Wednesday, February 8, 2012

Hablando del Escambray

Hablando del Escambray
Miércoles, Febrero 8, 2012 | Por René Gómez Manzano

LA HABANA, Cuba, febrero, www.cubanet.org -En años recientes, los
comunistas cubanos se han empeñado en cambiar el nombre a las montañas
del centro de la Isla: Guamuhaya, en lugar de Escambray. Esto lo
plantearon en el Diccionario Geográfico de Cuba, publicado en 2000, así
como en el curso de Toponimia impartido en las últimas semanas por
televisión. Ese empeño inocula una dosis de política a un tema que
debería estar muy lejos de consideraciones ideológicas.

La esencia de la nueva tesis oficialista aparece en el tabloide del
curso: "Una confusión singular se creó en la designación de las montañas
de Guamuhaya en el centro de Cuba, con el nombre Escambray". Según los
profesores, el error se deriva de una equivocación de los alzados en la
provincia de Las Villas, lo cual atribuyen al "desconocimiento de la
toponimia de la zona donde se inició la lucha revolucionaria en esa región".

Esas aseveraciones carecen de fundamento. El imprescindible libro de
consulta Cuba en la mano no recoge siquiera el nombre Guamuhaya, y
plantea que el Escambray es "el núcleo matriz y principal de todas las
dependencias y derivaciones del Cubanacán". Por su parte, el doctor
Alfredo Zayas, en su antológica Lexicografía antillana, define Guamuhaya
sólo como una "provincia india lindante con la de Camagüey y la región
montañosa en los alrededores de Trinidad".

Para justificar su predilección, los autores del actual curso de
"Nombres geográficos de Cuba" no vacilan en hacer fuerza a la
Etimología, cuando afirman que Guamuhaya "es voz indígena y Escambray es
alteración del hispanismo escambrón, nombre de un árbol".

Este esclarecimiento está "cambrón". La Enciclopedia Espasa-Calpe da a
ese vegetal una definición sorprendente: "Ribes uva-crispa de Jarava".
Uno no alcanza a comprender por qué ese árbol exótico fue utilizado para
nombrar una serranía de la Isla, ni cómo "se alteró" para adoptar una
terminación aborigen típica (la misma de Guanajay, Mabay, Bariay y
Yaguajay). Este cambio de desinencia sería una rarísima excepción, pues
en nuestro país hay fitopónimos de indudable origen europeo, pero
ninguno ha sufrido semejante metamorfosis.

En resumen: el empeño de los profesores comunistas parece arbitrario.
Esto, a su vez, impone la pregunta: ¿Qué sentido tiene, desde el punto
de vista del régimen, ese infundado cambio de nombre?

Para nadie es un secreto que el Escambray es una espina clavada en el
corazón de los castristas, y ello desde antes del triunfo de la
Revolución. Se recuerda que en esos montes villareños, junto a otras,
operaba contra el batistato una organización de decidida orientación
anticomunista: el Segundo Frente Nacional del Escambray.

Tras el primero de enero de 1959, esta entidad fue marginada por las
fuerzas triunfantes encabezadas por Fidel Castro. El señor Ernesto
Guevara, como si fuese vegetariano, tildó a sus miembros de "comevacas".
Se les ninguneó de diversos modos, y en la llamada "unidad de las
fuerzas revolucionarias" sólo participaron el Movimiento 26 de Julio, el
Directorio Revolucionario (encabezado por el incoloro Faure Chomón) y
los "pericones" del viejo Partido Socialista Popular, que nada —o poco y
tarde—hicieron en la lucha contra Batista.

Tras la trepa al poder de los castristas, el Escambray se convirtió en
símbolo de resistencia anticomunista. Aunque desde un principio el nuevo
movimiento insurreccional se vio privado del liderazgo intelectual —al
perder a hombres como Plinio Prieto y el dirigente estudiantil Porfirio
Remberto Ramírez—, los jefes campesinos que quedaron, encabezados por
Osvaldo Ramírez, supieron mantenerse sobre las armas durante años, y
esto pese a tener frente a sí no a un ejército corrupto e incapaz como
el de Batista.

Al contrario, los nuevos alzados se enfrentaban a cientos de miles de
hombres del Ejército Rebelde y las Milicias que sí combatían con
denuedo, motivados por las ilusiones creadas por las medidas
gubernamentales adoptadas en aquellos años iniciales de revolución. La
llamada "Limpia" incluyó no sólo operaciones militares, sino también
acciones encubiertas y el desplazamiento de los campesinos de la zona,
que fueron trasladados en forma coercitiva hacia los llamados "pueblos
cautivos" en zonas alejadas del Escambray.

Se trató —sin dudas— de la resistencia popular más firme que enfrentó el
gobierno en su empeño por implantar el totalitarismo comunista en Cuba.
Eso explica la obsesión que muestran ahora en cambiar hasta el mismo
nombre tradicional de esas serranías, con el propósito de borrar hasta
el mero recuerdo de aquella prolongada resistencia.

Pero a pesar de esos esfuerzos, las montañas continuarán allí,
recordando a todos la epopeya librada en ese lugar, y —por suerte— lo
más probable es que los cubanos sigamos conociéndolas por el nombre que
siempre tuvieron: Escambray.

http://www.cubanet.org/articulos/hablando-del-escambray/

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