Saturday, September 13, 2014

Abel Prieto y la cultura 'antipaquete'

Abel Prieto y la cultura 'antipaquete'
JOSÉ GABRIEL BARRENECHEA, Septiembre 12, 2014

Conviene hacerse algunas preguntas a propósito de las palabras de Abel
Prieto en la UNEAC de Santa Clara esta semana. ¿Cuál es la tan llevada y
traída política cultural de esa nebulosa entidad a la que el exministro
insiste en llamar Revolución? ¿Cuál es su política, a secas?

La llamada Revolución hace mucho apuesta a un solo caballo: ganar tiempo
a la espera de que las condiciones externas vuelvan a serle favorables
como durante la Guerra Fría. O sea, su política no es otra que ir
tirando hasta que sus estructuras, que no han cambiado desde la década
de los ochenta y siguen siendo en lo esencial las heredadas de la URSS,
puedan volver a ser utilizadas a plenitud en el contexto de un renacido
mundo bipolar.

En este marco, la política cultural cubana es tan oportunista y
utilitaria como lo fue la soviética: sirve a la legitimación de la élite
revolucionaria en el poder. En su caso, ante la ciudadanía de las
sociedades occidentales. Porque su objetivo fundamental no ha sido otro
que presentar la Revolución a dicha ciudadanía como la concreción de los
mitos del Buen Salvaje. Mitos que aún hoy circulan por sus imaginarios
colectivos. O sea, unas élites conscientes de dominar una isla incapaz
de alcanzar la autarquía económica han utilizado a la cultura como un
medio de ganarse apoyos externos para impedir un aislamiento absoluto
que les resultaría fatal.

En consecuencia, la política cultural ha incluido sobre todo la creación
y el mantenimiento de una abundantísima intelectualidad de cartulina. Si
se necesitaba mostrarse como un paraíso de la creación hacia el
exterior, qué mejor solución que disparar las cantidades, ya que ni la
calidad avanzaba bajo la Revolución, ni tampoco convenía dejarla
avanzar, por cierto.

Pero, sorpresa. Esta masa de profesionales del medro, en su mayoría
oportunistas de buen olfato, responde ahora, cuando la Revolución tiene
por fin que hacer economías, de manera no prevista por una élite
desconcertada por la ausencia de su paladín histórico. Se nuclean con
firmeza alrededor de una política común, el Nacional Logrerismo, al
punto de obligar —¡nada menos!— al compañero Abel Prieto a botar su
chancleta pa' la calle en el pasado Congreso de la UNEAC.

Dicha política consiste en el intento desesperado de toda esta retahíla
de creaciones, más que creadores, de mantener sus canonjías. Entre ellas
la del monopolio cultural absoluto del país, por cierto. Por ello su
insistencia en ponernos de nuevo a bailar danzón, entre otras grandes
ideas dizques nacionalistas.

La pregunta aquí es si una élite tan oportunista como la revolucionaria
aceptará adoptarla como propia, y por lo tanto renunciar a su obsesión
por hacer economías, al menos en el sector cultural. La respuesta parece
ser esta: no tienen más remedio que hacerlo si desean esperar hasta el
utópico regreso de las condiciones mundiales idóneas. ¿Alguien se
imagina lo que podría pasar si, de repente, toda esa enorme cantidad de
artistas e intelectuales decidiera dejar de portarse bien?

Abel Prieto por un lado, representante de la élite para estos asuntos, y
los nacional logreristas por el otro, en reuniones como la de Santa
Clara, han comenzado a transar, a consensuar sus particulares doctrinas
en un solo cuerpo. Quizás a consecuencia de ello veamos renacer las
patrullas Clic de los sesentas y setentas. En lugar de dedicarse a
apagarnos las luces innecesariamente encendidas, ahora la emprenderían
contra los DVD o las computadoras para impedirnos el disfrute de ese
supremo sacrilegio cultural: ver el Paquete que tanto enferma al señor
Prieto.

Source: Abel Prieto y la cultura 'antipaquete' -
http://www.14ymedio.com/opinion/Abel_Prieto-UNEAC_0_1632436745.html

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