Sunday, February 12, 2012

Siete lecciones que los cubanos pueden aprender de los taiwaneses

Siete lecciones que los cubanos pueden aprender de los taiwaneses
[12-02-2012]
Carlos Alberto Montaner
Periodista, escritor y político

(www.miscelaneasdecuba.net).- Es un honor compartir esta mesa con un
grupo de distinguidos taiwaneses y con prestigiosos académicos cubanos
que son, además, buenos amigos. El tema que se me ha propuesto es
fascinante: si el modelo taiwanés de desarrollo puede ser útil para los
cubanos.

Comencemos por hacer un par de salvedades:
Primero, hay que tener cuidado cuando se habla de modelos de desarrollo.
Tenemos la tendencia a creer que hay algo así como una fórmula
matemática que, si la aplicamos, obtenemos siempre los mismos
resultados. Ojalá eso fuera cierto. De serlo, resultaría relativamente
sencillo convertir a Haití en Holanda.

Segundo, es conveniente aclarar que en las economías de mercado,
caracterizadas por la libre toma de decisiones de millones de personas,
el rasgo principal es el cambio constante, lo que hace casi imposible
aplicar un modelo rígido.

En realidad, más que "modelos" lo que existen son medidas de gobierno
que, en determinadas culturas y en determinadas circunstancias, tienen
éxito o fracasan. Esas medidas, utilizadas por otros pueblos, pueden o
no lograr resultados parecidos.

Por otra parte, las diferencias evidentes entre Taiwán y Cuba no deben
desalentarnos. Al fin y al cabo, se trata de dos islas relativamente
pequeñas, situadas en encrucijadas geográficas intrincadas y peligrosas,
con historias violentas, que en las últimas décadas se han movido en
direcciones opuestas.
Los cubanos, en efecto, pueden aprender ciertas lecciones de la
experiencia taiwanesas.

Los taiwaneses, pacíficamente, han ido conquistando parcelas mayores de
prosperidad y libertades civiles hasta convertirse en uno de los mayores
éxitos del planeta, aún cuando han vivido permanentemente amenazados y
bloqueados por una gran potencia nuclear, China continental, que los
obliga a gastar grandes cantidades de dinero en defenderse.

Los cubanos, por la otra punta, casi en ese mismo periodo --dado que la
historia contemporánea de Taiwán comienza en 1949--, se han empobrecido
progresivamente bajo la dirección de un gobierno totalitario incapaz de
cambiar de rumbo que intenta esconder el fracaso del régimen tras la
coartada del embargo norteamericano y unos supuestos riesgos de agresión
militar que no existen desde hace medio siglo, cuando, en 1962, Kennedy
y Kruschev le pusieron fin a la Crisis de los Misiles.

¿Qué tienen, pues, que aprender los cubanos de esos otros isleños
situados en las antípodas del planeta?

Creo que hay siete lecciones generales que pueden sernos muy útiles a
los cubanos a la hora de tratar de avizorar nuestro futuro.

Primera lección. No hay destinos inmutables. En cuatro décadas, Taiwán
logró superar la tradicional pobreza y despotismo que sufría el país
desde hacía siglos hasta convertirse en una nación del primer mundo con
un purchasing power parity o PPP per cápita de $37,900 dólares anuales.
Este milagro económico se llevó a cabo en sólo dos generaciones.
Millones de taiwaneses que eran jóvenes muy pobres en 1949, medio siglo
más tarde murieron disfrutando el tipo de vida de las clases medias. La
pobreza o la prosperidad son electivas en nuestra época.

Segunda. La teoría de la dependencia es totalmente falsa. Las naciones
ricas del planeta –el llamado centro— no les han asignado a los países
de la periferia económica el papel de suministradores o abastecedores de
materias primas para perpetuar la relación de vasallaje. Ningún país
(salvo China continental) ha intentado perjudicar a Taiwán. Esas visión
paranoica de las relaciones internacionales no se compadece con la
verdad. No vivimos en un mundo de países verdugos y países víctimas.

Tercera. El desarrollo puede y debe ser para beneficio de todos, no de
unos pocos. Pero el reparto equitativo de la riqueza no se decreta
redistribuyendo lo creado, sino se logra agregándole valor
paulatinamente a la producción. Los taiwaneses no sólo pasaron de tener
una economía agrícola a una industrial, sino lo hicieron mediante la
incorporación de avances tecnológicos aplicados a la industria. El
obrero de una fábrica de chips gana mucho más que un campesino dedicado
a cosechar azúcar porque lo que él produce tiene un valor mucho mayor en
el mercado. Esto explica que el Indice Gini de Taiwán sea 32.6, mucho
mejor que toda América Latina. Sólo el 1.16% de los habitantes de ese
país cae por debajo del umbral de la pobreza extrema.

Cuarta. La riqueza en Taiwán es fundamentalmente creada por la empresa
privada. El Estado, que fue muy fuerte e intervencionista en el pasado,
se ha ido retirando de la actividad productiva. El Estado no puede
producir eficientemente porque no está orientado a satisfacer la demanda
y con ello a generar beneficios, sino se suele dedicar a retribuir
favores a los gerentes, que son sus propios cuadros, y a fomentar la
clientela política.

Quinto. En el muy citado comienzo de Ana Karenina, Tolstoy asegura que
todas las familias felices se parecen unas a otras y las desdichadas lo
son de formas distintas. La observación se puede aplicar a los cuatro
dragones o tigres asiáticos: Taiwán, Singapur, Corea del Sur y
Hong-Kong. Aunque lo cuatro han tomado caminos parcialmente distintos
hacia el grupo de la familia feliz del planeta, se parecen en estos
cinco rasgos:

• Han creado sistemas económicos abiertos basados en el mercado y en la
existencia de la propiedad privada.
• Los gobiernos mantienen la estabilidad cuidando las variables
macroeconómicas básicas: inflación, gasto público, equilibrio fiscal y,
en consecuencia, el valor de la moneda. Con ello, potencian el ahorro,
la inversión y el crecimiento.
• Han mejorado gradualmente el Estado de Derecho. Los inversionistas y
los agentes económicos cuentan con reglas claras y tribunales confiables
que les permiten hacer inversiones a largo plazo y desarrollar proyectos
complejos.
• Se han abierto a la colaboración internacional, jugando fuertemente la
carta de la globalización, apostando por la producción y exportación de
bienes y servicios en los que son competitivos, en lugar del
nacionalismo económico que postula la sustitución de importaciones.
• Han puesto el acento en la educación, en la incorporación de la mujer
al sector laboral y en la planificación familiar voluntaria.
Sexto. El caso de Taiwán demuestra que un país gobernado por un partido
único de mano fuerte, como era el caso del Kuomintang, puede evolucionar
pacíficamente hacia la democracia y el multipartidismo sin que la
pérdida del poder les traiga persecuciones o desgracias a quienes hasta
ese momento lo detentaron. La esencia de la democracia es ésa: la
alternabilidad y la existencia de vigorosos partidos de oposición que
auditan, revisan y critican la labor del gobierno.

Séptimo. En esencia, el caso taiwanés les prueba a los cubanos el
superior valor de la libertad como atmósfera en que se desarrolla la
convivencia. La libertad consiste en poder tomar decisiones individuales
en todos los ámbitos de la vida: el destino personal, la economía, la
existencia cívica, la familia. No hay contradicción alguna entre la
libertad y el desarrollo. Mientras más libre es una sociedad más
prosperidad será capaz de alcanzar, siempre que la inmensa mayoría de
las personas se sometan voluntaria y responsablemente al imperio de la ley.

Los taiwaneses, de manera creciente, han ido adquiriendo el control de
sus vidas mediante el ejercicio de la libertad y eso ha repercutido muy
favorablemente en la calidad de la convivencia nacional.

En definitiva, ésa es la gran lección taiwanesa para los cubanos. La
libertad es posible. La libertad es conveniente. La libertad no es un
lujo. Algo que acaso intuyeron los mambises en el siglo XIX cuando
adoptaron como grito de batalla un bello deseo: ¡Viva Cuba Libre!

Nota: En memoria de Antonio Jorge
Carlos Alberto Montaner
Intituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos
Taiwan Foundation for Democracy
University of Miami, Coral Gables
11 de febrero de 2012

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=35168

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