Thursday, April 3, 2014

Una verdadera transición

Publicado el miércoles, 04.02.14

Una verdadera transición
NICOLAS PEREZ

Acaba de morir Adolfo Suárez, padre de la transición española, alguien
que a modo de milagro logró unir a un país después de una guerra civil
que costó 540,000 muertos y tras una dictadura falangista de 37 años. Y
me pregunto, ¿de qué material estaba blindado el corazón de Adolfo
Suárez? ¿Con qué parámetros podrían medirse su espíritu de concertación
y su capacidad de reconciliación y perdón?

No hubo transición en España mientras Franco, convertido en un guiñapo
humano, tuvo un hálito de vida; tampoco la habrá en Cuba mientras vivan
Fidel y Raúl Castro. Pero cuando ellos desaparezcan, ¿qué podrá suceder
en la isla sean quienes sean sus sucesores?

Las dictaduras tienen dos formas radicalmente diferentes de escoger sus
cambios: por medio de sucesiones pacíficas o derrocamientos violentos.

Los líderes soberbios que escogieron mantener sus dictados a cualquier
precio hoy arden en el infierno como la Alemania de Hitler, la Italia de
Mussolini, y últimamente, la Rumanía de Nicolás Ceaucescu, donde en
diciembre de 1989, en un acto político, las consignas comunistas del
discurso fueron acalladas por gritos de una multitud airada, y a la
velocidad del rayo, su esposa Elena y él fueron ejecutados en forma
sumaria tras un juicio de hora y media transmitido por televisión a todo
el país.

Visto el caso, en el mundo de hoy, que gira alocadamente, todo apunta a
que es más sensato cuando se muere el perro apuntar al camino donde se
termine la rabia del continuismo, y dar paso a una transición pacífica
menos llena de espinas y peligros como en el caso de España, toda Europa
del Este y el Chile de Augusto Pinochet, donde el dictador aceptó el
reto de un plebiscito basado en el control total de los medios de
comunicación y el temor de la oposición a manifestarse en su contra.
Pero se equivocó, fue derrotado, y tras unas elecciones libres ganadas
por el demócrata cristiano Patricio Aylwin, el país ha transitado desde
entonces por una democracia ejemplar hasta el actual gobierno de la ex
presa política durante la dictadura, Michelle Bachelet.

Son al parecer las reglas del juego en un minuto de la historia del
siglo XXI, donde aunque nos horrorice lo que leemos en las primeras
páginas de los diarios, está triunfando la sensatez frente al
empecinamiento de líderes iluminados que escogieron mantenerse en el
poder contra viento y marea.

La muerte de Adolfo Suárez me ha llevado a hacerme multitud de de
preguntas. Cuando por motivos biológicos queden fuera de escena los
grandes culpables, ¿llegará a Cuba nuestra libertad a través de una
guerra civil? No lo creo, no es propio de esta época. ¿Un sucesor
continuista será derrotado y ejecutado como Ceausescu? Posibilidad
remota. ¿Podrá el heredero mantenerse en el poder de un castrismo
devaluado, con reformitas de papel crepé y seguir la fiesta de un
sistema que está en contra de la condición humana y ha convertido a mi
país política, económica y socialmente en uno de los infiernos de Dante?
Nadita de nada. Por último, ¿aceptará el sucesor de Raúl un plebiscito
como en el caso de Pinochet en Chile? Ahora estamos hablando de palabras
mayores, ¿nos estamos planteando si podrá existir un Adolfo Suárez en
una Cuba futura?

Y aquí me adentro en esas aguas profundas de decir siempre lo que creo
al precio de ganarme enemigos en este Miami de mis pesares y amores.
Porque el periodista nunca está en un concurso de popularidad, su reto
es decir a sus lectores lo que siente.

El próximo presidente de Cuba no será un exilado, aunque si se tratara
de mi decisión escogería a Carlos Alberto Montaner, pero lo aprecio
demasiado para desearle esa triste suerte. Opinión más conflictiva aún,
a Raúl tampoco lo sucederá un disidente, Yoani es solo una excelente
periodista, y gente formidable como el premio Sajarov Guillermo Fariñas
y otros, no podrán dar el salto de la nada al poder absoluto.

Nuestro Adolfo Suárez es un funcionario dentro de la baja, mediana, la
más alta posible dirigencia castrista, que calladito la boca,
discutiendo imbéciles reformas en las cuales no cree, posiblemente
dentro del Comité Central del Partido Comunista de Cuba, que gritó de
pionero "¡Seremos como El Che!", y que nació viendo en la sala de su
caso un letrero que decía, "Fidel ésta es tu casa", hoy aguarda
anónimamente que llegue su minuto histórico para implementar en Cuba
verdaderas reformas, citar a un plebiscito y encaminar a Cuba hacia una
verdadera democracia.

Para aquellos lectores faltos de memoria o información les recuerdo que
Adolfo Suárez ocupó altísimos cargos dentro de la dictadura franquista,
entre ellos, el emblemático de secretario general del Movimiento Falangista.

Cómo llegue me importa tres pepinos, solo le pido a Dios me dé salud
para poder ver en Cuba una verdadera transición.

 
Nicop32000@yahoo.com

Source: NICOLAS PEREZ: Una verdadera transición - Columnas de Opinión
sobre Cuba - ElNuevoHerald.com -
http://www.elnuevoherald.com/2014/04/02/1715912/nicolas-perez-una-verdadera-transicion.html

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