguían que "la producción y las riquezas debían ser repartidas
equitativamente entre todos para beneficio común".

El maestro, quien escuchaba con atención, propuso hacer un experimento
con todos los alumnos. "En adelante las calificaciones que obtengan en
los exámenes serán promediadas entre todos ustedes, así cada quien
obtendrán ese beneficio del estudio y del esfuerzo común", dijo el maestro.

Si bien no todos los estudiantes entendieron el propósito, aquellos que
iban más atrasados en sus estudios -que eran los más numerosos-
aceptaron de inmediato, logrando fácilmente la mayoría de los votos.
Pero sucedió que, al llevarse a cabo el primer examen, las
calificaciones promediaban un 7,8 para todos.

Naturalmente, los estudiantes que se habían preparados bien estaban
inconformes, en tanto que los que no habían estudiado, se encontraban
satisfechos y felices. ¿Obtener más sin mucho esfuerzo? ¡Excelente idea!

Para el segundo examen, los que estudiaban poco estudiaron menos, y los
que lo hacían mucho, decidieron no empeñarse tanto, porque al fin y al
cabo no iban a lograr un diez.

El promedio del segundo examen fue de 6,5, lo que trajo consigo el
desánimo generalizado. Finalmente, nadie quiso ya estudiar ni hacer
tareas, y mucho menos dedicarle más tiempo a la materia.

La motivación se desplomó, nadie estaba conforme. Los buenos estudiantes
se quejaban de que no se tomaba en cuenta su dedicación. En cambio, los
más flojos afirmaban que si era justo obtener mejores notas a través del
esfuerzo de los demás, pues las calificaciones tenían que obtenerse y
repartirse equitativamente entre todos. Y aun exigían más. Sin darse
cuenta, establecían los principios básicos del comunismo.

Finalmente se llevó a cabo el tercer examen, obteniéndose un promedio de
4. Todos quedaron reprobados.

Los estudiantes empezaron a pelear entre sí, culpándose uno a otros por
los fracasos obtenidos hasta llegar a los resentimientos y los insultos.
Ninguno estaba dispuesto a estudiar para que se beneficiaran otros que
no lo hacían.

Sucedió que las notas nunca mejoraron y obviamente todos perdieron el
año escolar.

El maestro preguntó entonces si comprendían ahora lo que era el socialismo.

En el socialismo, todo es de todos y a la vez, de nadie en particular.

Cincuenta y cinco años de socialismo en Cuba ubica perfectamente a
muchos cubanos en esa aula. Y es que la llamada revolución socialista,
lamentablemente pasó por alto que el ser humano está dispuesto a
sacrificarse y trabajar muy duro cuando la recompensa es atractiva y
justifica el esfuerzo propio. Sucede todo lo contrario cuando el
gobierno suprime ese incentivo y le quita al productivo para darle al
pasivo: nadie hace el sacrificio necesario para lograr la excelencia.

Para Cuba actualidad: leonpadron10@gmail.com

Source: El socialismo, donde todo es de nadie en particular | Primavera
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