Monday, November 14, 2011

País de locos

Sociedad

País de locos
Alberto Méndez Castelló
Las Tunas 14-11-2011 - 9:23 am.

En el mundo existen 36 millones de dementes: con solo unos 11 millones
de habitantes, Cuba sobrepasará los 250.000 en menos de tres décadas.

La muerte de 26 enfermos mentales ocurrida el año pasado en el Hospital
Psiquiátrico de La Habana planea sobre los nuevos datos que acaban de
salir a la luz: los enfermos psiquiátricos se multiplicarán en Cuba por
tres en las próximas décadas.

Actualmente, unas 130.000 personas padecen demencia en la Isla. Y para
2040 la cifra podría triplicarse. Impedirlo pasa por el desarrollo de un
programa que incluya la prevención, educación y tratamiento de estos
enfermos y sus cuidadores, en el que además juegue un rol la unión de la
familia, el desarrollo de buenos hábitos de vida y el sistema de salud,
según trascendió en el V Congreso Iberoamericano sobre Enfermedad de
Alzheimer que sesionó en La Habana entre el 20 y el 22 de octubre,
informó el periódico oficialista Juventud Rebelde.

Por su parte, la doctora Daisy Acosta, presidenta de la Asociación
Mundial de Alzheimer, señaló que, a pesar de ser de ser un gran reto,
Cuba puede estar preparada para enfrentar la situación, ya que ha
diseñado un programa nacional en el que se implican el sistema de salud
y la población.

La afirmación de Acosta, si bien esperanzadora, es algo distante de la
realidad: en Cuba no existe la cantidad de especialistas necesarios para
atender a tan desproporcionada cifra de pacientes urgidos de cuidados
tan prolongados e individualizados. Tampoco hay en la Isla la capacidad
hospitalaria suficiente en cantidad y calidad para enfermos tan frágiles.

Ya en cualquier ciudad de la Isla, grande o pequeña, no es raro
encontrarse con personas dementes de ambos sexos, ancianos algunos,
otros no tanto.

Mientras en La Habana concluía el V Congreso Iberoamericano sobre
Alzheimer, en el mercado agropecuario de Puerto Padre, un vendedor de
ajo, sin mediar palabra, extendía la mano y le entregaba un puñado a una
anciana, evidentemente enajenada. "Ya se los doy sin que me los pida.
Cada sábado está por aquí", dijo el vendedor.

Menos sociable o incapaz de entendérselas con sus problemas y la
demencia del padre, a pocas cuadras del mercado un joven, padre de dos
niñas, administrador de una panadería, inmerso en la reconstrucción de
la casa familiar, derribada por el huracán Ike en 2008, gritaba a la
madre, exasperado por los desvaríos del viejo: "Déjalo que se muera de
hambre a ver si ya salimos de él".

Más ecuánime que el panadero es Alberto, un anciano de 85 años, que con
la voz más dulce se pone a cantar a Rosalía, su esposa desde hace más de
55 abriles. "Yo te quiero, yo te quiero, tú eres mi vida y nada puede
separarnos".

La improvisación parece surtir un efecto mágico en la anciana de 81
años, que calla, ensimismada, cuando hasta ese instante no cesaba de
repetir "y ahora de qué vamos a vivir, y ahora de qué vamos a vivir".

En noviembre de 2010, el gobierno le retiró a los ancianos la
mensualidad de asistencia social equivalente a 158 pesos.

Justo, un farmacéutico de 72 años, tiene jubilación, pero no está mejor
que Rosalía. "Qué cosas… fui a preguntar por el precio de unas cabillas
y ahora no recuerdo".

Con todo, las escenas de demencia más rotundas, por las confusiones que
arman entre desequilibrados y cuerdos, suelen darse en las colas de las
carnicerías y bodegas, cuando algunos pillos se aprovechan de los
dementes y se produce la más inusitada anarquía. Quizás el pobre enfermo
acierte a decir que es el último en la fila, pero ya es incapaz de decir
detrás de quién le corresponde. Y tanto el sano como el demente flotan
en el maremagno de las carencias de Cuba.

Todo un mosaico de enfermedades mentales, algunas con tendencias
violentas en individuos aparentemente sanos, se puede encontrar en las
calles del país, donde no son raros los intercambios verbales agresivos,
incluso donde un maltrato de palabra concluye también siéndolo de obra
aún entre familiares allegados.

¿Qué está pasando con los trastornos psíquicos en Cuba?, preguntamos a
un especialista.

"No vamos a intelectualizar. Hay un hecho, la población cubana está
envejecida y la demencia senil tiene su cuota, pero no hay que
generalizar. Cada individuo posee características propias, lo otro es el
medio en que se desenvuelve cada sujeto y la forma de encararlo. La
frustración puede generar agresividad; ahora bien, si una persona se
olvida de nombres, lugares, sucesos y tiene dificultad con las cosas
diarias, como ir de compras, es posible que no se trate del proceso
natural de envejecer, podría tratarse de la enfermedad de Alzheimer y es
importante consultar a un especialista lo antes posible", dice el doctor.

Solo que en Cuba, visitar a un psiquiatra o a cualquier otro
especialista, resulta un proceso engorroso, que puede dilatarse más de
un mes en el supuesto caso de que se consiga cita.

Si la demencia en Cuba tiene tendencia a crecer, no puede decirse que en
la Isla se esté creando la capacidad asistencial necesaria para atender
la salud mental de la población.

Las imágenes de los pacientes psiquiátricos fallecidos en 2010, cual
cadáveres extraídos de un campo de concentración nazi, debían mantener
en alerta permanente a los cubanos, toda vez que terminar en un hospital
para dementes ya no es una posibilidad remota en este país.

http://www.ddcuba.com/cuba/8076-pais-de-locos

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