Thursday, February 16, 2012

Afrodescendientes: cambios y riesgos

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=35190

Afrodescendientes: cambios y riesgos
[16-02-2012]
Lucas Garve
Fundación por la Libertad de Expresión

(www.miscelaneasdecuba.net).- La noción de archipiélago trasciende la
geográfica y en el espacio nacional se reproducen diferencias marcadas
debidas a las desigualdades espaciales y territoriales. Estas
desigualdades también son económicas y la noción de marginalidad, de
legitimidad /ilegitimidad, de legalidad/ilegalidad han perdido bastante
sus límites a causa de las necesidades de sobrevivencia en un escenario
en crisis.

Al cabo de cincuenta años de existencia de un proceso tan variable como
el que se vive en Cuba, los espacios y territorios han mutado según las
oportunidades que la emergencia dicta. Los grupos de la población negra
y mestiza han participado en esos cambios producto del proceso de
homogenización de las oportunidades de la vida iniciado por la
transformación política a partir del 1959.

Más sucede que unido al desarrollo de este proceso, nuevas e inevitables
desigualdades aparecieron junto a las ya heredadas. A partir del 1976,
la fragmentación político-administrativa, la creación de 14 provincias y
la reducción del número de municipios condujeron a condicionar nuevas
desigualdades territoriales en relación con las oportunidades de la
organización productiva.

La crisis de los años 90 produjo un fuerte aumento de desigualdades en
condiciones de vida, de consumo y en el impacto de las transformaciones
sociales dentro de los grupos poblacionales. Por ejemplo, se da el caso
de un neurocirujano con un salario de 800 pesos al mes que devuelve la
salud a un paciente, dedicado al alquiler de habitaciones a extranjeros,
que gana 800 pesos convertibles (CUC) en el mismo período.

A la aparición del trabajo por cuenta propia en esos años, se le culpó
por ser una de las causas de la pérdida de la homogenización de la vida
a la que el proceso revolucionario pretendía. Sin embargo, las
posibilidades de oportunidades no están ligadas única y estrechamente a
esa nueva forma de laborar.

El desequilibrio distributivo y las condiciones materiales de vida
desfavorables se reprodujeron y en muchos casos se agudizaron en barrios
y comunidades con condiciones urbanas precarias. Sobre todo, en los
espacios habitables menos favorecidos por inequidades heredadas y a las
que no se opusieron políticas de compromiso social con el bienestar
colectivo territorial mediante una consecuente acción de seguridad y
asistencia social.

Por consiguiente, los grupos negros y mestizos de la población que
habitan en esos espacios al contar con sus redes sociales ya construidas
con anterioridad, encontraron que tenían que superponer nuevas redes de
organización política a las que ya existían, pero añadieron las
alternativas de emergencia que ya conocían y utilizaban.

La más socorrida y emergente fue reanudar redes de confianza mediante la
religiosidad sincrética. Los adeptos e iniciados a la Regla de Ocha
(complejo socio cultural religiosos de origen africano) incrementaron su
número como nunca antes y la visibilidad obtenida por cierto compite con
la religión católica y otras cristianas.

También frente a la situación de crisis de finales de los 80 a los 90
con prolongación hasta el presente, en las soluciones alternativas
surgidas para salvar las dificultades de la crisis se halla una
complicidad de necesidad y contingencia condicionada por la espacialidad
y el territorio.

Al referirme a lo anterior, aludo al surgimiento de barrios de ilegales
en La Habana y sus periferias, al incremento de la población en los
municipios como Centro Habana, 10 de octubre y Cerro de inmigrantes
negros y mestizos en su mayoría provenientes de las provincias orientales.

En los casos de los municipios urbanos se activaron redes familiares
para acoger parientes, amistades, antiguos vecinos incluso una población
flotante que vistas reducidas sus posibilidades de oportunidades de
trabajo bien remunerado o simplemente un trabajo en su territorio, se
desarraigaron con el objetivo de salir de esos espacios sin
posibilidades mayores.

Muchos de ellos incrementaron las filas de obreros de la construcción,
de agentes de la policía, en el sector gastronómico en la capital, pero
una buena parte con muy bajo nivel de escolaridad y técnico se acogió a
reproducir acciones marginales de sobrevivencia como la reventa de
artículos, el robo, la prostitución, la venta de droga.

Dada la débil frontera entre lo ilegal y lo legal, debido sobre todo a
la carencia de distinción entre ilegítimo y lo legítimo existente en
Cuba, se multiplicaron conductas delictivas, conflictuales que afectaron
a los grupos sociales en general.

Particularmente, el grupo poblacional de negros y mestizos pasó a estar
en la mirilla de los instrumentos de represión institucionales, policía,
CDR, etc. Aumentó la cifra de negros y mestizos presos en las cárceles,
la represión en la calle se marcó notable, se identificó la figura del
negro o mestizo con el biotipo del diseño delincuencial o al menos de
procedencia marginal.

Incluso en el campo de la salud especialistas afirman que el riesgo de
contraer enfermedades contagiosas de transmisión sexual es mayor entre
negros y mestizos que entre los demás grupos poblacionales.

Por habitar en barrios de desventaja social, por los contactos sexuales
de ellos con extranjeros con objetivo de remuneración monetaria y entre
miembros de su grupo, pues practican una mayor promiscuidad que en otros
casos, a lo que contribuye un más bajo nivel de escolaridad y normas de
relaciones tradicionales reproducidas.

La falta de construcción de redes de confianza y de puentes a otros
espacios y entre este grupo, que ha cargado con un número mayor de
inequidades heredadas y que ha reproducido alternativas emergentes
ilegales y marginales para escapar de la crisis a su manera, incide en
la perpetuación de conductas de riesgo, les niega oportunidades de
reorganización social, de reconfiguración de fronteras y de mejoramiento
individual a pesar de las condiciones disponibles para invertir sus
energías en soluciones a través del estudio o del trabajo.

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