Tuesday, August 5, 2014

La quiebra final de una fría máquina de matar, el Ché

La quiebra final de una fría máquina de matar, el Ché
Félix Rodríguez Mendigutía asegura que el Che Guevara "... se puso
blanco. Blanco, blanco como un papel. Yo nunca he visto a una persona
perder la expresión de la cara como la perdió él", indicó.
Alberto Méndez Castelló
agosto 04, 2014

"El odio como factor de lucha, el odio intransigente al enemigo, que
impulsa más allá de las limitaciones del ser humano y lo convierte en
una efectiva, violenta, selectiva y fría máquina de matar", en estos
términos se expresó el Che Guevara en un mensaje enviado a comunistas de
África, Asia y América, dígame… ¿Qué vio en los ojos del Che Guevara
antes de morir?

"Amargura. Derrota. Era un hombre que se sentía amargado y obviamente
traicionado".

A mi lado tengo a Félix Ismael Rodríguez Mendigutía, el agente de la CIA
que condujo la captura del Che Guevara, el último cubano que lo vio vivo.

Félix me cuenta que ahora comparte una efusiva amistad con Dariel
Alarcón Ramírez, Benigno en la guerrilla del Che en Bolivia, uno de los
tres cubanos sobrevivientes de aquella aventura, de quienes al
recibirlos en Cuba, el mismo Fidel Castro dijo: "están vivos porque
fueron valientes y agresivos", según narra el libro Pombo, un hombre de
la guerrilla del Che.

Al decir de Fidel Castro y por analogía comparada, si Benigno (Dariel
Alarcón), Pombo (Harry Villegas) y Urbano (Leonardo Tamayo), los únicos
cubanos sobrevivientes de la guerrilla boliviana del Che Guevara están
vivos, es, por valientes y agresivos, luego, quiere esto decir por
efecto contrario que quienes no sobrevivieron murieron por cobardes y
pasivos… o, es que acaso alguna circunstancia especial condujo a los
guerrilleros cubanos a inmolarse…

Actualmente exiliado en París, el gran interés de Benigno desde su
primer encuentro con el ex agente de la CIA Félix, fue conocer como
habían hecho prisionero al Che, "porque la indicación que nos había dado
era que la última bala era para nosotros, porque no podíamos caer
prisioneros".

Igual curiosidad a la de Benigno me hizo llegar a la casa de Félix
mediada la tarde del pasado 8 de julio, a donde, extraviados en Miami,
el Luife y yo llegamos guiados por un cartero.

"No disparen. Soy el Che Guevara. Yo valgo más vivo que muerto", dijo el
comandante guerrillero al ser capturado, según narró a Félix el
soldadito boliviano que lo hizo prisionero.

Félix reseña aquel minuto de la Historia con un argumento humano:
"Imagínate, fue un momento muy duro para él".

Pero la rendición del Che Guevara, simple mortal de carne y hueso, es
incongruente con el concepto del ser ciclópeo que en Cuba nos martillan
a cada minuto: "solamente pudieron capturarlo cuando el fusil fue
inutilizado por un disparo y su pistola quedó sin magazine", haciendo
que cada día, los niños griten en las escuelas cubanas: "Pioneros por el
comunismo, seremos como el Che".

Alberto Méndez Castelló: Luego, esa historia de que al Che Guevara lo
capturan vivo debido a que su fusil fue inutilizado y la pistola se
encontraba sin magazine…

Félix Ismael Rodríguez Mendigutía: La pistola la tenía llena de balas.
Era una Browning que no le faltaba un tiro. El fusil sí tenía un balazo
y estaba inoperable. El Che les decía a sus hombres que no podían
dejarse capturar vivos, que la última bala era para ellos. Y mira que
cosa, ningún cubano cayó preso, los mataron, solamente tres escaparon;
el único que se rindió fue el Che, que era quien les decía a ellos que
no podían cogerlos vivos.

AMC: A las doce del día del 9 de octubre de 1967, hora de Bolivia, y
puesto que la CIA lo quería vivo, pero sus gestiones fueron
infructuosas, usted va donde el Che y le dice: "Comandante, lo siento,
yo he tratado, pero son órdenes superiores". Dígame, el Che Guevara, tan
acostumbrado a la muerte ajena, ¿cómo reaccionó ante la noticia de su
propia muerte?

FIRM: Se puso blanco. Blanco, blanco como un papel. Yo nunca he visto a
una persona perder la expresión de la cara como la perdió él. Entonces
se compuso y me dijo: "Es mejor así. Yo nunca debí ser capturado vivo".

Al preguntar a Félix, ¿usted cree que el Che Guevara se sintió
traicionado por Fidel Castro?, respondió: "Oh, sí. Y Benigno también lo
cree, obviamente a mí no me lo iba a reconocer porque yo era su enemigo".

El ex agente de la CIA define el estado de incomunicación y la falta de
apoyo externo que sufrieron los guerrilleros de forma lapidaria: "Cuando
ellos vienen a Bolivia el gobierno cubano los estaba enviando a la
muerte. Al Che Guevara lo dejaron en Bolivia a la buena de Dios".

Converso con Félix en una habitación donde pueden verse armas de fuego
de diferentes modelos y épocas, cuchillos, espadas, emblemas, un casco
de vuelo, fotografías, documentos, tallas indígenas, libros y toda
suerte de objetos que, indudablemente, cuentan la historia de quien
atesora esos recuerdos.

Al llegar, el Luife y yo tratamos de justificarnos achacando el extravío
en Miami a nuestro origen: "somos guajiros, él de San Germán y yo de
Puerto Padre", digo, y nos contesta Félix, "yo también soy guajiro, de
Sancti Spiritus".

Poco después, esa convergencia de nuestros ancestros, llevada por el
estado de necesidad de los cubanos, ese de conocer qué se esconde tras
la máscara del mito, de los mitos, diría yo, de esos que se valieron y
se valen para hacer de Cuba y de los cubanos, salvo honrosas
excepciones, mero hato ovejuno, me hizo preguntar: Félix, usted fue el
último cubano que lo vio vivo… ¿Qué semblante tenía el Che Guevara al
final de su camino?

"Mira, antes de llegar ahí yo tenía otras ideas. Yo estaba consciente de
los asesinatos del Che Guevara en La Cabaña, había momentos en que él me
estaba hablando y yo no lo estaba atendiendo, lo miraba y la imagen era
la de aquel hombre arrogante, con aquellos abrigos en Moscú, con
Breznev, Kruchev o Mao; y al ver al hombre aquel, que parecía un
pordiosero, sucio, no tenía ni siquiera botas, unos pedazos de cuero era
lo que tenía amarrados a los pies, un desastre, y realmente como ser
humano sentí pena por él", diría Félix de aquel día en La Higuera.

En honor a la verdad, sentí pena por la muerte del Che cuando siendo un
niño de diez años, en Cuba conocimos de ella y alguien comentó a mi
lado: "antes debían de haberlo matado"; en ese momento no comprendí por
qué ese rencor acumulado. Hoy lo comprendo, y si bien no guardo
resentimientos, tampoco siento pena por el destino del Che Guevara.

El Dr. Guevara de la Serna eligió ese camino; en lugar de salvar vidas,
se dedicó a producir la muerte; y, como si no fuera suficiente con la
muerte de sus enemigos, convocó a los suyos a morir antes de caer
prisioneros, pero cuando fue su vida la que estuvo en manos del soldado
a quien emboscado combatió, el que en ese momento final tuvo frente a
frente, entonces dijo: "No dispare", invocando su nombre cual cheque al
portador.

Pena siento por las familias de los muertos que el Che Guevara provocó
desde su llegada a la Sierra Maestra en Cuba, hasta su minuto final en
Bolivia; entre las que se encuentra su propia familia.

Pero sobre todo, siento pena por el destino de los miles de niños a
quienes en Cuba, todos los días, para transformarlos en autómatas, hacen
repetir, "pioneros por el comunismo, seremos como el Che". Ellos
representan el futuro de Cuba, y en ellos debemos pensar y por ellos
debemos actuar. Ellos merecen más atención que la muerte de un individuo
que, haciendo apología del odio, pretendió transformar seres humanos en
máquinas de matar.

Source: La quiebra final de una fría máquina de matar, el Ché -
http://www.martinoticias.com/content/muerte-del-che-guevara-maquina-matar-cuba-bolivia-comunismo/39279.html

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