Friday, July 11, 2014

Qué busca Putin?

¿Qué busca Putin?
ROBERTO ÁLVAREZ QUIÑONES | Los Ángeles | 11 Jul 2014 - 10:34 am.

Por muy pomposos acuerdos económicos que se anuncien durante la visita
del líder del Kremlin a la Isla, el acercamiento tiene objetivos
geopolíticos y militares. Será Moscú quien utilice a La Habana y no a la
inversa.

Pese a que los Castro han presentado la visita a Cuba de Vladimir Putin
como un renacimiento de las "históricas" relaciones comerciales y
económicas entre ambos países, lo cierto es que ésta tendrá un carácter
fundamentalmente geopolítico y que seguramente le va a dar más trigo a
Moscú que a La Habana.

Se trata de una hábil maniobra del Kremlin para utilizar a la Isla en su
estrategia global de enfrentamiento con Estados Unidos, en sus intentos
por recolocar a Rusia como una gran potencia mundial y, de ser posible,
restablecer el viejo imperio que inició Iván el Terrible en el siglo
XVI, y consolidó Pedro el Grande en el XVIII.

Con la revolución bolchevique, aquel imperio se "convirtió" al marxismo,
extendió sus fronteras y adoptó el engañoso nombre de Unión Soviética,
cuando en realidad era un imperio netamente ruso, esta vez comunista,
impuesto por la fuerza a repúblicas que de hecho fueron convertidas en
colonias. La hegemonía rusa además se expandió por el Este de Europa, el
Asia Central y Mongolia, por África, e incluso se plantó a 90 millas de
Estados Unidos. Desde la soleada Cuba puso al mundo al borde de un
holocausto atómico. El imperio bolchevique duró 74 largos años, hasta su
fallecimiento de muerte natural —la inviabilidad del sistema comunista—
en 1991.

Casi un cuarto de siglo después, el nacionalismo ruso, uno de los más
fuertes y arraigados del planeta, asoma las uñas nuevamente. Por lo
pronto está de plácemes, pues Moscú emite señales de querer restaurar su
hegemonía sobre naciones o territorios que formaron parte de la Unión
Soviética, y disputarle a Washington, y a todo Occidente, la supremacía
geopolítica internacional. Eso explica la gran popularidad de Putin en
Rusia, según todas las encuestas.

Lo que sí hay que tener en cuenta es que si bien Raúl Castro y Putin ya
se reunieron en 2009 y 2012, y se anunciaron acuerdos (de menor
importancia), en esta ocasión la coyuntura internacional es muy
diferente. Rusia está ahora interesada en penetrar política y
económicamente en Latinoamérica y rivalizar con EEUU. Para ello Cuba es
una pieza clave.

Ya se sabe que la delegación rusa negociará con uno de los hijos del
dictador, Alejandro Castro Espín, acuerdos encaminados seguramente a
reforzar el espionaje antiestadounidense desde suelo cubano. Al mismo
tiempo, el armamento cubano, de fabricación soviética, es totalmente
obsoleto y la junta militar de La Habana está ansiosa por renovarlo
(poco se podrá lograr, pues las armas rusas ahora sí hay que pagarlas).
Aparte, se podrían adoptar convenios para el atraque y mantenimiento de
barcos de la Marina de Guerra rusa en puertos cubanos.

Historia antigua

Ahora bien, si bien Rusia tiene músculos colosales en materia militar,
posee piernas débiles en el ámbito económico. Es además un país
capitalista. Por eso la nomenklatura castrista no debe confundirse. El
dadivoso tío Sacha soviético, la "solidaridad socialista", el
"internacionalismo proletario", y el CAME, son historia antigua. Rusia
no va suministrar petróleo gratuitamente a la Isla. Ni siquiera los
30.000 barriles diarios que al parecer está dejando de enviar Venezuela
de la cuota total de 105.000 que graciosamente entregaba a los Castro.

Los rusos tampoco van a pagar el azúcar cubano a un precio siete veces
superior al del mercado mundial, ni van a entregar gratis alimentos,
fertilizantes, camiones, automóviles, tractores, maquinaria, tecnología,
armamento de todo tipo o aviones civiles y de combate. Mucho menos van a
subsidiar la arruinada economía cubana.

Antaño, los suministros soviéticos a Cuba, que oficialmente no eran
gratuitos, estaban incluidos en créditos comerciales en rublos
convertibles. Los Castro nunca pagaron un solo centavo de aquellos
créditos, y al desaparecer la "Madre Patria" socialista la deuda cubana
con ella superaba el valor del Producto Interno Bruto (PIB) de la Isla.

El reciente perdón del parlamento ruso del 90% de esa deuda cubana de
35.200 millones de dólares no fue ningún gesto solidario. Putin y la
Duma moscovita sabían que jamás el régimen castrista iba a pagarla y
decidieron oficializar esa incobrabilidad y utilizarla como ficha
geoestratégica. Encima, el 10% restante, $3.520 millones, que deberán
ser pagados por Cuba en un plazo de 10 años, serán depositados en una
cuenta abierta por una empresa estatal rusa en el Banco Nacional de
Cuba. Y serán esos fondos cubanos los que invertirán los rusos. Con ese
esquema, Rusia no llevará capitales ni tecnología a Cuba.

No es de esperar que el Gobierno, o los capitalistas rusos, vayan a
arriesgarse a invertir en grande en Cuba sin garantías de que obtendrán
en forma segura su inversión y buenas ganancias. El gobierno raulista no
ofrece tales garantías. Antes tendría que hacer reformas económicas
estructurales, como liberar las fuerzas productivas, restablecer el
derecho a la propiedad capitalista, abrir el país sin trabas al capital
extranjero y suprimir la doble moneda.

Por otra parte, una economía tan improductiva, con un enorme déficit
financiero interno y externo, con una deuda de $35.193 millones con el
Club de París (3.200 dólares por cada habitante), y con un PIB que no
crece hace años, no es nada atractiva para arriesgar capital. Obviamente
sí habrá inversiones rusas, pero no de la envergadura que necesita la
devastada economía cubana.

Lazos de corte mafioso

Lo peor de todo para el pueblo cubano con esta visita es que, de surgir
una nueva alianza política ruso-cubana, se podrían crear lazos muy
fuertes entre los funcionarios y la mafia que controla buena parte de la
economía rusa y la casta militar que en Cuba ya se está posicionando
como nueva burguesía a cargo de las empresas y de prácticamente toda la
economía de la nación.

Más estrechas relaciones ruso-castristas podrían facilitar y acelerar la
formación de esa plutocracia militar que dominará en Cuba tras la muerte
de los Castro y de los "históricos" de la Sierra Maestra, y podrían
definir el nuevo modelo socioeconómico postcastrista como una
hibridación de capitalismo de Estado que, tomando del modelo chino y del
fascista, tendría un fuerte componente mafioso de estilo ruso.

No obstante, dada la vocación fascistoide y represiva del castrismo, aún
en el caso de que se produjese una mayor influencia rusa en Cuba no es
probable que el castrismo imite el modelo postsoviético de pluralismo
político y de respeto a la propiedad privada que impera hoy en Rusia.
Cuesta trabajo imaginarse que, al menos a corto plazo, en Cuba se vaya a
autorizar la creación de partidos políticos, sindicatos libres, y
libertades económicas y de expresión.

En fin, una eventual mayor influencia rusa en Cuba contribuiría muy poco
a mejorar el pobrísimo nivel de vida de los cubanos y mucho a perpetuar
la dictadura y el autoritario proyecto de capitalismo de Estado que ya
perfilan los generales, coroneles, sus familiares y la alta jerarquía
civil del Partido Comunista.

De manera que, por muy pomposos acuerdos económicos que se anuncien con
motivo de la visita del líder del Kremlin a la Isla, el pollo del arroz
con pollo en este posible acercamiento seguirá siendo geopolítico y
militar. Y será Moscú quien utilice a Cuba y no a la inversa.

Source: ¿Qué busca Putin? | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1405067296_9469.html

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