Sunday, July 20, 2014

Los parientes de la Yuma

Los parientes de la Yuma
Me habían recibido en el aeropuerto de Miami con abrazos y sonrisas
únicas; me habían alimentado, vestido, calzado, hospedado, pero tenían
un grave asunto por solucionar
viernes, julio 18, 2014 | Alberto Méndez Castelló

TAMPA, Florida.- Yuma, estar Yuma, o en la Yuma (residir en USA), en
lengua cubana, valga decir cubiche, significa estupendo, súper bien,
excelente. Pero, en determinados momentos, se puede vivir en los Estados
Unidos y, en lugar de estar en la Yuma, la gente puede encontrarse en la
llama; y, cuando digo llama, no es metáfora, porque específicamente, me
estoy refiriendo al puro y genuino fuego.

Dos o tres veces, el hermano de mi mujer se había lanzado al mar
procurando llegar a Florida allá por la década del 90. Luego de muchos
avatares, consiguió llegar legalmente a este país, en el ya lejano abril
de 2000, y, desde entonces, no nos veíamos. Pero ahora estaba
esperándome en el aeropuerto de Miami con su mujer y el hijo de ambos,
un "americanito".

Radicados en Tampa, la esposa de mi cuñado había estado en la Isla
tiempo atrás, para que la familia cubana conociera a su nuevo
integrante, ahora, un chico de 10 años que, acabado de llegar yo, de
buenas a primeras, me preguntó si me gustaría conocer a San Agustín,
donde vivió y murió el padre Félix Varela, el cubano que por estos días
todavía nos enseña a pensar.

-Quiero conocer los Estados Unidos, quiero conocer cómo viven y producen
los granjeros y los rancheros estadounidenses-, dije a mis parientes.

Mi cuñado se pasa meses viajando por todos los Estados Unidos,
transportando mercancías en su truck tráiler (camión con remolque) y que
yo quería vivir esa experiencia.

Pues sí, mi cuñado y su familia, que me habían recibido en el aeropuerto
de Miami el miércoles 17 con abrazos y sonrisas únicas; que me habían
alimentado, vestido, calzado, hospedado y que me habían asistido para
que mis compromisos profesionales se cumplieran debidamente, al punto de
los de Martí calificarlos de "hermosa familia", tenían un grave asunto
por solucionar: el del sustento de la familia.

No había ya truck tráiler. Procedente de Indiana, con destino a
Lakeland, Florida, en Georgia, mientras mi cuñado dormía dentro del
camión, un cortocircuito transformó al vehículo en hoguera, según
reportaron las autoridades que, al despertarlo, lo salvaron de una
muerte atroz.

Mi cuñado y su esposa acababan de pagar el camión justo al momento de
incendiarse. Todo estaba perdido, menos su fe, su valor personal y su
amor por la familia que, en tan grande aprieto, me recibieron como si
nada hubiera sucedido. Cuando la dirección, los periodistas, los
técnicos, incluso los custodios de Radio y TV Martí me recibieron, no
podían imaginar que aquel hombre sonriente, que junto a su mujer y su
hijo me acompañaban, era un hombre que, a bordo de un camión incendiado,
había estado a punto de perder la vida y la mayor parte de sus ahorros.

Se habla de reconciliación entre cubanos. Pero el término no es exacto.
La familia cubana es una sola, divergencias tendrá, pero es una sola
aunque la separe el Estrecho de la Florida y el régimen que ya por más
de medio siglo ha tratado de quebrarla, a sabiendas de que,
precisamente, la familia es la base de la sociedad.

Como otras tantas, mi familia me confirma que entre nosotros los cubanos
existe unidad, sólo que a quienes dividen les conviene la palabra odio.
Dejémosles que se harten con ella, mientras los que buscamos la
confraternidad dentro y fuera de Cuba cultivamos la palabra amor, con
todo y que con frecuencia, a veces con demasiada frecuencia, la yuma, o
lo yuma, se nos transforma en llamas.

Source: Los parientes de la Yuma | Cubanet -
http://www.cubanet.org/actualidad/actualidad-destacados/los-parientes-de-la-yuma/

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