Sunday, November 11, 2012

Clones patrioteros

Clones patrioteros
Viernes, Noviembre 9, 2012 | Por José Hugo Fernández

LA HABANA, Cuba, noviembre, www.cubanet.org -Cuando a los cubanos nos da
por ser ridículos, perdemos la brújula. Y nunca resultamos tan ridículos
como cuando nos hacemos pasar por lo que no somos. Si aparentamos ser
muy cultos y etéreos, siempre, por algún resquicio, asoma la chancleta.
Si alardeamos de opulencia económica, no hay que esperar mucho para
descubrir que apenas llegamos a ser pobres con plata. Y ni hablar de
cuando nos da por vendernos como guapos o como bombas sexuales.

Sin embargo, por algún milagro salvador -consecuencia quizá del ajiaco
en que nos cocinaron- nunca somos tan simpáticos como cuando nos ponemos
ridículos.

Hay una sola excepción, la de los políticos, más ridículos cuanto más se
esfuerzan por venderse como panacea del pueblo, y más repulsivos cuanto
más ridículos.

Las palmas se las llevan hoy, por supuesto, los dirigentes del régimen,
con la comparsa de sus adláteres que tan ridículamente se autocalifican
como revolucionarios. Pero aún hay un colmo dentro de ellos mismos, y es
el de los cubanos simpatizantes de la dictadura que, no obstante,
prefieren vivir en el extranjero.

En esa fauna sobresalen dos subespecies: la de los agentes o
colaboradores de la Seguridad del Estado en misión oficial, y la de los
pancistas del llamado exilio de terciopelo, que también cobran, bien sea
en efectivo o en especias, así que igual califican como miserables
esbirros, en el sentido más estricto del término.

¿Es posible imaginar otra cosa tan grotesca como esas asociaciones de la
denominada emigración cubana patriótica y revolucionaria, que ahora
están medrando en Europa? Luego, para más inri, a los sujetos que las
conforman les ha dado por presentarse como una especie de continuación
histórica de aquellos honrados y sufridos emigrantes que aclamaron a
José Martí en los Estados Unidos. Es el non plus ultra de la ridiculez,
en la variante repulsiva, claro.

Por su talante malévolo, es de suponer que esto de hacerse pasar por
clones de los emigrantes revolucionarios cubanos del siglo XIX, que,
luego de una larga hibernación fidelista, han despertado en París o en
Estocolmo o en Madrid… debe responder a una estrategia de los ideólogos
del régimen. Pues, del mismo modo que resulta ingenuo creer en la
naturaleza inopinada y espontánea de tales organizaciones, habría que
ser bobo para no darse cuenta de que responden a un plan, fríamente
diseñado y puesto en marcha desde La Habana.

Hace pocos días, tuvo lugar en Madrid el "VII Encuentro de Cubanos y
Cubanas en Europa", ocasión en la que muchos de estos gozadores de la
papeleta se dieron cita, dicen, para "defender el legado de la
revolución", mientras la gente de a pie en la Isla ya no puede más con
la carga de ese legado, que es la tiranía más empobrecedora y represiva
de toda nuestra historia.

No ganaríamos mucho (ni poco) recreando detalles de la cascarita que
hablaron aquellos infelices en su aquelarre madrileño. Pero tal vez
valga la pena insistir en la utilidad de no perder de vista el alza que
actualmente registra esta tendencia. Y no sólo en Europa. El régimen
cubano recoge el abono que logró producir, dedicándose durante décadas a
regar estiércol por medio mundo.

Primero, fue en los Estados Unidos, bien en las más diversas
universidades, o bien en todos los barrios y rincones de Miami, donde,
como conocemos de sobra, debajo de cada piedra hay un majá. Después, fue
en el viejo continente. Sólo en la época en que Abel Prieto era ministro
de cultura, en algunas de las más connotadas ciudades europeas fueron
infiltrados montones de policías disfrazados y de vaciladores del
socialismo en misión de propagandistas del régimen.

Hoy, el objetivo prioritario parece ser América Latina, muy
particularmente algunas naciones que han estado en el foco de interés
para esa dantesca (pero también ridícula) pesadilla chavista que es la
unión de repúblicas soviético-bolivarianas: Ecuador, México, Colombia,
Argentina, Chile… Como ya ocurrió antes con las guerrillas, se reeditan
ahora las invasiones de cubanos comisionados para regar en el área el
bacilo del fidelismo-leninismo en fase de fermentación.

Es impredecible hasta qué límite seguirá extendiéndose esta epidemia,
luego de la aplicación, en enero, de las nuevas medidas migratorias
aprobadas por la dictadura.

Y no se trata sólo de la influencia que físicamente pueden ejercer en el
exterior cientos de miles de emisarios castristas, más y menos alevosos,
más y menos pagados.

Viviendo fuera de Cuba, también tienen las más amplias posibilidades de
divulgar a través de Internet la política manipuladora del régimen, algo
que les resulta imposible desde aquí. De tal manera sacan un doble
provecho (psicológico y práctico) a su condición de emigrantes. No en
balde uno de los principales puntos en la agenda del susodicho "VII
Encuentro de Cubanos y Cubanas en Europa", fue "los medios informativos
y el uso de las redes sociales al servicio de los cubanos residentes en
el exterior en defensa de la revolución".

De modo que, por muy ridícula que parezca (ya que en verdad lo es), la
estrategia de clonar patrioteros martianos como productos de
exportación, no debe motivar únicamente nuestros sarcasmos, en tanto
representa un renglón estrella de la única línea productiva en la que el
castrismo ha demostrado ser eficiente.

http://www.cubanet.org/articulos/clones-patrioteros/

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