Wednesday, November 21, 2012

Vergüenza contra dinero

Vergüenza contra dinero
Miércoles, Noviembre 21, 2012 | Por David Canela Piña

LA HABANA, Cuba, noviembre, www.cubanet.org -Esta frase de Eduardo
Chibás –que posiblemente resume el conflicto ético principal de la
sociedad civil en la etapa republicana, y una de sus mayores
frustraciones políticas– tiene plena vigencia en estos días. El gobierno
actual sigue dando ejemplos ilustres de cinismo, avaricia y
desvergüenza, que son dignos de incluirse en las mejores antologías de
la Historia del Totalitarismo, como aquel episodio del famoso
departamento secreto de la Dirección de Inteligencia del Ministerio del
Interior, que fue conocido como MC (Moneda Convertible), y que el pueblo
choteaba, llamándolo con el nombre de Marihuana y Cocaína.

Ya es un comentario popular que el gobierno está vendiendo en sus
tiendas los productos de las donaciones que le han regalado los países
amigos, para aplacar la miseria y la desesperación que ha constreñido el
Oriente tras el paso del huracán Sandy. Mientras que la sociedad civil
–a través de los actores de la oposición política– ha organizado,
gestionado, ofrecido y hasta comprado con su dinero los productos
básicos y necesarios para enviar a los damnificados del huracán, usando
a la Iglesia católica como mediadora para su distribución, el gobierno
cubano está lucrando con la miseria de esas pobres gentes, que ya casi
pudieran llamarse indigentes. Mientras que la oposición política –tan
denigrada en los medios oficiales de prensa, que la tilda de grupos
inmorales y oportunistas, interesados sólo en ganar dinero– compra
artículos y se los quita para regalar, este gobierno les vende a los
propios necesitados lo que originalmente les había sido regalado a ellos.

Curiosamente, el nombre de esas tiendas es por sí mismo una declaración
oficial de sus verdaderas intenciones: "tiendas recaudadoras de divisa",
o TRD. Es decir, que su intención primaria jamás ha sido prestarle un
servicio a la población, sino quitarle su divisa, o más bien, la de sus
familiares en el exterior, y con unos precios que son, además,
absurdamente caros. Sin embargo, por algunas anécdotas cosechadas
durante años (como aquella de un empresario que vio por casualidad en
una tienda uno de sus productos, que él había donado; o la de un
cargamento de artículos deportivos, regalados para un equipo nacional,
que terminó en las tiendas de Adidas), hay quienes afirman que eso de
las donaciones vendidas ha sido "desde siempre".

Tuve el orgullo de ayudar a Antonio Rodiles en la preparación y embalaje
del primer envío de donativos a Santiago de Cuba; y aunque la recogida
de artículos para el segundo no se ha detenido, nuestra prioridad ahora
(la de sus amigos) es liberar a Antonio cuanto antes.

Otra de las desvergüenzas que por estos días resalta es el
comportamiento de ETECSA y de Cubacel respecto a los teléfonos de los
amigos e implicados en la última ola de arrestos que se inició el 7 de
noviembre, cuando fue arrestada la abogada independiente Yaremis Flores.

Ya no voy a quejarme por esos precios de monopolio, que cobran por 31
segundos de conversación 45 centavos de CUC – una moneda artificial, que
para colmo aparenta ser más valiosa que el dólar–, ni porque los
mensajes de texto se cobren como enviados, aunque no lleguen a su
destino; sino que además, y lo que es más grave, ETECSA bloquea (y muy
discriminadamente) a los actores de la sociedad civil cuando siente el
peligro asociativo de las redes sociales, y también cuando quiere, les
restituye sus servicios.

Evidentemente, esta empresa no está "en línea con el mundo", como dice
su eslogan, sino en línea con el Ministerio del Interior, o para decirlo
con un viejo eslogan de los CDR, está "en línea con Fidel", que en este
caso pudiera significar, en línea con su recio espíritu de censura.
Aunque les tengo una noticia incómoda: si esas empresas nos privaran de
sus servicios en un momento álgido de preocupación colectiva, nos darían
entonces la oportunidad y el placer de visitar las casas de nuestros
amigos, pues todos estamos unidos por una red mucho más fina y poderosa
que la de ondas electromagnéticas, y es la red de los sentimientos, y la
amistad, de la compasión y la solidaridad.

http://www.cubanet.org/articulos/verguenza-contra-dinero/

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