Thursday, February 9, 2012

Cuba y el socialismo posible por hacer

Cuba y el socialismo posible por hacer
Jueves, Febrero 9, 2012 | Por Miguel Saludes

MIAMI, Florida, febrero, www.cubanet.org -El miércoles 7 de febrero
Alfredo Pérez Rubalcaba regresó a la Cámara del Congreso para hacer su
primera intervención como líder de la oposición. Apenas cuatro días
después de haber sido elegido secretario general del Partido Socialista
Obrero Español (PSOE) en el 38 Congreso Federal de esa organización. Una
elección en la que Pérez Rubalcaba logró vencer a su correligionaria
Carme Chacón en reñidas votaciones donde la ex ministra de Defensa en el
gobierno de Rodríguez Zapatero perdió apenas por 22 boletas.

Las elecciones que cerraron el congreso partidista fueron precedidas de
una actividad política intensa en las campañas de los aspirantes al
cargo. Mientras Chacón presentaba un proyecto renovador bajo el rótulo
de Más PSOE por hacer, Rubalcaba exponía como avales su mayor
experiencia política y un enfoque de trabajo dirigido a superar las
adversas realidades que vive la organización. Al final la apuesta
rubalcabista de cambio y unidad ganó en las urnas, aunque por la mínima.

Al conocerse los resultados de las votaciones que le dieron el triunfo,
Rubalcaba manifestó que su política al frente del secretariado tendría
un carácter integrador, no hacia un sector específico por su condición
generacional o regional, sino hacia todos los españoles y por España.
Una labor que inició desde el banco opositor en la misma semana.

Fundado en 1879 por un grupo de intelectuales y trabajadores- tipógrafos
en su mayoría- bajo el liderazgo de Pablo Iglesias, el PSOE es el
partido más antiguo de España y segundo socialista y obrero del mundo
detrás del socialdemócrata de Alemania. Ilegalizado junto a todas las
organizaciones políticas que no se correspondían con las del Movimiento
Nacional bajo la égida falangista, no volvería a funcionar abiertamente
hasta el final del franquismo. Junto a los populares fundados por Fraga
pasó a ser partido de fuerza, logrando encabezar el gobierno bajo dos
administraciones elegidas por el voto libre. Un mandato equivalente a
poco más de la mitad del tiempo democrático vivido por España.

Con un número de afiliados de aproximadamente 460 mil militantes el PSOE
ha contado con el respaldo de millones de simpatizantes que le confieren
su voto ciudadano confiados en la gestión del partido y sus programas
sociales, sin que ello implique adquirir una militancia activa o vinculante.

Casi coincidiendo en las fechas con el evento del PSOE se produjo la
Conferencia del Partido Comunista de Cuba. El contraste entre ambos
suceso es de notar. A diferencia de los socialistas españoles que
debatieron abiertamente sus fallos y proyectos, los comunistas cubanos
se reunieron a puerta cerrada para discutir las aspiraciones y opiniones
de la sociedad que dirigen sin oposición o alternativa. Mientras en
Sevilla se pulsaba en las urnas por el relevo de edad y de género, en La
Habana se aceptaba al mismo equipo que habla de la necesidad de un
cambio pospuesto por falta de sustitutos capaces de tomar el relevo. Al
menos así lo afirma un sistema que en medio siglo ha regido sobre tres
generaciones de cubanos.

En tanto que el Congreso de los socialistas españoles se prepara de cara
al futuro con el peso de la peor derrota política sufrida en su
historia, los comunistas cubanos mantienen el atrincheramiento con la
mirada puesta en el pasado y un discurso negativo hacia un futuro sin
libertades y derechos políticos, opciones que pretenden seguir
detentando bajo la justificación del miedo al otro y a lo otro.
Neoliberalismo, explotación, capitalismo, imperialismo
contrarrevolución, enemigos del pueblo…son los virus que podrían minar
la unidad y la soberanía de los cubanos según el criterio castrista. De
acuerdo a este la inmunidad contra esos males radica en el control
eterno e indiscutido del Partido Comunista.

No ha sido necesario el manto protector unipartidista a los españoles.
En definitiva no viven peor que los cubanos quienes soportan desempleo,
bajos salarios, injusticias laborales, privaciones económicas,
humillaciones sociales, desigualdades y represiones, sin poder
expresarse y mucho menos poder cambiar la situación, teniendo que
escuchar a los causantes del problema hablar de las dificultades que
ellos mismos crearon y recrearon en su sempiterno usufructo de gobierno.
Tal vez por ello decenas de miles en la Isla de la Libertad apuestan por
lo que parece ser la única solución que es irse a vivir a los emporios
capitalistas apelando a cualquier medio, incluso a sus raíces ancestrales.

Las diferencias son marcadas entre un socialismo que apuesta por las
urnas y el derecho a expresarse y otro que bajo las banderas radicales
del marxismo se enquista en el poder mediante un sistema de partido
único muy similar al que mantuviera el franquismo. El mismo que en su
tiempo prohibió y persiguió a todas las corrientes de pensamiento
contrarias o diferentes, entre ellas el PSOE.

Unas veces en el gobierno y otras en la oposición, como ocurre ahora,
los socialistas españoles apuestan al bien común. Lo hacen con aciertos
y desaciertos, errores y avances, pero bajo el imperativo que impone el
juego democrático. La otra perspectiva la ofrece el castrismo con su
sistema totalitario partidista, caracterizado por las poses inmovilistas
y el esquematismo en las ideas que hacen de los errores y retrocesos un
mal crónico en perjuicio de la sociedad. El PSOE, tanto en su proyección
de organización como en la propuesta política partidista a los
ciudadanos españoles, evidencia que el lastre que hunde a Cuba no es
precisamente el del socialismo.

http://www.cubanet.org/opiniones/cuba-y-el-socialismo-posible-por-hacer/

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