Wednesday, November 16, 2011

La prensa cubana, a revisión

La prensa cubana, a revisión
El intelectual Guillermo Rodríguez critica que "las noticias no existen
hasta que se autoriza su existencia"
FERNANDO RAVSBERG 16/11/2011 10:32

Los partidarios del secretismo han tratado de hacer creer que a una
revolución no le hace bien airear las imágenes de lo negativo, pero esto
jamás podrá esgrimirse como un principio legítimo. Los males deben
conocerse para poder combatirlos y eliminarlos". Con estas palabras,
publicadas originalmente en la web Espacio Laical, el poeta y académico
cubano Guillermo Rodríguez se sumó a las críticas lanzadas desde todos
los sectores contra quienes dirigen la prensa en su país.

El artículo de Rodríguez fue inmediatamente republicado por el cantautor
Silvio Rodríguez, en su blog, Segunda Cita. La sociedad cubana es
consciente de que la prensa muestra un país que no existe; tanto, que el
trovador Carlos Varela canta que ahora todos quieren vivir en el
noticiero, donde hay de todo y no cuesta dinero.

"El secretismo crea una ley no escrita mediante la cual las noticias no
existen hasta que la instancia pertinente autorice su existencia",
escribe Rodríguez, un intelectual sin ningún antecedente opositor, que
ha recibido el Premio cubano de la Crítica y publicado media docena de
libros. El ensayista y profesor universitario continúa afirmando que en
la prensa no pueden circular únicamente aquellos criterios que se
consideren como "política oficial":

"Tienen que circular valoraciones que enriquezcan el pensamiento, e
incluso, que contribuyan a modificar lo que es hoy la política oficial:
ese es un acervo del que la sociedad no puede prescindir porque la nutre
y la desarrolla".

A pesar de que existen tres periódicos nacionales, uno más por cada
provincia, varios canales de televisión e innumerables estaciones de
radio, todos dicen prácticamente lo mismo y nunca un medio contradice la
versión oficial. Como por arte de magia, los periodistas pasan de atacar
a los trabajadores autónomos a elogiarlos apenas Raúl Castro anuncia que
cambió la política laboral del país. El periódico Granma es la voz del
Partido Comunista, pero lo cierto es que el resto de la prensa se
comporta de la misma manera.

El propio Raúl Castro tilda a la prensa cubana de "triunfalista,
aburrida, estridente y superficial"

Las críticas al funcionamiento de los medios no sólo vienen desde la
disidencia, también muchos intelectuales y no pocos comunistas creen que
las cosas deberían cambiar. El propio Raúl Castro, durante el congreso
del Partido Comunista, descalificó a la prensa cubana afirmando que es
«triunfalista, estridente, formal, aburrida y superficial». Sin embargo,
los llamamientos a jugar un papel más crítico no han producido
prácticamente ningún efecto.
Reformas muy significativas

Mientras el país se lanza a la mayor reforma desde el triunfo
revolucionario de 1959, los medios de difusión se mantienen al margen.
El Gobierno ataca la corrupción, encarcela dirigentes y destituye
generales; declara la guerra a la burocracia; desarma las granjas del
Estado y reparte las tierras entre los campesinos; despide a miles de
personas de las empresas estatales; autoriza el trabajo autónomo y la
pequeña empresa; reforma radicalmente el sistema educativo; levanta la
prohibición de hospedarse en los hoteles y los cubanos se convierten en
el segundo grupo de turistas tras los canadienses; permite comprar y
vender automóviles; anuncia una ley de migración que elimina
restricciones; libera a los presos políticos y conmuta la pena de muerte
a todos los condenados. Un verdadero huracán de cambios al que, sin
embargo, ningún periodista cubano se atreve a calificar de "reformas"
porque les orientaron a decir que es un simple "ajuste del modelo".

Rodríguez propone que los directores de los medios sean nombrados por un
órgano colegiado

No es menos cierto que desde el poder los periodistas reciben señales
contradictorias. El año pasado, un importante intelectual, Esteban
Morales, fue expulsado del Partido Comunista por escribir un artículo
sobre la corrupción en las altas esferas, donde solicitaba que se
informara de las razones por las que fue destituido el general Rogelio
Acevedo, exdirector de la aviación civil. Unos meses más tarde, Morales
fue reincorporado a la militancia, pero no volvió a aparecer en los
medios de comunicación a pesar de ser un destacado especialista en
política estadounidense.

Tras el control de la prensa, no sólo hay intereses políticos, también
es un mecanismo de autoprotección de la burocracia que controla el
aparato económico nacional. Rodríguez sostiene que no se debe "invocar
la defensa de la unidad del país para ocultar el mal manejo de una
Administración" y afirma que hacerlo es devaluar un "principio sagrado",
usándolo para ocultar aquello que está mal hecho. El de-sarrollo en los
medios de la isla de un periodismo de investigación independiente que
destape la corrupción y la ineptitud es la peor pesadilla de algunos
burócratas.

El intelectual cubano cuestiona también "la prensa del mundo capitalista
[porque] responde a los intereses de sus propietarios", pero
inmediatamente vuelve a Cuba, afirmando que "la prensa socialista ha
sido manejada por un partido único" y los funcionarios que la dirigen
utilizan esto para protegerse entre sí.
Directores electos

Muchos son los que han criticado durante los últimos años el periodismo
cubano, pero Rodríguez presenta además una propuesta, crear "un cuerpo
colegiado integrado por dirigentes partidarios e institucionales, pero
también por trabajadores y personalidades de suficiente y probada
autoridad como para no disponer de algo que vaya en contra de su
conciencia o de su prestigio. Este órgano debería proponer a los
directores de los periódicos, de las revistas y de los espacios
noticiosos radiales y televisivos de alcance nacional, que serían
electos por periodos de tres años, prorrogables a otros tres".

Rodríguez plantea además que el aparato ideológico del Partido Comunista
que hasta ahora ha ejercido un férreo control sobre los medios de
comunicación deje de dirigirlos y entregue el poder a los directores
electos, quienes deberán tener "plena autoridad para decidir lo que se
publica y sólo serían impugnables por tres razones: porque publicaran
información falsa, bien por mala intención y/o por probada negligencia
en la indagación; por ocultar informaciones que deberían ser divulgadas;
y en tercer lugar, porque publicaran información que atentara contra la
seguridad de la nación".

http://www.publico.es/internacional/407105/la-prensa-cubana-a-revision

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