Wednesday, November 7, 2012

Las maniobras de Castro con el triunfo de Obama

Las maniobras de Castro con el triunfo de Obama

En el caso cubano, el primer presidente afroamericano cumplió con sus
promesas electorales. Restableció los viajes familiares a la isla, los
intercambios culturales y académicos y aumentó hasta 10 mil dólares la
cantidad de dinero que se podía girar a Cuba
Iván García / Especial para martinoticias.com
noviembre 07, 2012

No solo en el cuartel demócrata de Chicago los partidarios de Barack
Obama celebraron con champán la ajustada victoria presidencial sobre el
contrincante republicano Mitt Romney.

También en La Habana, sin tanta algazara, el club de empresarios verde
olivo que de una mordida controlan el 80% de la endeble economía cubana,
es probable que pasada la medianoche del 6 de noviembre festejaran
relajados la victoria de Obama con un brindis.

Y es que en estos cuatro años las medidas aprobadas por la
administración demócrata han provocado que las cajas registradoras
repiqueteen alegremente en Cuba. Desde enero de 2008, cuando 'el huracán
de Hawai' fascinaba a medio mundo con su labia sobria y sus promesas de
cambio, el tema cubano nunca estuvo entre sus prioridades políticas.

Barack llegó a la presidencia de Estados Unidos acosado por una crisis
feroz que estremecía los cimientos de la primera economía del mundo. Dos
guerras en curso y una estela de repulsa planetaria por las políticas
agresivas y unilaterales del vaquero Bush hijo.

En su primer mandato, rescató la industria automotriz de Detroit, que al
igual que la Coca Cola, Apple o McDonald's son símbolos de la grandeza
americana. Contra viento y marea logró que el Congreso aprobara el
'Obamacare' y trajo de vuelta a casa a las tropas estadounidenses
empantanadas en Irak. Quizás Obama sea el mejor presidente que pueda
tener en estos momentos Estados Unidos.

El 70% de los europeos, según un sondeo del Instituto Elcano, aprueba la
gestión de su administración. En África, Asia y América Latina, sucede
algo parecido. Solo en Israel, Romney superaba a Obama.

Su lista de promesas incumplidas tampoco es corta. En los dos primeros
años de su presidencia, un Congreso de mayoría republicana, se ha
convertido en un formidable frontón que paraliza todas sus iniciativas
gubernamentales.

Debido a la expansión económica china, la primavera árabe, la
provocación nuclear iraní y la crisis europea, el rifirrafe diplomático
y publicitario que suele montar el régimen de La Habana contra
Washington, quedó postergado en la agenda obamista.

En el caso cubano, el primer presidente afroamericano cumplió con sus
promesas electorales. Restableció los viajes familiares a la isla, los
intercambios culturales y académicos y aumento hasta 10 mil dólares la
cantidad de dinero que se podía girar a Cuba. Pero los hermanos Castro
querían más. Que Obama derogara el embargo comercial y que utilizará el
perdón presidencial para liberar a 5 espías presos en Estados Unidos.

Los voceros de la Casa Blanca fueron tajantes. Ya la pelota estaba en
cancha cubana. El turno al bate le tocaba a Raúl Castro. Presionado por
la muerte tras 82 días de huelga de hambre del disidente Orlando Zapata,
el gobierno negoció la liberación y destierro de casi un centenar de
presos políticos.

También Castro II estaba abocado a una pálida reforma económica y echar
abajo normas absurdas que impedían a los cubanos tener un teléfono
móvil, comprar o vender autos y alojarse en hoteles. Y aunque los
asesores en la Casa Blanca vieron las reformas en Cuba como un paso de
avance, no se subió el listón con nuevas iniciativas de aperturas y, en
cambio, reclamaron democracia, respeto a los derechos humanos y
políticos de la oposición y que el General descorriera el candado
digital a internet.

La prensa oficial, vocera del partido que rige los destinos de Cuba hace
53 años, rompió la breve luna miel con Obama. Fidel Castro tiró la
primera piedra con una andanada de ataques al mandatario estadounidense
y al "imperialismo yanqui".

Detrás de las cortinas, donde se cuece la política real, los mandarines
se pueden dar por satisfecho. En estos cuatro años, gracias a las
medidas de reunificación familiar promulgada por Obama, las remesas se
duplicaron de mil millones de dólares a poco más de dos mil millones en
2011. La cifra del trasiego de mercancías transportadas por agencias y
'mulas' ronda los 3 mil millones. Los cubanoamericanos constituyen el
segundo grupo de visitantes a la isla, detrás de Canadá.

El otoño de 2012 era crucial para el General Castro. Si Hugo Chávez y
Barack Obama hubieran perdido las elecciones, los asesores del régimen
en el Palacio de la Revolución se habrían visto forzados a desempolvar
estrategias de urgencia que acelerarían cambios más serios y profundos
que los actuales.

Las victoria de Chávez y Obama son una bocanada de oxigeno para los
autócratas cubanos. Con la venta a precio de saldo de 100 mil barriles
diarios de petróleo venezolano, el bolsillo ancho del comandante
bolivariano y la continuidad de las políticas de reunificación familiar
de Obama, que permiten la entrada de dinero fresco a las arcas
gubernamentales, los Castro pueden dormir a pierna suelta.

No es que dentro de Cuba las cosas sean coser y cantar. Que no lo es.
Pero la reelección de Obama le ha propiciado a Castro II un margen
notable de maniobra.

Y sobre todo, comprar tiempo. Primordial, si recordamos que Fidel tiene
86 años y Raúl 81. A esa edad, un nuevo plazo de 4 años para manejar el
bote sin grandes marejadas, en un país que vive pasando el cepillo y de
las remesas del exilio, es una muy buena noticia. Como para descorchar
una botella de champán.

http://www.martinoticias.com/content/cuba-castro-obama-eleccion-/16398.html

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