Monday, November 12, 2012

El Partido Único es el Obstáculo Principal

El Partido Único es el Obstáculo Principal
noviembre 10, 2012
Por Samuel Farber*

HAVANA TIMES — Aunque el monopolio de poder del Partido Comunista de
Cuba (PCC) puede ser compatible con un cierto grado de liberalización, o
sea, una relajación del control que el Estado tiene sobre ciertos
aspectos de la vida económica y social – ese monopolio político
constituye el obstáculo principal para la democratización genuina de la
sociedad cubana. Es por eso que es indispensable oponerse a ese
unipartidismo e impedir que esa oposición quede en manos de la derecha
plattista y pro-capitalista.

El poder del Partido único es obvio a pesar de las ofuscaciones del
llamado Poder Popular, especialmente a nivel local. Junto con las
Fuerzas Armadas, especialmente su agencia de negocios GAESA, liderada
por Luis Alberto Rodríguez López-Calleja, un yerno de Raúl Castro, el
poder económico del Partido es contundente.

El control y censura de los medios masivos de comunicación a través de
la prensa oficial y de la radio y televisión controlada por el ICRT es
menos visible, pero aún así está íntima e ineludiblemente ligada al
poder monopolista del PCC.

No es por gusto que las "orientaciones" sobre qué y cómo los medios
masivos de comunicación deben reportar provienen del Departamento
Ideológico del Comité Central del PCC dirigido por Rolando Alfonso Borges.

Desde un punto de vista histórico, podemos ver que la eliminación de los
órganos masivos de comunicación oposicionistas o independientes, desde
la extrema derecha reaccionaria del Diario de la Marina, hasta la
izquierda independiente de Lunes de Revolución, se llevó a cabo en el
1960 y 1961 como parte de las medidas que hicieron posible la creación
del Partido y pensamiento único, que inicialmente se plasmó en las ORI,
más tarde convertidas en el PURS y, finalmente, en el PCC.

La prensa oficial no tiene escrúpulo alguno en ocultar lo que al
gobierno no le conviene que la gente sepa. Ha ocultado recientemente,
por ejemplo, buena parte de los escándalos que han ocurrido en las altas
esferas del gobierno, como el caso de Cubana de Aviación.

Ha mantenido un silencio absoluto sobre cuestiones de interés nacional
como lo que sucedió con el otrora celebrado cable de fibra óptica de
Venezuela a Cuba, con el que el gobierno había prometido aumentar
considerablemente la conectividad de un sistema muy deficiente.

Con respecto a la política extranjera, la cobertura de la prensa oficial
es igualmente escandalosa. Tanto el Granma como Juventud Rebelde hacen
todo lo posible por ocultar noticias negativas sobre líderes de países
extranjeros que mantienen relaciones amistosas con el gobierno cubano,
como los de Rusia y China, y aún más en el caso de aliados cercanos como
el Presidente Hugo Chávez de Venezuela.

La cobertura de la "primavera árabe" ha sido bochornosa. Como el egipcio
Mubarak era aliado cercano de EUA, la prensa cubana favoreció al
movimiento oposicionista. Pero como el régimen asesino de los Assad en
Siria ha sido un aliado histórico del gobierno cubano, así como de la
URSS y del actual gobierno ruso, la prensa oficial ha mezclado la verdad
con las mentiras más descaradas para proveer una cobertura mediática muy
favorable al gobierno sirio.

Los medios oficiales también controlan la crítica, como lo reflejan las
cartas de lectores que el Granma publica semanalmente. Esta sección está
dedicada a promover ciertos cambios en la economía y publica muchas
quejas sobre el mal funcionamiento de burócratas de bajo y medio nivel,
pero jamás publica crítica alguna sobre las políticas de los líderes de
alto nivel, o del PCC como tal.

Un editorial reciente en la revista católica Espacio Laical propuso que
cuando expiren, en el 2018, los dos períodos consecutivos de 5 años que
Raúl Castro va a estar en el poder, el gobierno establezca la elección
directa para presidente entre candidatos con diferentes puntos de vista
políticos e ideológicos y que no sean necesariamente miembros del PCC.[1]

Anteriormente, el intelectual católico Lenier González Mederos había
propuesto "el rediseño radical de las instituciones estatales y de la
arquitectura del actual Partido Comunista de Cuba para que pueda acoger
en su seno a toda la diversidad nacional,"[2] o sea, que este deje de
ser comunista y que se convierta en lo que proclama ser ahora pero no lo
es: el Partido de la Nación Cubana.

Ambas propuestas son más limitadas y ciertamente mucho más diplomáticas
que las que aquí se presenta. Sin embargo, dichas propuestas no son ni
más ni menos realizables que la de abolir el unipartidismo.

Los líderes del PCC no son tontos y saben muy bien que estas propuestas
amenazarían su poder y harían añicos la concepción estalinista que ellos
tienen del socialismo y del mal llamado "centralismo democrático," entre
otras características fundamentales del PCC.

Aún en el caso muy remoto de que alguna de esas dos propuestas se
realizara, lo más probable es que las Fuerzas Armadas acaben tomando el
poder y desplacen por completo a un PCC convertido al pluralismo. De
hecho, este desplazamiento puede ocurrir por otros motivos una vez que
hayan fallecido Fidel y Raúl Castro.

No es sorprendente que la propuesta de González Mederos en particular
está ligada a una visión de la sociedad cubana – la llamada Casa Cuba[3]
– que ignora las profundas diferencias del poder político, de clase y de
raza entre otras dimensiones conflictivas de la "realmente existente"
sociedad cubana.

Y es precisamente por motivo de esos conflictos que la libertad para
organizar asociaciones y partidos políticos es necesaria para que la
gente – obreros, campesinos, negros, mujeres y gays, entre otros –
puedan organizarse políticamente cuando así lo consideren necesario.

Para que los movimientos sociales independientes que surjan en la Isla
se puedan organizar como partidos para luchar al nivel político nacional
por metas que son muy difíciles de lograr al nivel local o social, es
necesario abolir el monopolio político del PCC consagrado en la
constitución vigente.

Como sabemos, el monopolio constitucional del PCC se extiende al de las
organizaciones oficiales de masas como la CTC y FMC, lo que constituye
un gran obstáculo a cualquier intento de defensa independiente de
trabajadores, mujeres y otros grupos. La experiencia de la organización
independiente de mujeres Magín, disuelta a mediados de la década de los
noventas, es un ejemplo pertinente, especialmente porque este grupo no
era ni disidente ni oposicionista, aunque sí tuvo diferencias con la FMC
con respecto a cuestiones controvertidas como el jineterismo.

Una vez desprovisto de su monopolio constitucional y, por ende, de todos
los privilegios de los que se apropió durante su largo control de la
vida pública, el PCC podría convertirse en una organización
verdaderamente voluntaria materialmente sostenida con las cuotas y
donaciones de sus miembros y simpatizantes.

El número de partidos y organizaciones políticas en la Isla dependería
en última instancia de los conflictos y divergencias en la "realmente
existente" sociedad cubana. Pero lo más importante sería establecer el
principio de que la creación de nuevas organizaciones políticas y
partidistas no puede obstaculizarse basado en métodos legales,
administrativos o policiales. [4]

Vale la pena añadir que a pesar del falso paralelo que los voceros del
régimen trazan entre el PCC y el Partido Revolucionario Cubano liderado
por José Martí, este último no era un partido en el mismo sentido que
aquí se discute: una organización que formula propuestas sistemáticas
para el gobierno y administración de un estado constituido.

El PRC de Martí estaba organizado con un solo propósito: llevar a cabo
la guerra necesaria para lograr la independencia del país bajo control
civil, y nunca pretendió representar un pensamiento único con respecto a
todo tipo de cuestiones sociales y económicas.

Una república socialista democrática basada en el control obrero,
campesino y popular es incompatible con el monopolio político por parte
de cualquier organización. La experiencia yugoslava demostró que una
auténtica auto-gestión a nivel local solo puede funcionar cabalmente si
hay planeamiento democrático, y no dictado por un partido único y el
mercado, de la economía y nación como un todo.

Después de todo, las decisiones con respecto a cuestiones vitales como
la tasa de acumulación y consumo, política de salario, impuestos y
prestaciones sociales afectan a toda la sociedad y economía y por lo
tanto circunscriben y limitan las decisiones al nivel local de cada
centro de trabajo.

Para los que estamos por el establecimiento de un socialismo
auto-gestionario, es necesario tener claro que el monopolio político del
PCC no va a abolirse automáticamente, y que es solo un movimiento
democrático desde abajo puede lograr esa meta.

La autogestión obrera requiere una motivación e involucramiento por
parte de los trabajadores urbanos y rurales que no existe en una
sociedad donde la grave situación económica ha realzado el espíritu de
"resolver" -incluyendo la aspiración de emigrar - creando poderosos
incentivos para el esfuerzo del individuo y su familia, pero no para el
de la colectividad como tal.

Pero es precisamente un movimiento democrático, desde abajo, lo que
puede motivar a la gente a interesarse y luchar por democratizar tanto
sus centros de trabajo como todo el país.
——

(*) Samuel Farber nació y se crió en Cuba y ha publicado muchos
artículos y libros sobre este país. Su ultimo libro Cuba Since the
Revolution of 1959. A Critical Assesment fue publicado por Haymarket
Books en el 2011.

[1] "Cuba: la elección presidencial y el destino de la nación". Espacio
Laical, Suplemento Digital No. 211/octubre 2012.
http://espaciolaical.org/contens/ind_main.html

[2] Lenier González Mederos, "Iglesia Católica y nacionalismo: los retos
tras la visita del papa Benedicto XVI" Espacio Laical. Suplemento
Digital No.177/Mayo 2012, 4.

[3] Ibid., 4.

[4] Con respecto a la intromisión extranjera y específicamente la de los
Estados Unidos en este proceso, sería perfectamente legítimo y
democrático prohibirla legalmente una vez que los recursos de
comunicación y educación políticas disponibles en la Isla fueran
equitativamente distribuidos entre los varios partidos y organizaciones
políticas que se hayan comprometido a métodos pacíficos para resolver
conflictos.

http://www.havanatimes.org/sp/?p=74959

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