Saturday, July 5, 2014

Salsa versus reggaetón

Salsa versus reggaetón
ORLANDO PALMA, La Habana | Julio 04, 2014

Es una guerra estridente. Los dos géneros musicales más presentes en el
país, la salsa y el reggaetón, se pelean el favor del público. Mientras
los salseros acusan a sus contrincantes de facilismo, estos conquistan
espacios en cabarets, centros nocturnos y fiestas privadas. En esa lucha
por las bocinas, todo se vale y el ganador se lleva a un público que
baila, consume sus discos y le pide la próxima canción.

Me fui en busca del campo de batalla donde se desarrolla esta contienda,
sin tener idea de lo fuerte que podía llegar a ser la confrontación.
Bajo las luces de las discotecas y en los espacios abiertos, la
rivalidad se percibe desde la primera mirada.

"El poder de decidir lo que se escucha lo tiene el dueño del equipo de
música", me dice el trompetista de una conocida agrupación salsera. Ante
mi asombro pasa a detallar las atribuciones que se adjudica aquel que
lleve a los espectáculos los altavoces y otros artefactos de sonido.

"El propietario de los equipos es quien pone la música antes y después
del concierto", explica este intérprete y compositor, cuyo trabajo
musical se inclina más a la salsa y el son. "Así es como más se difunde
el reggaetón", apunta con incomodidad. "No importa si el grupo que se
presenta se dedica a la guaracha o a la música fusión, el público tendrá
que escuchar reggaetón al principio y al final del concierto", concluye.

Muchas agrupaciones dependen del alquiler de estos aparatos de audio,
pues no cuentan con los suyos propios. Están a merced entonces del gusto
musical de "los técnicos". Varias orquestas de música bailable han
recibido abucheos y gritos cuando les ha tocado el turno de presentarse
después de una sesión de música grabada elegida por los propietarios de
las bocinas.

Hace unos días el salsero Wil Campa, conocido por su interpretación de
Qué me quiten lo bailao, aseguraba en los medios nacionales: "No tengo
nada en contra del reggaetón, pero la música bailable se está perdiendo
en Cuba, ya no se escucha". Los jóvenes cantantes prefieren incursionar
en el terreno del reggaetón, porque les permite presentarse con mayor
frecuencia y además reporta mejores dividendos.

Dos conocidas figuras de la escena reggaetonera, Yakarta y El Chacal, se
han convertido en ídolos de la juventud que los sigue y tararea sus
canciones. A pesar de su ausencia en los medios masivos de difusión, su
música tiene millones de seguidores en toda la Isla. Las letras de sus
canciones han generado numerosas polémicas y críticas desde el sector
intelectual oficial, que las considera vulgares y volcadas hacia al
consumismo. El escándalo provocado por el tema El Chupi Chupi, en la voz
de Osmani García, calentó la discusión y provocó una razzia
anti-reggaetón en la televisión y la radio nacionales. Pero otra cosa
bien distinta ocurre cuando la gente puede decidir qué escuchar.

Los vendedores de música saben que los salseros están perdiendo el
pulso. "Lo que más salida tiene son los combos con videoclips de
reggaetón", cuenta Alejandro Michel, que se dedica a ofrecer su
mercancía en las cafeterías de Marianao. "La salsa se vende, pero ya no
tanto", explica este cuentapropista. Prefiere "quemar discos" de las
nuevas agrupaciones que incluyen en su coreografía los pasos del
"perreo", ese estilo de baile de movimientos lascivos y pélvicos, muy
popular entre los cubanos.

En los centros recreativos donde van más turistas que nacionales, el
panorama es bien distinto. Ahí la salsa sigue teniendo supremacía, al
igual que el son o la vieja trova, pues es lo que más pide el público
extranjero. "Quieren aprender a bailar casino y eso hay que hacerlo con
música de verdad, no con esa cosa del reggaetón", señala Mijaíl
González, que trabaja en una conocida academia privada donde enseñan
bailes cubanos, en la cercanía del Malecón habanero.

No obstante, los más tradicionales salseros y soneros se han visto
empujados a agregar nuevos ritmos en sus discos. Cantar con un
reggaetonero o incluir un tema cercano a este género se va volviendo
común en la escena de la música bailable. Hasta el punto de que, en sus
nuevas producciones, algunos usan como gancho comercial un guiño al
gusto de los más jóvenes.

Por el momento, el reggaetón se impone en ventas de discos en el mercado
informal, en los reproductores de audio de la mayoría de los taxis
colectivos y en las fiestas organizadas por los menores de cuarenta
años. Es la melodía de nuestra realidad y el acompañamiento sonoro de
buena parte de nuestros días. Sin embargo, los salseros no se dan por
vencidos.

Source: Salsa versus reggaetón -
http://www.14ymedio.com/cultura/Musica-salsa-reggaeton_0_1589841007.html

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