Friday, November 18, 2011

Para que la esperanza no se derrumbe

Para que la esperanza no se derrumbe
Viernes, Noviembre 18, 2011 | Por Augusto Cesar San Martin

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) – Mercedes Alonso lleva dos
años sin dormir. La anciana de setenta años, vecina de la calle Condesa
# 78 entre Manrique y Campanario, planta alta, en el municipio Centro
Habana, pasa las noches en vela, auscultando los ruidos de la madrugada.

Antes no era así. Trabajó durante cuarenta y cinco años como auxiliar de
limpieza en el hospital Calixto García, de La Habana. En su centro
laboral le "otorgaron" una casa de tres cuartos y un baño. La familia
creció hasta llegar a los doce miembros, que se mantienen inscritos en
el registro de la vivienda.

El problema comenzó el 6 de junio de 2009 cuando la llamaron al trabajo
para decirle que una parte de su casa se había derrumbado. Desde
entonces la vivienda no dejó de desplomarse, hasta quedar reducida a la
sala y el baño, a la intemperie.

En los restos del baño, el inodoro está rodeado por residuos de pared
inclinados por la gravedad. Durante el invierno se bañan en la escalera
de entrada a la casa para evitar resfríos.

-No pido ni siquiera una casa, sólo que me alberguen con mi familia,
para evitar una desgracia -aclara Mercedes, mientras muestra la libreta
de racionamiento donde aparecen registrados los doce familiares.

Ante la indiferencia de las autoridades, una hija de Mercedes se apropió
de un almacén que el gobierno había declarado ya inhabitable.

-Aunque se mojan cuando llueve, al menos cuatro miembros de la familia
encontraron dónde dormir –enfatiza la señora.

El temor de Mercedes crece cuando llega la noche. Ella vela el sueño de
sus hijos y nietos de tres, cuatro y nueve años. Apilados en la sala que
amenaza con derrumbarse se acomodan en las camas improvisadas para pasar
la noche. Mientras, la anciana se mantiene alerta, tratando de
descifrar algún ruido que indique que las paredes se vienen abajo.

Las autoridades municipales declararon en "peligro de derrumbe" la
vivienda. El arquitecto de la comunidad les recomendó que se mantuvieran
en la parte derecha de la sala, que, según el dictamen técnico, es la de
menos riesgo de desplome.

Hasta el momento las promesas de albergar a la familia no se han
materializado. Mercedes está dispuesta a residir en cualquier lugar,
siempre que el espacio sea suficiente.

Su hijo, Félix A. Guerra, entregó cartas en el Consejo de Estado, en el
Poder Popular, la Unidad Provincial de Albergados y hasta el Canal de
Televisión Habana, alertando sobre la situación de peligro en que se
encuentra la familia; pero nadie ha respondido.

La única ayuda que el gobierno les ha ofrecido es proporcionarles la
alimentación en una cafetería del Estado, y apuntalar con madera lo que
queda de la casa. Pero los vecinos de la planta baja, quitaron y
vendieron las maderas con las que apuntalaron la vivienda.

Cuando me despedía de la anciana me ofreció un paquete de café, en
agradecimiento por ayudar a hacer pública su situación. Al despedirnos
me dijo: Con eso me basta para que la esperanza no se derrumbe.

acesar2004@gmail.com

http://www.cubanet.org/articulos/para-que-la-esperanza-no-se-derrumbe/

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