Tuesday, October 18, 2011

Corruptos

Corruptos
Martes, Octubre 18, 2011 | Por Jorge Olivera Castillo

LA HABANA, Cuba, octubre, www.cubanet.org -No sé si fueron ahorcados o
abatidos con un tiro de fusil, lo cierto es que tres ex vicealcaldes
chinos son hoy cadáveres en descomposición.

Aceptar sobornos fue el delito por el cual la fiscalía pidió la pena de
muerte. El pasado 19 de julio se llevó a cabo la sentencia. No obstante
el rigor de los tribunales al juzgar a altos funcionarios del partido
comunista descubiertos en actividades de corrupción, nada detiene el
afán por enriquecerse con métodos deshonestos.

Los ajusticiamientos, lejos de disminuir, crecen en la medida que se
acelera la marcha de las reformas capitalistas. La integridad moral y
ética de la burocracia partidista cede, cada vez con mayor facilidad,
ante las tentaciones de elevar el nivel de vida a través del cohecho y
otras variantes de enriquecimiento ilícito.

En Cuba siempre se tendió a minimizar la incidencia de este flagelo en
todos los estratos sociales, fundamentalmente en las altas esferas del
poder. La situación actual pudiera catalogarse de grave a partir de la
cantidad de implicados, así como el tiempo que llevan ejercitándose un
rosario de infracciones económicas, casi imposible de cuantificar.

Desde que Raúl Castro asumió el poder, en 2006, ha emprendido una
cruzada contra este mal, agudizado a partir de la década del 90, cuando
se entreabrió la puerta al capital extranjero y se legalizó la
circulación del dólar.

Al cotejar la medidas anticorrupción y sus logros, hay que subrayar la
escasa efectividad. Por ejemplo, es difícil que algún personaje de la
vieja militancia partidista, vaya a la cárcel por su abierta
participación o complicidad con alguna corruptela. Si acaso, es removido
de su puesto, sin que por ello pierda todos sus privilegios.

El general Rogelio Acevedo, que dirigía las actividades relacionadas con
la aviación civil, es un buen ejemplo para subrayar que la justicia no
opera igual para todos. Amasar una inmensa fortuna, a cuenta de los
desvíos de recursos del estado, inversiones fraudulentas, entre otras
maniobras ilícitas, nada significó para que su destino cambiara. Al
menos su nombre, ni el de ninguno de sus familiares, aparecieron entre
los sancionados en un sonado caso de corrupción, que incluyó a un
antiguo escolta del desaparecido presidente chileno Salvador Allende,
otrora residente en Cuba y protegido del ex gobernante Fidel Castro.

La anunciada y mil veces repetida pureza moral y ética de los
respectivos militantes de los partidos comunistas, chino y cubano, hay
que ponerla entre comillas. No sé en China, pero en Cuba la corrupción
es una enfermedad que poco a poco ha ido consumiendo las energías del
socialismo.

Todos los cubanos estamos a merced de las fuerzas centrípetas de ese
fenómeno con su estela de ilegalidades. Nadie escapa a eso, bien por
razones de supervivencia o para vivir La Dolce Vita, sin el menor
esfuerzo, en el caso de la élite política que suele disfrutar a tiempo
completo las maravillas del primer mundo.

La reticencia para una apertura a los inversores foráneos, podría
vincularse al temor de que se genere el "despelote", un vocablo popular
que significa un excesivo aumento del desorden, que a escala de un país
significa el caos.

No creo que en Cuba impongan la pena de muerte como castigo contra la
corrupción. Aunque nadie sabe. Por el momento solo, duras penas de
cárcel para algunos, sanciones administrativas o discretos perdones para
otros y llamados a tomar conciencia sobre la nocividad de esas
prácticas. Mientras tanto los robos en fábricas y empresas continúan
como de costumbre.

La enormidad del mercado negro y la licenciosa vida de la nomenclatura y
sus más cercanos compinches, atestiguan que tanto el presente como el
futuro de Cuba son grises, como las nubes cuando anuncian una tormenta
en el cielo de La Habana.

oliverajorge75@yahoo.com


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