Friday, July 18, 2014

A qué huele La Habana este verano?

¿A qué huele La Habana este verano?
Desde el olor a flores de altar hasta el de las croquetas y bollos
refritos con manteca rancia, todo entre nosotros parece despedir el
hálito fatal del desamparo
jueves, julio 17, 2014 | José Hugo Fernández

LA HABANA, Cuba -En una misma calle, dentro del reducido espacio de un
bache o de un adoquín, este verano La Habana puede oler por igual a
daiquirí o a grajo, a Meliá Cohíba o a barracón de esclavos, a represión
o a reforma, a escombro y a modorra, a producto Suchel o a eructo
alcohólico, a paciencia o derrota, a champú de jinetera o a tubería
reventada, a Pain de París o a pedo de chícharo dentro de un camello
hasta el tope, a oración o herejía, a fe o fingimiento, a templo o
timbiriche, a gala solemne o a violencia y obscenidad reguetoneras, a
sábana tendida en los balcones.

Todo depende del sitio hacia o desde el cual enfoquemos el olfato.
También de nuestra predisposición personal. Mientras los excelsos de la
izquierda-bistec se tapan la nariz para seguir diciendo que La Habana
conserva aquella fragancia marinera y aquel aroma dulce que aspiró la
condesa de Merlin al desembarcar en la bahía, hace unos doscientos años,
a los habaneros de a pie nos amenaza, nos asedia, nos invade desde las
cuatro esquinas un tufo a cosa vieja, muy parecido al de la urna cineraria.

Entre la muy distintiva atmósfera de las tiendas estatales en moneda
nacional (particularmente las que venden ropas de uso, que hieden a
caránganos y a chinches), y la llamada Casa del Perfume, de Mercaderes y
Teniente Rey, en La Habana Vieja, donde ametrallan a los turistas con
esencias chillonas, buenas sobre todo para revolver las alergias y
reventar los bronquios, hay disparidades aparentes que al final se pisan
la cola a través de una base común: el olor a involución, a decadencia,
a menesterosidad.

Ya dejamos dicho que aquí, al igual que en cualquier otra ciudad del
planeta, pueden ser percibidos tantos olores diferentes como narices
haya. Pero algo nos distingue, nos hace únicos en este verano, y es que
todos nuestros olores se resumen en dos: uno virtual, que proviene no
del objeto olfateado sino de las restrictivas feromonas del que huele, y
otro olor concreto, que engloba y representa en múltiples variantes la
peste a peligro.

Desde los correctos modales hasta la sofocada repulsa, como desde el
olor a flores de altar hasta el de las croquetas y bollos refritos con
manteca rancia, todo entre nosotros parece despedir el hálito fatal del
desamparo.

Y este verano, para colmo, ha pasado por aquí el pequeño zar Vladímir
Putin, reactivándonos pavorosos olores que ya creíamos haber borrado del
mapa.

Mientras en el Barrio Chino el olor a fracaso adultera el del arroz
frito, y en Miramar el olor a ganancia resulta cada vez más contaminado
por el de la consigna "sin prisa y sin pausa", en los predios de la
gente pobre, que es casi toda la ciudad, habaneros y recién llegados de
las provincias "del interior" (en avalancha interminable) desandan las
calles con rostros sudorientos, oliendo a cansancio y a crispación; en
tanto buscan lo que no encuentran, sean víveres a precios de bolsillo,
sean productos u otros enseres imprescindibles para el hogar, o sea
simplemente un vaso de agua fría.

Luego, regresarán a guarecerse en cuarterías laberínticas o en edificios
en ruinas, entre paredes oscuras, descascaradas, que hieden a orina, a
suciedad, a pudrición, a desesperanza, a vicio y a peligro, sobre todo a
peligro.

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direcciones: http://www.amazon.com/-/e/B003DYC1R0 y
www.plazacontemporaneos.com

Su blog en: El vagón amarillo

Source: ¿A qué huele La Habana este verano? | Cubanet -
http://www.cubanet.org/destacados/a-que-huele-la-habana-este-verano/

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