Monday, March 5, 2012

Misión de adoctrinamiento de médicos cubanos en Venezuela

Publicado el lunes, 03.05.12

Misión de adoctrinamiento de médicos cubanos en Venezuela
Antonio Maria Delgado
adelgado@elnuevoherald.com

Los médicos cubanos de la Misión Barrio Adentro, iniciativa para brindar
cuidados de la salud a los sectores de menos recursos en Venezuela, con
frecuencia mostraban más interés en las mentes de sus pacientes que en
el estado general de sus cuerpos.

Y es que el programa emblemático del presidente Hugo Chávez fue
concebido con un doble propósito: Por un lado, cumplir con su objetivo
declarado de brindar a los pobres atención médica gratuita. Pero por el
otro -y en lo que pasó a ser su función principal- adoctrinar a millones
de venezolanos para convertirlos en revolucionarios.

Fue una estrategia diseñada y orquestada personalmente por Fidel Castro,
quien después del golpe de Estado emprendido contra Chávez en abril del
2002, vio la necesidad de acelerar las labores de adoctrinamiento que se
venían realizando en Venezuela, explicó Uberto Mario Hernández, un ex
agente de la inteligencia cubana que estuvo involucrado en la
implementación del programa.

"Lo que se buscaba era ejecutar la cubanización de Venezuela", comentó
Hernández, quien operaba en el país sudamericano bajo el seudónimo de
Marcos. "Recuerdo una visita de Fidel, quien nos dijo conversando con un
grupo de personas: 'hay que cubanizar esto […] Esta es la última opción
que tenemos' ".

Cubanizar el país significaba emprender la sistemática tarea de vender
las bondades de la revolución cubana a los venezolanos que entraban en
contacto con el programa. Se puso gran énfasis sobre los jóvenes, muchos
de los cuales no contaban con niveles adecuados de educación.

"A ellos comenzábamos a lavarles el cerebro. Describíamos a Fidel como
la última coca-cola del desierto, la revolución cubana como el faro de
América Latina, y el Partido Comunista de Cuba como la única estructura
orgánica capaz de echar a un país para adelante", comentó Hernández.

Los cubanos ejecutaron la tarea gradualmente en cada una de las
comunidades en las que operaron en Venezuela, relató Hernández, quien
lideró un grupo de inteligencia encargado de monitorear la conducción de
las misiones de médicos y las misiones deportivas.

En Caracas, el programa inicialmente recibió gran respaldo del entonces
alcalde del Municipio Libertador, Freddy Bernal, quien era uno de los
dirigentes chavistas más preocupados en implementar los programas
cubanos en Venezuela, dijo Hernández, quien había ingresado al país como
comentarista deportivo de Radio Rebelde.

Pero la propuesta no estaba libre de riesgo para el personal cubano, al
menos al inicio, ya que debían ingresar a zonas con elevados índices
delictivos, en a la que incluso la propia policía venezolana no se
atrevía a poner un pie.

"Subíamos a los cerros, donde lo que había era una cuerda de malandros
[delincuentes], a quienes se les daba la buena noticia de que ellos iban
a contar con su propio médico, que iban a tener su propio entrenador de
baloncesto, y que ese médico iba a vivir allí con ellos", comentó Hernández.

"Era tierra inhóspita, en la que a veces el médico pasaba hambre, porque
Bernal incumplía con su palabra de mandar dinero. La dedicación del
médico era puesta a prueba. A nosotros, desde niños, siempre se nos
decía que había que ser un revolucionario como el Ché, y la vocación de
los médicos y los entrenadores deportivos fue puesta a prueba", añadió.

Los médicos subieron para plantar la bandera de la revolución en los
cerros y comenzaron a visitar las casas humildes de la zona, en los
llamados ranchos. Brindaban sus consultas, ganando poco a poco la
confianza de los residentes.

"Por allí, asistió a alguien que estaba bastante enfermo, o trabajó en
un parto bajo condiciones terribles. Y así se fue ganando el
agradecimiento de la comunidad. Al cabo de poco tiempo, eran los propios
malandros quienes lo cuidaban", explicó.

Una vez ganada la confianza, el médico cubano iniciaba su verdadera gestión.

Como parte de sus rondas a las casas, el médico cubano comenzaba a
conversar cuando le brindaban una tacita de café, haciendo preguntas que
bien podrían parecer casuales: ¿Saben ustedes quién es Fidel? ¿Conocen
ustedes al Ché?

Y de notar interés de sus pacientes, el medico continuaba: "Nosotros
estamos aquí porque la revolución cubana es la única que ha formado
cientos de miles de médicos. Estamos en más de 30 países, salvando
vidas. Eso no lo hace el capitalismo, porque el capitalismo trata la
salud como un negocio. No le importa el ser humano, solo la capacidad de
pago del individuo", describió Hernández.

Era una labor de hormiga que el médico realizaba a lo largo de sus dos o
tres años en el lugar, donde con el tiempo y el esfuerzo se ganaba la
confianza de los moradores, a quienes entregaba panfletos y material
didáctico sobre la revolución, con la dedicación de un Testigo de Jehová.

Por las noches, los médicos colocaban videos enviados desde Cuba, con
discursos de Fidel, las discusiones de La Mesa Redonda, o documentales
sobre el Ché y sobre los logros de la revolución cubana. Después de los
videos, los médicos intercambiaban ideas con los presentes, o hablaban
sobre Camilo Cienfuegos, comentó.

Pero la evangelización ideológica no era la única misión que ejecutaba
el personal cubano.

También realizaron labores de inteligencia para Cuba, levantando un
"mapeo" de las zonas en que operaban, explicó Anthony Daquin, ex asesor
de seguridad de la Comandancia General del Ejército de Venezuela.

"Investigaban cuál era la composición de cada grupo familiar, qué tipo
de vivienda habitaban, la actividad principal del núcleo familiar […]
Esas directrices venían directamente desde Cuba. Con ello buscaban
derribar la barrera y la resistencia que había al socialismo en la
población. Fue un proceso gradual que buscaba preparar el terreno para
que se aceptara el socialismo", comentó Daquin.

"A nosotros se nos dijo que Barrio Adentro era simplemente una nueva
forma de un CDR [Comité de Defensa de la Revolución]. Esto se discutió
muchísimo cuando yo estaba en el Ejército, la importancia de la
penetración del sistema Barrio Adentro", añadió.

Esa tarea de penetración de Barrio Adentro, también fue seguida por
otras misiones cubanas, incluyendo el programa de alfabetización,
conocido como Plan Robinson.

Pero la posibilidad de vender la revolución en Venezuela y las labores
de inteligencia realizadas no eran los únicos beneficios que obtenía
Cuba a través de las misiones.

Además, el gobierno de La Habana cobraba por las iniciativas.

"No se trata solamente de los 93,000 barriles diarios de petróleo que
Venezuela le envía a Cuba, sino que el gobierno de Venezuela le pagaba
mensualmente a Cuba $3,500 por cada médico y $2,000 por cada entrenador
deportivo", dijo Hernández, citando los montos que se le exigían a
Chávez en el 2003, el año en que decidió desertar.

Pero los cubanos no siempre le decían la verdad a sus colegas
revolucionarios venezolanos.

"Nosotros inflábamos el globo con Barrio Adentro y eso también pasaba
con la Misión Robison. Se les decía a los médicos que pusieran en el
informe que iban a entregar en la alcaldía que se había atendido a 68
venezolanos cuando solo habían asistido 28", comentó Hernández.

"Yo llegué a ver cifras que nos reíamos de ellas. Las veía y me
preguntaba ¿qué clase de guayaba, (mentira) es esta? ¿Usted vieron
20,000 pacientes este mes? Entonces aquí se está muriendo todo el mundo".

Un médico entrevistado por El Nuevo Herald que desertó de la misión años
después que Hernández lo hiciera, comentó que era una práctica que aún
continuaba.

El médico, que habló bajo condición de anonimato debido a que todavía
tiene familiares en Cuba, dijo que los números brindados a las
autoridades venezolanas en ocasiones estaban sobredimensionados en más
del doble de los números reales.

Hernández, quien lleva ya varios años viviendo en Miami y actualmente
trabaja con Felipe Valls, dueño del Restaurante Versailles y la cadena
de restaurantes La Carreta, dijo que es precisamente la labor de
adoctrinamiento la que le brinda garantías al régimen de que Venezuela
seguirá brindándole ayuda.

Hoy en día, más de 20,000 jóvenes venezolanos han pasado por La Habana
-muchos de ellos seleccionados por los doctores de Barrio Adentro- para
recibir instrucción ideológica.

Estos a su vez regresan al país con la tarea de adoctrinar a miles más y
el efecto multiplicador podría sumar varios cientos de miles de jóvenes
que creen ciegamente en las bondades de la revolución cubana.

"Se trata de jóvenes con escasa formación intelectual. Hay muchos de
ellos en Venezuela y es algo que se viene produciendo incluso desde los
gobiernos anteriores a Chávez, donde había habido mucha pobreza y mucha
ignorancia", comentó Hernández.

"El ignorante es el ser humano más fácil de dominar. Fidel se dio cuenta
de esto y es allí cuando dice 'esta gente es nuestra; hay que cubanizar
esto' y fue allí que nació el plan de Cuba para tomar los cerros de
Caracas", expresó.

Sigue a Antonio María Delgado en twitter: @DelgadoAntonioM

http://www.elnuevoherald.com/2012/03/05/v-fullstory/1143980/mision-de-adoctrinamiento.html

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