Wednesday, November 14, 2012

Los damnificados del derrumbe de Sol 466

Los damnificados del derrumbe de Sol 466
Miércoles, 14 de Noviembre de 2012 02:44
Escrito por Lázaro Yuri Valle Roca

Cuba actualidad, Nuevo Vedado, La Habana, (PD) Todos en la casa estaban
entretenidos haciendo algo el pasado 6 de mayo cuando de pronto se
sintió un tremendo estruendo que estremeció todo el edificio.

Noaris Berrio enseguida fue a ver que pasaba. Llevaba su niño, de solo
semanas de nacido, en sus brazos. Temía que le hubiese pasado algo a
alguno de sus otros cuatro hijos o a su esposo, Ángel San Pedro
Martínez, que estaban afuera.

Se oyó el grito de alguien: ¡Ay, Dios mío! Noaris descubrió que una
inmensa pared vecina había caído sobre el edificio. Vio que sacaban a un
joven de debajo de los escombros. Gracias a algún poder divino no se
hizo ni un rasguño.

El miedo se había apoderado de todos los vecinos. Lo manifestaban a
gritos, tratando de salir, desesperados por salvar sus vidas y sus
pertenencias.

Noaris tuvo que salir a la calle, con su hijo en brazos y su abuela, de
97 años, agarrada de la otra mano.

El edificio, ubicado en Sol No. 466 entre Ejido y Villegas, en la Habana
Vieja, fue construido en 1909, y nunca tuvo una reparación ni
mantenimiento constructivo

Todos los damnificados fueron albergados en la residencia estudiantil
donde se alojan los maestros emergentes, en la calle Revillavigedo entre
Diaria y Tallapiedra, en la Habana Vieja.

El núcleo familiar de Noaris Berrio y Ángel San Pedro está compuesto por
8 personas, de ellos cuatro niños, uno de 9 meses y los otros de 4, 10 y
13, un joven de 23 años, y la anciana.

La habitación donde fue ubicada la familia es de unos 6 x 6 metros. En
ella viven también dos familias más. Una compuesta de 5 personas, cuatro
niños de 6, 13, 14 y 15 años y la madre de 36 años, y la otra familia,
un hombre de 47 años y su esposa.

No hay divisiones dentro de la habitación donde se apilan estas 15
personas, solo sábanas colgadas de cordeles, que cumplen la función de
delimitar y aparentar privacidad. El señor que está solo con su esposa
duerme en su trabajo, para que Noaris tenga algo de intimidad con su
esposo. En cuanto a la otra familia, la señora decidió volver a su casa
derrumbada y duerme con sus hijos a la intemperie. Dice estar mejor allí
que en el albergue.

Todos los albergados se quejan de que los maestros emergentes que ocupan
la planta alta de la edificación lanzan a la planta baja heces fecales,
almohadillas sanitarias, orina, sobras de comida, papeles, todo tipo de
cosas por lo que tienen que vivir con las ventanas cerradas a cal y
canto. Se han quejado al director y a varias instancias del gobierno sin
tener respuesta ni solución ninguna.

La comida que le oferta el gobierno a los albergados es pésima. Resulta
incomible sobre todo para los niños. La tienen que buscar en la calle
Monte, bastante lejos del albergue.

El niño de 9 meses de Noaris ha sido ingresado dos veces, una por
bronconeumonía y la otra por una infección viral desconocida, pero así
están todos los demás niños del albergue.

La mayor queja de todas las madres es sobre una zanja que hace la
función de desagüe y fosa, a la que se le atribuye la causa de todas las
enfermedades, incluido el dengue.

"Esto no tiene nombre... Hemos ido al gobierno pero nada. Leticia, la
presidenta del gobierno municipal (que después nos enteramos fue
removida del cargo por malversación), nos prometió que estaríamos aquí
por 15 días y llevamos 8 meses. Todo es una mentira y una baba. Nos han
abandonado aquí a nuestra suerte. A nadie le interesamos, todo es un
descaro", me dijo Noaris con todo el escepticismo que pudiera invadir a
una persona que no ve solución alguna a sus problemas después de ver
agotadas todas sus opciones.

Para más ilustración del caso pueden ver los videos colgados por mí en
YouTube.

Para Cuba actualidad: yurivalle1961@gmail.com

http://primaveradigital.org/primavera/cuba-sociedad/sociedad/5744-los-damnificados-del-derrumbe-de-sol-466.html

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