Wednesday, February 8, 2012

Recluso bajo régimen de castigo por exigir tratamiento médico

Recluso bajo régimen de castigo por exigir tratamiento médico
[08-02-2012]
Yusnaimy Jorge Soca
Activista de derechos humanos

(www.miscelaneasdecuba.net).- A escasas semanas de la injustificable
muerte del opositor Wilman Villar, tras una huelga de hambre de 50 días,
otra madre cubana sufre el temor de que las autoridades carcelarias le
maten o dejen morir a su hijo en la cárcel. Su preocupación se basa en
la frecuencia con que ocurren en Cuba casos de reclusos que mueren por
situaciones prevenibles y a consecuencia de los tratos crueles que de
modo sistemático se aplican en el sistema penitenciario.

El joven Dariel Garrido Campos, pasó dos meses en la prisión de
Quivicán, en la actual provincia Mayabeque, exigiendo a los militares el
tratamiento médico que le indicó el cardiólogo para contrarrestar la
descompensación de sus padecimientos de hipertensión arterial,
cardiopatía isquémica e hipercolesterolemia. Como se negaron a darle las
medicinas, el pasado 16 de enero optó por plantarse en huelga de hambre
y coserse la boca con un alambre.

La respuesta de los carceleros fue aislarlo en una celda de castigo, sin
colchón, ropas, agua ni asistencia médica. Antes le descocieron la boca
a la fuerza con una pinza y le propinaron una golpiza salvaje. En esas
condiciones lo mantuvieron por dos días y posteriormente lo trasladaron
castigado para la prisión provincial del Combinado del Este, donde se
encuentra confinado en el ala norte, segundo piso, del edifico 2.

En el Combinado tampoco ha sido llevado al médico ni le entregan los
medicamentos prescritos. Y los guardias del penal le comunicaron que su
estancia es temporal, ya que la orden de los superiores es enviarlo
lejos de la Habana, para alguna cárcel de las provincias orientales, en
represalia por sus reclamos.

A los 28 años de edad, Dariel Garrido purga una condena de 42 años por
delitos comunes, de los que ya ha cumplido 5. Le ha confesado a su
desesperada madre, Gisela Campos Pérez, que las condiciones de su
encierro son infrahumanas, que convive hacinado junto a los demás
reclusos en las galeras, donde las condiciones de higiene son
deplorables, y abundan las ratas, moscas y mosquitos. Se queja de que la
alimentación es pésima, poca en cantidad y mal elaborada. Además, que
los militares son abusadores y maltratan y golpean a los presos por
cualquier motivo.

La Sra. Gisela teme por lo que pueda suceder con su querido hijo.
Reclama ante las autoridades de cárceles y prisiones que termine el
castigo, y que le faciliten el tratamiento médico que él requiere. Exige
que no lo trasladen lejos de la Habana, lo que haría más martirizante el
contacto familiar. Y alega que su muchacho está pagando con su libertad
por los delitos que cometió, pero que como ser humano merece un trato
digno y condiciones adecuadas de reclusión, por lo que aspira a que no
lo dejen morir y que garanticen su vida, aunque sea detrás de las rejas

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=35129

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