Tuesday, July 22, 2014

Vuelta al pasado

Cuba, Fidel Castro, Raúl Castro

Vuelta al pasado
El gobierno cubano interpreta el acercamiento con Moscú como una marcha
atrás al reloj político e histórico
Alejandro Armengol, Miami | 22/07/2014 9:35 am

En el afán de repetirse, el llamado proceso revolucionario cubano ha
establecido varios récords.
Ahora el diario Granma recuerda la muerte de un miembro del batallón
fronterizo en Guantánamo, que el gobierno cubano atribuye a marines de
la Base de Guantánamo.
Además de los calificativos ad hoc a que nos tiene acostumbrados la
prensa cubana —"ilegal Base Naval Yanki"— el diario oficial cubano
encabeza su nota con un título "¡Qué viva la paz, pero con los fusiles,
cañones y tanques bien engrasados...!", que es una frase del discurso
del actual gobernante Raúl Castro pronunciado durante el sepelio del
joven hace algunas décadas.
Llama la atención de este reverdecimiento de una retórica belicista en
Cuba, cuya única justificación parece encontrarse en el actual
acercamiento entre Moscú y La Habana.
La Plaza de la Revolución parece haber confundido dicho acercamiento con
una vuelta atrás del reloj, que estamos viviendo de nuevo en la época de
la guerra fría, que el campo socialista no ha desaparecido y que las
"banderas del internacionalismo proletario ondean de nuevo. Pura
ilusión. El presidente ruso Vladimir Putin está jugando una peligrosa
estrategia nacionalista y sin el menor pudor y reserva La Habana se ha
subido al carro. La realidad es mucho más compleja, pero para los
hermanos Castro todo se limita a una vuelta al pasado.
En igual sentido pueden interpretarse los mensajes de Fidel y Raúl a
Daniel Ortega por el 35 aniversario de la revolución sandinista.
A Daniel Ortega podría saludarse por su habilidad para volver al poder,
pero de eso a considerar que su mandato actual es una muestra del
triunfo del sandinismo hay una distancia que solo salva la imaginación y
el oportunismo.
El Ortega actual poco tiene que ver con el sandinismo, salvo la
conveniencia de mantener su alianza con ese otro engendro en decadencia,
el chavismo, y la ocasional visita a la vivienda de Fidel Castro para la
foto de ocasión. Nada más.
Como consecuencia de esa vuelta al pasado que está experimentando el
gobierno cubano como tabla de salvación, está el reverdecimiento también
de la figura de Ramiro Valdés.
Para Raúl Castro, esta reafirmación reaccionaria tiene un objetivo
práctico: encubrir su fracaso como administrador. Sus objetivos de
reavivar la agricultura no han dado los resultados esperados; el
incremento de la actividad de producción privada esta amordazada por las
limitaciones impuestas por el régimen y los cambios migratorios solo
actúan como válvula para aliviar el deterioro económico que caracteriza
a la actual situación cubana. Al final, el panorama del país se limita a
la ilusión de inversiones futuras de resultado incierto, el paliativo de
los viajes y remesas que brinda la comunidad exiliada y el ir
resolviendo a diario gracias al mercado negro y las actividades que
generan el cuentapropismo y las actividades paralelas —más o menos
ilegales— de una economía informal.
Cuando Raúl Castro llegó al poder se apoyó en una legitimidad de origen
(el triunfo durante la insurrección del Movimiento 26 de Julio) para
esquivar con éxito que su mandato comenzara a ser analizado de acuerdo
con la "legitimidad de ejercicio", y justificar tanto su herencia del
poder como cualquier juicio sobre la eficiencia de su mandato, que al
principio despertó esperanzas sobre su supuesta capacidad como
"administrador", a diferencia de su hermano mayor, ideólogo y político
por excelencia pero pésimo conductor de las labores cotidianas de un
gobierno. Ahora que la gestión raulista ha comenzado a demostrar fallas
similares a su predecesor, se ha vuelto imperativo recalcar la función
ideológica que siempre ha desempeñado La Habana y por ello ha vuelto a
figurar Fidel Castro en las declaraciones propias del gobierno. Si Raúl
Castro había podido hasta ahora limitar las definiciones ideológicas al
mantenimiento del status quo, le será más difícil mantener esa actitud
si Fidel Castro vuelve a acaparar la función ideológica y retomar su
papel como el máximo representante de la "legitimidad de origen".
Fidel Castro ha intentado en varias ocasiones este regreso, y siempre su
hermano menor ha conseguido relegarlo y enviarlo de nuevo al reposo
obligado en Punto Cero, ya sea por razones de gobierno o limitaciones de
edad o salud. Pero ahora, con este retorno de Rusia como factor
fundamental en la determinación del rumbo del país, parece más difícil
mantener relegado a un segundo plano al "líder histórico" , y pese a su
edad Fidel parece determinado a sacar el máximo provecho a esta segunda
—tercera, cuarta…— oportunidad.
Mucho de este rejuego político, que siempre ha caracterizado al mando en
Cuba, depende de la próxima visita del presidente chino Xi Jinping ll
—con el cual ya Raúl Castro se reunió en Brasil— en un encuentro que, a
diferencia del que realizó Putin, estará más marcado por una agenda
económica que política.
El problema con Raúl es que aún no ha logrado éxitos en su señalado
pragmatismo, y sigue sin demostrar su eficiencia en el terreno de la
"legitimidad de ejercicio", la cual tendría que ser definida por los
logros en conseguir cierto avance en el nivel de vida de la población,
alcanzado mediante la inversión extranjera adecuada y una limitada
liberalización económica. Así que estos aspectos continúan en buena
medida sin ser definidos, tras la frustración a consecuencia de que las
esperanzas despertadas tras su llegada al mando, y sus medidas de
cambios económicos, no han continuado a un ritmo creciente sino todo lo
contrario: se han detenido.
De verse obligado Raúl Castro a ocultar su fracaso administrativo en una
vuelta a una retórica agresiva —e incluso belicista— como todo parece
indicar, no solo se incrementaría el aislamiento de la Isla frente a
Occidente, que en cierta medida la gestión del gobierno raulista había
logrado opacar, sino que la represión aumentaría aún más. Todo ello solo
con el objetivo de asegurar la permanencia en el poder, que en última
instancia es el único objetivo de la elite gobernante.

Source: Vuelta al pasado - Artículos - Opinión - Cuba Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/vuelta-al-pasado-319358

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