Friday, November 11, 2011

Lucir el celular

Lucir el celular
Viernes, Noviembre 11, 2011 | Por Luis Cino Álvarez

LA HABANA, Cuba, noviembre (www.cubanet.org) – Refiere Isabel Allende en
su libro "Mi país inventado", que después de la dictadura militar, los
chilenos se volvieron pretenciosos. Se puso de moda ser rico o
aparentar serlo. "He oído que un buen porcentaje de los teléfonos
celulares son de madera, sólo sirven para jactarse", comentaba la
escritora chilena.

La historia de Isabel Allende sobre los teléfonos celulares de madera me
recordó el caso de un muchacho de 16 años de mi barrio que se antojó de
comprar un celular como si en ello le fuera la vida.

Para poder pagar los 90 dólares en que le vendían un sofisticado móvil
Motorola que tiraba fotos y grababa (una ganga aunque estuviera usado,
decía él), pidió a su familia el dinero, que explicó, necesitaba para
comprarse zapatos y ropa. Claro, debía ser de marca. O imitación de la
auténtica, de la que venden los merolicos. "Ya soy un hombre y no puedo
vestirme con esta ropa tan fea, porque las muchachas ni me miran",
argumentó.

Así, el muchacho logró que, entre pucheros y tragando en seco por los
sacrificios que tuvieron que hacer, el padre le diera 75 pesos
convertibles y el padrastro 15. Ambos pusieron el grito en el cielo
cuando vieron que el chico invirtió el dinero no en ropa y zapatos como
había dicho, sino en el celular que, para colmo, no se pudo decodificar.

Al muchacho no le importó. Sólo lo quería "para especular delante de las
muchachas", dijo. Lo llevaba orgulloso a la cintura, le servía para
jugar, escuchar música y a menudo, timbre programado por medio,
simulaba que respondía llamadas. Unos meses después, cuando el hambre le
apretó, vendió primero la funda y luego tuvo que vender el móvil en
mucho menos de lo que le costó.

No creo que mi vecino sea el único de los que veo por ahí, sobre todo
en guaguas y lugares públicos, que fingen que conversan a través del
móvil. Los teléfonos celulares, desde que hace unos años el gobierno
autorizó su venta, se han convertido en un símbolo de status entre los
cubanos. No importa que la mayor parte del tiempo no haya los 10 dólares
para pagar la tarjeta de CUBACEL GSM, los 5 que vale la recarga mínima o
que ni siquiera tengan línea, a pesar de que recientemente rebajaron su
costo.

En muchos casos, los celulares se utilizan como beepers. La gente mira
el número que marca la pantalla para ver quién llama y corre a buscar un
teléfono público o de alguna casa. Los más corteses, cuando suena el
celular, responden "yo te llamo ahora" y apagan inmediatamente. Otros
pasan breves mensajes de textos que son más económicos, 16 centavos de
dólar, que equivalen a poco más de tres pesos cubanos.

luicino2004@yahoo.com

http://www.cubanet.org/articulos/lucir-el-celular/

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