Saturday, August 9, 2014

Causahabientes

Publicado el viernes, 08.08.14

Causahabientes
AMERICO MARTIN

La unidad de inteligencia de la celebrada revista The Economist, en su
flamante edición de este mes de agosto en el que nos encontramos, ofrece
su último ranking de países más y menos atractivos para la inversión.
Mide la fortaleza de los mercados, capacidad de hacer negocios y en
consecuencia aptitud para dinamizar el desarrollo. Huelga decir que la
inversión fortalece la actividad económica, absorbe mano de obra,
proyecta al alza el nivel de vida de todos los estamentos sociales y
empuja la civilización.

El trabajo de investigación de la revista es muy amplio y minucioso.
Cubre dos períodos: del 2009 al 2013 y del 2014 (proyectado) al 2018.
Queda a la vista la posición global de los ¡83! países considerados. El
primero es de nuevo Singapur, al que siguen los socios primer-mundistas.
De Latinoamérica figura Chile con un honroso décimo tercer lugar y 1 en
nuestra región. Siguen México, Costa Rica, Brasil, Perú y Colombia.

¿Y cuáles van en la remota zaga de la zaga? Cuba, Libia, Angola, Irán y
¡asómbrense! Venezuela. Sí, la que ha vivido la plétora petrolera más
grande de su historia. Obsérvese pues: en Latinoamérica, Cuba y más
abajo Venezuela son de muy lejos los sotaneros, los furgones de cola.

¿Cómo explicar semejante escándalo? No será con los medios de Venezuela
o de Cuba, tomados como se encuentran por sus gobiernos. Son seis años
aplastados de realidad como para pararle a las alusiones a guerras
económicas o magnicidios de la fantasía.

Más sencillo es aceptar la conclusión que el mundo —dígalo públicamente
o no— ha terminado por aceptar. El modelo estato-socialista ha fracasado
en ambos casos. Ninguna receta pomposamente presentada logró mejorar en
un ápice esta dolorosa situación que abruma a los pueblos.

En el VI Congreso del PCC congregado en abril del 2012 Raúl Castro
proclamó por todo lo alto un viraje. Hizo el hermano menor un esfuerzo
con base en medidas tímidas pero auspiciosas, algunas incluso audaces
como la habilitación del Megapuerto de Mariel para los capitales de
cualquier procedencia (incluso de "compatriotas" en el extranjero), la
Ley de inversiones y la reforma migratoria, aparte del impulso a los
"cuentapropistas" y algunas liberalidades comerciales.

A su vez, en el 3 Congreso del PSUS reunido en Caracas en julio del
presente año, Maduro tronó los espacios prometiendo una revolución
financiera, que en buen romance significa paquete de ajustes,
sacrificios insoportables para la población. No es que no sean
inevitables, es que durante tantos años degradaron la economía y la vida
de la gente con experimentos absurdos e insinceros, que ahora las
necesarias medidas de rectificación serán espeluznantes. De esas pruebas
de fuego, la única desvelada es el aumento de la gasolina, tantas veces
y durante tanto tiempo propuesto por profesionales de la oposición a los
cuales abrumaron de calumnias. Otras fórmulas para atraer
inversionistas, antes echados a patadas, lleva en la busaca el zar
Rafael Ramírez. Hará una urgente y festinada reunión con empresarios en
Nueva York, pero hete aquí que la ha venido posponiendo sin dar razones.
Deja en claro que no sabe bien lo que va a decir a esos inversionistas,
ni la naturaleza de los cambios que está dispuesto a acometer. No sabe o
no se atreve. Su partido es una marmita batiente y cualquier decisión
que niegue la dogmática del difunto eterno podría provocar reacciones
internas huracanadas.

Raúl tiene más control de las realidades internas de su partido, de los
sindicatos y organismos de masas. En Cuba, más que en Venezuela, la red
de vigilancia tiene mucho tiempo sembrada en los poros de la sociedad.
Mientras Raúl no termine de aceptar que la apertura económica debe
acompañarse de apertura democrática, la gente no arriesgará capitales
contra un país cortado en el negro pesimismo de George Orwell o del
comunista Jack London, uno de los más grandes y poderosos novelistas que
haya existido. Al final, al igual que Orwell, London rompió con el
partido. La noche totalitaria de Orwell o el Talón de Hierro de London
pasaron a la historia como el destino último de los regímenes que
abominan de las libertades. Mientras refuljan esas señales, el plan de
Maduro no va a conocer éxito alguno y quizá resulte fuertemente
contraproducente para su sistema; y el de Raúl no avanzará no obstante
que los cubanos —de cualquier ideología— están entre los seres más
ingeniosos del mundo.

En un esfuerzo por analizar constructivamente la reforma raulista, se
reunió en Miami la conferencia anual de la Asociación de Estudios de la
Economía Cubana (ASCE). La novedad es que por primera vez asistieron más
de 20 profesionales provenientes de la isla.

En conjunto, los paneles constituidos llegaron a conclusiones
decepcionantes. Las cifras no ayudan. Este año aumentarán las ya
desproporcionadas importaciones de alimentos, la última zafra azucarera
alcanzó un pírrico millón seiscientos mil toneladas, la producción
cafetalera casi desapareció

¿Fracasó la reforma? En realidad va en la dirección correcta pero a paso
de tortura. Por ejemplo: se autoriza la venta de carros, pero con
precios estratosféricos. ¿Resultado? En un año sólo se vendieron 50
unidades.

En Cuba y Venezuela, el talón de hierro que London describió cual
gobierno final de la oligarquía capitalista, encarnó en el socialismo
soviético. El primero en descubrirlo fue Stalin. 1984 de Orwell y El
talón de hierro de London marcaron la pauta.

Raúl y Nicolás son causahabientes. Sus destinos han confluido. Si no
emprenden un viraje realista y profundo no escaparán del pantano. ¡Y
mire que acallar a palos las protestas es una puerta falsa!

Source: AMERICO MARTIN: Causahabientes - Columnas de Opinión sobre Cuba
- ElNuevoHerald.com -
http://www.elnuevoherald.com/2014/08/08/1816560/americo-martin-causahabientes.html

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